La calabaza es uno de esos alimentos excepcionales a los que todavía no se ha hecho debida justicia. Entre sus propiedades: es digestiva, deliciosa, de aspecto atractivo y está repleta de sustancias con multitud de beneficios sobre la salud. Son méritos que justifican un uso frecuente, con diferentes preparaciones, en otoño e invierno.
Solo estamos comenzando a conocer las posibilidades culinarias y nutritivas de las calabazas, a pesar de que ya hace más de cinco siglos que los barcos que regresaban de América trajeron las primeras a Europa.
Origen de la calabaza
Al parecer, la planta calabacera, pariente botánica del melón, el calabacín, la sandía y el pepino, tuvo su origen en la zona entre Guatemala y México, donde hace unos diez mil años se consumían variedades silvestres que tenían poca pulpa y sabor amargo.
Pero los agricultores americanos fueron seleccionando las semillas hasta conseguir un alimento dulce y aromático. Se convirtió en un patrimonio tan esencial para los nativos que algunas tribus norteamericanas enterraban a sus muertos con calabazas, acaso como reserva de alimento y protección para el más allá.
Tipos de calabaza
En América existen calabazas de verano, que se consumen inmaduras, crudas, con piel y todo, pero las más populares, sobre todo entre nosotros, son las que se cosechan de septiembre a noviembre, cuando están completamente maduras y precisan de cocción.
Pertenecen a las familias Cucurbita maxima, C. moschata y C. mixta, y hay multitud de variedades de diferentes tamaños y colores –del amarillo al naranja, pasando por el rojo, el verde, el azul y el gris–. La mayoría pesa de 2 a 8 kg, en algunos casos sobrepasan los 35 kg y las gigantes que se llevan a concursos pueden llegar a los 600 kg.
Pese a la diversidad todas comparten algunas características. Poseen una cavidad donde se alojan las semillas, la pulpa es suavemente dulce con una textura firme, de grano fino y la piel es tan dura y aislante que permite conservarlas durante meses en un lugar fresco y seco.
Las más conocidas entre nosotros son las variedades de cidra, con forma de pera, de pulpa gelatinosa y de intenso color amarillo, y la confitera o de cabello de ángel.
Otras clases son la americana, la verde española, la de violín o cacachuete y la de cuello torcido.
En España, la mitad de las calabazas que se consumen proceden de las islas Canarias y Andalucía. También se cultivan en Valencia, Murcia y Cataluña, pero los grandes productores mundiales son China, India, Ucrania, Estados Unidos, Egipto y México.
Propiedades de la calabaza
La calabaza no es sólo un buen recurso culinario. Al margen de ser ideal para preparar sopas e infinidad de platos nutritivos (dulces y salados), esta hortaliza es muy digestiva, aporta pocas calorías y destaca por sus múltiples propiedades medicinales.
La calabaza pertenece a la familia de las cucurbitáceas, como el melón, la sandía y el pepino, y fue introducida en Europa en el siglo XVI aunque se venía consumiendo desde antiguo en Latinoamérica y Asia, donde se la tenía en alta estima como alimento y planta medicinal.
Es rica en antioxidantes y minerales
Esta hortaliza presenta una gran riqueza vitamínica, especialmente de betacaroteno o provitamina A y de las otras dos vitaminas antioxidantes, la C y la E.
Otra de las propiedades de la calabaza es que proporciona licopeno, el mismo pigmento antioxidante del tomate, y varias vitaminas del grupo B, (B2 y B6 y ácido fólico).
Entre sus minerales destacan el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el cinc. Aparte de poco calórica, es uno de los alimentos más medicinales de nuestra huerta.
Ayuda en la gastritis
La calabaza cocida goza de excelentes propiedades terapéuticas en las inflamaciones de estómago e intestino, y su consumo es muy beneficioso en caso de gastritis crónica, síndrome del colon irritable y enfermedad de Crohn.
Para las gastritis agudas constituye un buen tratamiento abstenerse de tomar alimentos durante un día y en su lugar beber a lo largo de la jornada la decocción de 150 g de pulpa de calabaza en un litro y medio de agua. Se deja cocer durante 20 minutos y se toma a temperatura tibia, sin endulzar.
Es diurética
El fruto de la calabaza también es diurético y contribuye a eliminar los líquidos retenidos, por lo que es recomendable para quienes sufren hidropesía.
Por el mismo motivo, evita los cálculos renales y malestares de la vejiga, siendo un remedio de gran valor en las dolencias de riñones, a los que ayuda a cumplir su función limpiadora y desintoxicante sin necesidad de ingerir medicamentos.
Una ayuda en la diabetes
Otra virtud de gran valor de la pulpa de la calabaza es su capacidad para estimular la función del páncreas, de modo que constituye una ayuda importante para los diabéticos para regular su nivel de azúcar en la sangre.
Muchas personas insulina-dependientes mejoran y reducen su necesidad de insulina tomando todos los días dos vasos de zumo de calabaza cruda: uno por la mañana y otro media hora antes de desayunar.
Al reducir la ansiedad ante el dulce que sienten tantos pacientes diabéticos, sus propiedades se multiplican, de manera que esta hortaliza debería de estar presente en la dieta de todo diabético casi a diario.
Conviene en los resfriados
El fruto de la calabaza favorece también la eliminación de las mucosidades de los pulmones, los bronquios y la garganta, por lo que se revela como un recurso valioso a la hora de mejorar los síntomas y acelerar el proceso de curación de los resfriados y gripes invernales.
Alidada para la salud de la piel
La pulpa de la calabaza cruda machacada y aplicada sobre las quemaduras leves es altamente cicatrizante y reduce el dolor.
También es de utilidad el jugo obtenido en una licuadora para eliminar las manchas de la piel y las pigmentaciones irregulares. Untar la zona con su zumo dos veces al día puede hacer desaparecer estas huellas.
Ayuda a mantener el peso
Además, la calabaza es saciante y nutre al organismo de azúcares complejos de asimilación lenta, por lo que mezclada con patata, zanahoria, puerro, col.. . es un excelente plato para mantener el peso durante la época fría, en la que se suelen consumir demasiadas grasas y alimentos calóricos.
Mejora el colesterol y la hipertensión
El consumo habitual de las semillas de calabaza, por su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados omega-3, reduce los niveles de triglicéridos y colesterol LDL en sangre.
Como el organismo no fabrica este tipo de aceites, deben ingerirse con la alimentación, y una buena fuente de ellos son estas pipas consumidas en crudo, ya que tostadas se deterioran los ácidos grasos y pierden valor.
También regulan la hipertensión, por lo que son una pequeña ayuda en el tratamiento y prevención de las enfermedades cardiovasculares.
semillas de calabaza: Propiedades
Aun con todas las virtudes que tiene la pulpa de calabaza, son sus semillas las que concentran su riqueza nutricional y curativa, y tirarlas es un verdadero desperdicio.
Al ser muy ricas en cinc, un mineral fundamental para la salud del aparato genital masculino, son una verdadera medicina para combatir los problemas prostáticos.
Para tratar las dolencias de este órgano, se aconseja tornar cada día 40 o 50 pepitas de calabaza crudas en las comidas, aunque también puede fabricarse con ellas una bebida de agradable sabor añadiendo a medio litro de leche de soja las semillas y pasando por la batidora la mezcla hasta que se trituren bien las pepitas. Si se desea se puede endulzar con una cucharadita de miel y se toma a lo largo del día.
- Crudas y secas, las semillas de calabaza constituyen un sano aperitivo o tentempié. Entre sus minerales sobresale el magnesio, importante para los sistemas cardiovascular y nervioso: 50 gramos cubren la mitad de las necesidades diarias.
- Además, su riqueza en cinc, relativamente poco habitual en los alimentos vegetales, mantiene en buen estado el sistema inmunitario y previene los resfriados frecuentes, la fatiga crónica o la depresión.
- En los niños, mejora el aprendizaje y el seguimiento escolar. También debido a la riqueza en cinc, es conocida la favorable incidencia de las semillas para prevenir y tratar la hiperplasia benigna de próstata. La presencia de triptófano en las semillas ayuda a su vez a relajar el sistema nervioso y a favorecer el sueño.
- Tradicionalmente se sabía que las pepitas de calabaza mejoraban la salud ocular e incrementaban la visión. Se relaciona este hecho con su alto contenido en betacarotenos y, como en muchas ocasiones, la medicina popular no se equivocaba: dentro del grupo de los carotenoides se clasifican las llamadas xantofilas, entre las que se encuentran la luteína, sustancia que atenúa las cegueras nocturnas, fatiga ocular, cataratas, glaucoma y la temida degeneración macular.
- Son un gran aliado del sistema inmunitario, por lo que consumirlas o tomar su aceite ayudará a enfrentarse con los resfriados y gripes.
- Estas pepitas son también un vermífugo y tenífugo de primer orden, capaces por sí solas de expulsar del intestino gusanos intestinales y tenias.
- Por último, estas excelentes pipas poseen estimables propiedades antiinflamatorias, siendo muy útil su consumo en artritis y artrosis, ya que disminuyen el dolor sin causar los efectos secundarios de los medicamentos que se recetan para tal fin.
Se encuentra en el mercado un aceite elaborado a partir de las pipas de calabaza, aunque tiene el peligro de poder enranciarse y perder sus cualidades, por lo que debe ser guardado, tanto si se presenta en botellín como en cápsulas, al abrigo de la luz y preferentemente en el frigorífico.
Valor nutricional de la calabaza
El valor nutricional poror cada 100 g de calabaza es el siguiente:
- Calorías: 26 (109 kJ)
- Ácidos grasos omega 3: 3 mg
- Ácidos grasos omega 6: 2 mg
- Fibra: 0,5 g
- Vitamina A: 7386 IU
- Vitamina C: 9 mg
- Folatos: 16 mcg
- Calcio: 21 mg
- Hierro: 0,8 mg
- Fósforo: 44 mg
- Potasio: 340 mg
Semillas de calabaza: valor nutricional
Aunque la pulpa de la calabaza resulta sana, versátil y sabrosa, son sus pepitas las que realmente encierran un valor nutricional excepcional.
Dadas sus escasas calorías, la calabaza puede tomarse en grandes cantidades.
Una ración de 100 g ya cubre más del 40% de las necesidades diarias de betacaroteno y un 15% de las de vitamina C, además de aportar un amplio surtido de minerales en pequeñas cantidades.
Las semillas también aportan muchos nutrientes, en cantidades espectaculares. Aportan más proteínas que la carne o el pescado, aunque se consumen en cantidades más reducidas.
30 g de semillas cubren el 15% de las necesidades diarias de proteínas y casi el 50% de minerales como el fósforo y el magnesio. También más de la cuarta parte de las de hierro y casi una quinta de las de manganeso. Además, es importante su contenido en cinc (15%) y cobre (10%).
Respecto a las vitaminas destaca la presencia de vitamina E (30 g cubren el 14% de las necesidades diarias), de ácido fólico (9%) y de las del grupo B.
En 100 g | Pulpa | Semillas |
Calorías | 26 | 541 |
Grasas | 0,1 g | 45,9 g |
H. de carbono | 6,5 g | 17,8 g |
Fibra | 0,5 g | 3,9 g |
Protelnas | 1 g | 24,5 g |
Agua | 91,6 g | 6,9 g |
Potasio | 340 mg | 807 mg |
Calcio | 21 mg | 43 mg |
Fósforo | 44 mg | 1174 mg |
Magnesio | 12 mg | 535 mg |
Hierro | 0,8 mg | 14,97 mg |
Cinc | 0,32 mg | 7,46 mg |
Cobre | 0,127 mg | 1,39 mg |
Vitamina A | 369 mcg | 19 mcg |
Vitamina B1 | 0,05 mg | 0,21 mg |
Vitamina B2 | O,11 mg | 0,32 mg |
Vitamina B3 | 0,6 mg | 1,75 mg |
Vitamina B5 | 0,298 mg | 0,34 mg |
Vitamina B6 | 0,061 mg | 0,22 mg |
Vitamina B9 | 16 mcg | 58 mcg |
Vitamina C | 9 mg | 1,90 mg |
Vitamina E | 1,06 mg | 5,72 mg |
calabaza: beneficios para la salud
Por su composición nutricional, la calabaza es aconsejable en todas las etapas de la vida, especialmente en la infancia, pues contribuye al buen estado de la piel, los huesos y los dientes, así como del sistema nervioso y el aparato digestivo.
Los beneficios de la calabaza son múltiples: resulta muy recomendable durante el embarazo y la lactancia. Es, además, un alimento conveniente en caso de diabetes, pues aunque sea dulce, sus azúcares se absorben lentamente y no sobrecargan el páncreas. Consumida habitualmente puede resultar beneficioso en muchos otros trastornos de salud:
• Aparato urinario: cistitis, prevención de cálculos renales, retención de líquidos, insuficiencia renal.
• Sistema cardiovascular: hipertensión arterial, prevención de la angina de pecho, mantenimiento de nivel adecuado de colesterol y anemia.
• Sistema inmunitario: infecciones crónicas, gripe, prevención de enfermedades degenerativas.
• Aparato digestivo: gastritis, úlcera gastroduodenal, estreñimiento, parásitos intestinales.
• Sistema nervioso: ansiedad, estrés, depresión, insomnio.
• Enfermedades metabólicas: obesidad y exceso de ácido úrico.
• Aparato respiratorio: faringitis, laringitis, bronquitis, asma.
• Salud ocular: fotofobia, ceguera nocturna, cataratas.
• Salud masculina: hipertrofia benigna de próstata, prevención del cáncer de próstata, infertilidad (oligoespermia).
• Prevención del cáncer: sobre todo de colon, vejiga, próstata, pulmón y útero.
Cocinar y conservar la calabaza
La calabaza es la cenicienta de las hortalizas: humilde pero brillante en su paso por la cocina… y es que pueden elaborarse infinidad de recetas con calabaza llenas de sabor, aroma y color.
Se emplea en numerosas preparaciones culinarias: en crema, sopas, caldos, purés, al horno, hervida, salteada, rehogada, gratinada, para dar color a un estofado o como guarnición de carne, en un pastel o en flan, sobre la pizza, como relleno de raviolis o canelones, o como guarnición de un arroz pilaf, una legumbre o una pasta.
También se usa para preparar confituras, arropes o mermeladas. El cabello de ángel con el que se rellenan dulces y pasteles se elabora con la variedad confitera.
Pero la pulpa cocida de la calabaza es también un ingrediente principal de tartas, pasteles y budines.
Cómo cocer la calabaza
Antes de usar la calabaza conviene limpiarla con un paño húmedo. Para cocinarla hay varias opciones:
- Se puede asar al horno cortada por la mitad y sin semillas, y luego vaciar la pulpa, triturarla y emplearla en cremas, sopas o purés.
Cortada a rodajas y asada al horno con miel y especias ofrece una receta dulce deliciosa y fácil de preparar. - O se puede trocear y dejarla limpia de piel, semillas y fibra antes de cocinarla al vapor o hervirla.
No conviene cocer la calabaza en exceso, máximo unos 20 minutos; así se preservan su sabor y sus nutrientes.
Las especias y plantas aromáticas le sientan bien tanto en preparaciones dulces como saladas: canela, vainilla, anís estrellado, cardamomo, comino, jengibre, tomillo, orégano, romero, hinojo, cilantro, cebollino, albahaca, pimienta… También el curry se emplea con éxito, sobre todo en las sopas.
La naranja, ya sea su piel o el zumo, le da un toque ácido. Y la salsa de soja sirve perfectamente para condimentarla: cortando la pulpa en dados grandes y macerándola en un aliño de salsa de soja con plantas aromáticas, ajo y anchoas se obtiene una calabaza exótica y muy sabrosa como entrante o guarnición de un salmón, seitán o pollo.
Compra y conservación de la calabaza
Para elegir una buena calabaza de otoño conviene fijarse en la piel. Si es lisa y fina puede estar un poco verde.
Las mejores son las de piel gruesa pero intacta, con el pedúnculo, y un peso elevado en relación al tamaño. Así aguantarán varios meses, aunque siempre es mejor consumirlas en su punto.
Para conservarlas lo ideal es un lugar fresco y seco. Una vez partidas, en la nevera duran al menos una semana, cubiertas con film, tapando la piel, o guardadas en una bolsa perforada