A menudo, cuando vivimos más pendientes del trabajo, de la familia y de los compromisos que de nosotros, pensamos de manera recurrente en pasar un fin de semana en un balneario o en encontrar tiempo para descansar, relajarnos, mirar en nuestro interior, hacer ejercicio, recibir un masaje, disfrutar de una buena comida, leer, escuchar música ...

Cualquiera de esas acciones resulta positiva en sí misma, pero ¿qué tal si las integramos todas en una única jornada?

En primavera, la necesidad de disponer de un tiempo propio se acentúa todavía más, ya que debido al cambio estacional, a los excesos alimenticios del invierno y a la inactividad, solemos sentirnos más fatigados y en baja forma que nunca. Por otra parte, los estímulos de luz, calor y el magnetismo de la calle invitan a disfrutar de la vida en el exterior, haciendo aflorar los conflictos físicos y psíquicos dormidos durante la estación fría.

Para pasar del pensamiento a la acción, sólo hay que fijar en el calendario qué día vamos a destinar a nuestro cuidado. A continuación, te ofrecemos algunas propuestas para que puedas organizar tu jornada sabática y sacarle el mayor partido posible:

8:00 Despertar de forma natural 

Frente al traumático salto de la cama provocado por el ruidoso despertador que nos atenaza durante la semana laboral, en nuestro día sabático respetaremos el ciclo natural de sueño y dormiremos hasta despertar, de forma que nos sintamos descansados y con fuerzas renovadas para empezar el día. Para conseguir ese objetivo será imprescindible que nos vayamos a dormir temprano la noche anterior.

Al despertar, podemos quedarnos un rato en la cama disfrutando del paso del sueño a la vigilia, sin prisas, intentando recordar lo soñado, y estirar los músculos y articulaciones, dando rienda suelta a todo tipo de gestos.

Una vez incorporados, abriremos la ventana de par en par, dejando que el aire y el sol nos bañen, haciendo unas cinco respiraciones profundas. Lo ideal es tomar este baño de aire en una atmósfera limpia, en el campo o en la costa, donde además podamos escuchar los sonidos de la naturaleza. 

8:15 Ducha de agua tibia y fría 

Comenzar la ducha con agua tibia y acabar con agua fría, en sentido ascendente, despierta la energía interna y estimula la circulación, a la vez que nos relaja y tonifica.

Podemos potenciar estos efectos si previamente a la ducha nos masajeamos en secocon un guante de crin o con un cepillo, haciendo círculos en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por los pies y ascendiendo por las piernas, ingles, vientre, pecho, brazos, espalda... hasta la nuca. Esta acción eliminará además el exceso de grasa y células muertas de la piel, limpiándola profundamente.

Al final de la ducha, aún mojados, podemos aplicarnos aceite de almendras dulces, un excelente hidratante.

8:45 Gárgaras de limón rebajado en agua

Tras la práctica rutinaria de la higiene bucal podemos hacer gárgaras con zumo de limón, un poderoso desinfectante que rebajado en agua no es agresivo para el esmalte dental.

9:00 Tomar una infusión o un zumo de frutas 

Tomar un zumo de naranja natural endulzado con miel, un zumo de zanahoria con manzana o una infusión caliente de plantas, como la manzanilla, la hierba luisa o el jengibre, nos confortará y entretendrá el hambre hasta la hora del desayuno.

9:15 Vestirse con ropa cómoda 

Nos prepararemos para la sesión de ejercicio vistiéndonos con ropas de algodón o tejidos naturales y un calzado cómodo, acorde con la práctica que vayamos a realizar.

9:30  Sesión de ejercicio 

Caminar por algún parque cercano a paso decidido, hacer yoga, tai-chi, nadar en una piscina o en el mar, si acompaña el buen tiempo, o recorrer un trayecto agradable en bicicleta son buenas opciones para ponerse en forma y eliminar toxinas.

Podemos comenzar hoy mismo a realizar ejercicio durante 20 o 30 minutos, proponiéndonos mantener la práctica en días alternos. Tras el ejercicio, si ha sido intenso, nos daremos una ducha rápida.Si no nos apetece salir de casa, podemos hacer la secuencia de yoga del saludo al sol. Este clásico ejercicio de yoga mejora el equilibrio, aporta elasticidad, centra la mente y aumenta la conciencia corporal. Por eso debe practicarse por la mañana, ya que ayuda al cuerpo a despertarse.

    10:45 Practicar la meditación 

    Acondicionaremos una habitación luminosa y libre de ruidos con los elementos necesarios para meditar: encenderemos incienso (si nos gusta) y nos sentaremos en el suelo, en una alfombra provista de cojines, en la posición de loto o semiloto (con las piernas cruzadas y los pies sobre las pantorrillas), de la manera que nos resulte más cómoda, manteniendo la espalda recta.

    También podemos meditar a orillas del mar, respirando acordes con el vaivén de las olas, en un bosque o rincón natural donde podamos permanecer en silencio durante un buen rato.

    11:00  Desayuno sano y completo 

    Puesto que llevamos muchas horas sin ingerir algo sólido, el desayuno debe ser completo y reconstituyente, para recuperar fuerzas y ganar energía.

    Los alimentos más recomendables son:

    • frutas frescas del tiempo (enteras o en zumo),
    • cereales integrales en forma de copos, muesli o pan integral,
    • frutos secos (almendras, avellanas, nueces, piñones...),
    • frutas secas dulces (dátiles, higos secos, pasas, orejones...),
    • productos lácteos, especialmente los fermentados, como el yogur o el queso fresco,
    • y suplementos como la miel, el germen de trigo, el polen y la lecitina.

    11:30 Los beneficios de un buen paseo 

    Pasear por un parque, aprovechando el contacto con el sol es una buena forma de celebrar la primavera y dejar que aflore la alegría dormida durante los meses grises del invierno.

    Aparte de los beneficios del sol (protege los huesos, influye positivamente en el sistema endocrino y afecta a los ciclos hormonales y al humor), el estímulo visual de las flores y la armonía del despertar de la tierra elevan el ánimo.

    Si paseamos por la playa, la brisa nos envolverá en yodo, y el masaje de la arena y el agua en los pies activará la circulación y tonificará el sistema nervioso.

    13:00 Preparar una comida especial 

    Podemos aprovechar este día para empezar a cuidar la dieta, eliminando toxinas.

    Para ello daremos prioridad a las ensaladas crudas aliñadas con aceite de oliva de primera presión en frío y unas gotas de limón o vinagre de manzana, y a las verduras cocinadas al vapor.

    Lo ideal es limitar en lo posible las proteínas animales, dando preferencia a las de origen vegetal, que se encuentran en cereales, legumbres (soja y derivados), frutos secos...

    Es importante esmerarse en la presentación de los platos de forma que lo que comamos, aparte de ser rico en nutrientes, sea sugerente y lleve impresa la magia de nuestras manos.

    14:00 Disfruta en la mesa 

    ¿Cómo han quedado los platos?, ¿bien? Pues ahora sólo queda disponerse a saborear la comida relajadamente, disfrutando de cada bocado.

    Para ello es fundamental masticar lentamente, apreciando el aroma, la textura y el sabor de los alimentos que tenemos en la mesa, centrando toda nuestra atención en ese acto.

    Estamos ante uno de los rituales más importantes de nuestra vida, la nutrición, y debemos rendirle el justo homenaje que se merece. Si, además, podemos compartir la comida con nuestra pareja o con un amigo, mejor que mejor.

    15:00 Hacer la siesta o leer un rato 

    Aunque no es muy aconsejable dormir profundamente después de comer, debido a que el proceso digestivo se enlentece, si somos de los que prefieren la siesta a cualquier otra opción tras la comida podemos hacerla recostados en un sillón y por un tiempo que no exceda los 30 minutos.

    Para aquellos que no quieran hacer la siesta, puede ser un buen momento para relajarse un rato y reposar la comida, sumidos en aquel libro que nunca se tiene tiempo de leer.

    16:00 Una sesión de masaje 

    Podemos reservar una hora con un masajista que merezca nuestra confianza. Durante el tiempo que permanecemos en la camilla de masaje, nuestro cuerpo se relaja, las tensiones del cuello, los hombros y la espalda se aflojan y ganamos una conciencia corporal que solemos perder en el día a día.

    Existen diversas técnicas y cada una tiene su encanto: el masaje tradicional es enérgico, el californiano, más emocional, los orientales (shiatsu, tui-na, tailandés, ayurvédico), que equilibran la energía... y todos resultan un placer para la salud y los sentidos.

    17:30 Baño relajante de aromaterapia 

    ¿Qué tal si después del relajante masaje nos sumergimos en las aromáticas aguas de una bañera con aceites esenciales

    Los efectos varían en función del aceite: los de limón, pino y romero estimulan la circulación sanguínea y linfática, favoreciendo la eliminación de toxinas, mientras que el jazmín, la lavanda y el geranio son relajantes. Basta con añadir de 5 a 10 gotas de cada esencia. 

    La atmósfera debe ser cálida y la luz tenue. Podemos utilizar unas velas) y poner una música relajante, de fondo. 

    El baño debe prolongarse 20 minutos como mínimo. Luego nos envolveremos en una toalla grande, secándonos suavemente para que buena parte del aceite impregne la piel.

    18:15 Pisar hielo molido 

    Poner hielo molido (pilé) en un recipiente en el suelo grande para que quepan los pies, de forma que podamos pisarlo aguantando al máximo el frío, es una práctica excelente para activar la circulación después de un baño relajante y templado. El efecto es similar al obtenido cuando salimos de la sauna y nos damos una ducha de agua fría.

    Al terminar hay que secarse bien los pies y ponerse unos calcetines para no coger frío.

    El hielo se puede comprar molido o bien picarse en casa.

    18:30 Un tentempié a media tarde 

    El contacto con el agua despertará el apetito, así que podemos hacer un tentempié hasta la cena, como por ejemplo, un zumo o unas piezas de fruta, un yogur natural, kéfir con miel...

    19:00 Quedar con los amigos 

    El hecho de haber destinado todo el dia a la introspección y a estar por nosotros, puede hacer que a media tarde o por la noche sintamos ganas de buscar el calor y la compañía de nuestros amigos o nuestra pareja.

    El encuentro puede enriquecerse si tomamos conciencia del amor que sentimos hacia ellos y si valoramos en toda su magnitud lo que significa para nosotros tenerlos cerca.

    Un ejercicio que puede ayudarnos a cultivar esas relaciones (como si de una delicada planta se tratara) es abrirnos a los otros de corazón, compartiendo nuestra experiencia del día y nuestras inquietudes, y dejándoles expresar lo que quieran contarnos, disfrutando de sus palabras y de sus gestos; dejando que nos transmitan lo mejor de sí mismos.

    La conversación, las sonrisas y la magia deben fluir, de forma que haya un intercambio sincero y placentero. Así se pondrá el contrapunto al día de introspección, abriéndonos a compartir cosas con los demás sin renunciar a seguir cuidándonos.

    Para ello, podemos quedar con los amigos en algún establecimiento distinguido por la calidad de sus tisanas, o en alguna casa, si preferimos un escenario más íntimo, Entre las tisanas, podemos recurrir a la clásica manzanilla o a la hierba luisa, al poleo menta o al saludable té verde (excelente con menta).

    20:30 Una cena muy ligera 

    De vuelta a casa, y cuando ya estemos solos, en pareja o con amigos (si se han apuntado a cenar después de la infusión), prepararemos algo sencillo y, sobre todo, ligero.

    Al igual que en la comida del mediodía, hay que dar prioridad a las ensaladas y las verduras al vapor, los cereales, las legumbres ... Pero las cantidades serán sensiblemente menores. 

    Si no tenemos mucho apetito, podemos cenar una rebanada de pan integral con requesón y miel, y una pieza de fruta de nuestro gusto. Seguro que disfrutaremos la comida gracias a la conciencia acrecentada.

    21:30 Paseo nocturno o tertulia 

    Tras la cena resulta agradable propiciar una tertulia entre amigos o en familia. Si no hace frío, salir a dar un paseo nocturno solo o en compañía es otra buena propuesta para relajarse y reposar la cena antes de acostarse. Si luce una noche clara, salir a la calle ofrece, además, la posibilidad de contemplar el espectáculo celeste.

    22:30 Dulces sueños 

    La tertulia o el paseo nocturno, junto al ejercicio y las actividades realizadas durante el día, facilitarán un sueño relajado y profundo.

    Lo más saludable es dejar la ventana entreabierta, procurando no recibir el aire directamente en la cara, y dormir desnudos o con prendas muy ligeras, que no opriman.

    Antes de conciliar el sueño, podemos repasar la jornada, relajándonos a través de la respiración, y sintiéndonos en paz con nosotros mismos y quienes comparten nuestra vida. ¿No podría ser así siempre?