Tras este nombre tan peculiar de virus de la bofetada se esconde una enfermedad contagiosa que preocupa cada vez más en Europa, pues se ha detectado un aumento de casos en 14 países de la Unión Europea, entre ellos España. Esto ha llevado al Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) a lanzar una alerta.

El virus de la bofetada se contagia por medio de las secreciones y, aunque puede afectar a personas de cualquier edad, es más frecuente en los niños. Los síntomas suelen ser leves, pero la infección puede comportar complicaciones graves en algunos grupos de población, por lo que es importante saber cómo detectarla y que hacer en caso de contagio.

¿Qué es el virus de la bofetada?

El virus de la bofetada (también llamado quinta enfermedad o eritema infeccioso) es una infección causada por el parvovirus humano B19. Este parvovirus es diferente de los que suelen afectar a perros y gatos y solo se transmite de persona a persona.

Se habla también de enfermedad de la bofetada y es común en la infancia, aunque puede ocurrir en cualquier tipo de personas a cualquier edad. El virus está presente en la mucosidad nasal y la saliva y puede transmitirse a través de las gotitas que expulsa al aire una persona infectada cuando tose, estornuda o habla. También puede transmitirse a través de la sangre.

Síntomas del virus de la bofetada

El virus de la bofetada se conoce por este nombre porque uno de sus principales síntomas es una erupción roja en las mejillas, que adquieren un color parecido al que habría en caso de recibir un fuerte manotazo. Este es un síntoma que no suele verse en los adultos.

No obstante, en muchos casos no hay síntomas y sí los hay, por lo general, son leves y parecidos a los de un resfriado en las personas sin otros problemas de salud. Pueden incluir:

  • Fiebre leve o moderada.
  • Cansancio.
  • Dolor de cabeza.
  • Malestar estomacal.
  • Erupción en el pecho, la espalda, las nalgas, los brazos o las piernas.
  • Picor en la zona de la erupción.
  • Dolor o hinchazón en las articulaciones (más habitual en los adultos).

Hasta que no desaparezcan los síntomas, el niño o la persona infectada deberían quedarse en casa y no ir a la escuela o al trabajo para evitar la transmisión a otras personas.

Cómo se trata el virus de la bofetada

Por lo general, la erupción desaparecerá por sí sola a los 7 o 10 días, pero puede ir apareciendo y desapareciendo durante varias semanas. También los otros síntomas suelen desaparecer por sí solos en unos días y, en la mayoría de casos, no suele ser necesario el tratamiento médico, más allá del alivio de la fiebre o el picor.

Una vez que una persona ha pasado la infección ya no volverá a contraerla porque el organismo genera anticuerpos que, si vuelve a entrar en contacto con el virus, lo reconocen y lo neutralizan.

Qué complicaciones puede tener el virus de la bofetada

Aunque, como hemos visto, los síntomas del virus de la bofetada suelen ser leves en la mayoría de personas, las mujeres embarazadas (en especial, si están en el primer trimestre) podrían tener complicaciones graves. El virus podría transmitirse al bebé y, aunque no es algo habitual, podría llegar a causar un aborto espontáneo.

También las personas con el sistema inmunitario debilitado o aquellas con enfermedades crónicas que afectan a la sangre (como la anemia falciforme o talasemia) pueden tener una caída importante en el recuento sanguíneo (anemia), una infección crónica u otras complicaciones graves.

Es importante que las personas con más riesgo de sufrir complicaciones contacten con el médico ante cualquier mínimo síntoma de la enfermedad o si trabajan en ambientes (como colegios) en los que ha habido casos de infección o puede haberlos.

Por otro lado, desde el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) recomiendan a las personas con problemas de salud subyacentes que experimenten fatiga, palidez o dificultades para respirar que busquen atención médica inmediata.