El próximo 20 de junio de 2024 se produce por la noche el solsticio de verano: es el día más largo del año y también el inicio del verano. Esta bienvenida al verano suele celebrarse con alegría, pues es una estación muy querida por muchos debido a su relación con las vacaciones y desconexión. Pero a veces este cambio trae consigo una serie de beneficios y contras a tu cuerpo. 

A pesar de que el verano se caracteriza por tener más horas de luz solar, lo cierto es que, pasado ese 20 de junio, esto ya deja poco a poco de ser así: cada vez tendremos menos horas de luz, pues avanzamos hacia al no tan lejano "equinoccio de otoño", es decir, que los días se irán haciendo un poco más cortos lentamente, y esto, sobre todo a nivel mental, puede afectar. 

Lo positivo del solsticio de verano para tu cuerpo

Según el doctor Eduard Estivill, director de la Unidad del Sueño del Hospital Universitari General de Catalunya, el solsticio de verano trae consigo tanto beneficios como problemas para el cuerpo humano, no solo a nivel de descanso y sueño. 

Entre ellos, son destacables los siguientes: 

  • Regulación del ritmo circadiano. El ritmo circadiano es el ciclo natural que experimenta el cuerpo en las 24 horas del día, de tal forma que se producen cambios físicos y mentales a lo largo del tiempo de forma cíclica. Estos  cambios responden a los estímulos de luz y oscuridad. Al haber más luz solemos pasar más tiempo al aire libre o con luz natural, y menos horas expuestos a la luz artificial, uno de los factores que altera los ritmos circadianos. 
  • Mayor concentración. Debido a que hay más horas de luz, o eso es lo que se aprecia, el cuerpo tiende a concentrarse más al trabajar y a rendir mejor. También aumenta la productividad, ya que la luz hace que estemos más activos. 
  • Se reduce la sensación de fatiga. Relacionada con lo anterior, la llegada del verano trae consigo un aumento de la actividad física y mental. El cuerpo está más predispuesto a moverse y hacer cosas. Sin embargo, esto no siempre es así, especialmente cuando suben mucho las temperaturas o lo hacen muy bruscamente, lo que en muchos casos puede hacer que nos sintamos más aletargados. 
  • Mejora procesos del cuerpo. La exposición a los rayos de sol, si se produce con moderación y se evitan las horas de más calor, puede producir una mejora de la circulación sanguínea periférica y tener beneficios en la diabetes. También produce, por ejemplo, una mejora de la salud visual y ayuda al cuerpo a sintetizar más vitamina D, la vitamina del sol, indispensable para asimilar bien el calcio y, por tanto, con un efecto positivo en en la salud ósea. 
  • Más felicidad. Según varios investigadores, la exposición solar hace que las neuronas estén más activas y aumenta los niveles de serotonina, lo cual ayuda a estar más felices.
  • Conexión con la naturaleza. A nivel mental, los días más soleados nos conectan con la naturaleza y nos hacen vivir más en sintonía con los elementos, ya sea la tierra, el agua, el fuego o el viento. Desconectar de una actividad que se realiza a menudo, como es el trabajo, o el cuidado del hogar o de la familia, nos permite ser conscientes de nuestro alrededor y fortalecer nuestro vínculo con el medio ambiente.

 

Lo negativo del verano para el cuerpo y la mente

A pesar de que la llegada del verano es positiva para la salud física y mental de una persona, también tiene algunos efectos negativos destacables. 

Uno de los principales es, sin duda, las altas temperaturas, que pueden poner en riesgo al cuerpo con golpes de calor o deshidrataciones. Es por eso que se recomienda tomar más líquidos y evitar las horas centrales del día en que las temperaturas son más altas. 

Aunque la luz tiene un efecto positivo sobre el ánimo, el exceso de calor puede atraer también a la irritabilidad según algunos estudios, lo que hace que te puedas sentir más enfadado de lo normal o que toleres menos ciertas situaciones. Esto es debido principalmente a las altas temperaturas, pero pueden influir las aglomeraciones típicas de estos meses, ya que coinciden con las vacaciones de mucha gente, y puedes no estar cómodo. 

La pesadez es otra de las consecuencias negativas de la llegada del verano, ya que el cuerpo, por el calor, tienden a sentirse más cansado y pesado de lo normal. De hecho, para muchas personas es habitual notar las piernas hinchadas: si bien un calor moderado y la exposición solar pueden producir una ligera vasodilatación que mejora la circulación, el calor excesivo produce el efecto contrario, pues dificulta el retorno venoso.

A esto debemos unirle el cansancio que se experimenta si se pasan periodos en los que el descanso no se produce, o se hace mal: las noches de calor, los ruidos del entorno, el exceso de actividad durante el día, el acostarse más tarde por los horarios del verano o el propio insomnio pueden dificultar el descanso en verano.