Quienes no han viajado a la isla de Pascua sueñan con ir alguna vez allí, atraídos por ese trozo de de tierra en medio de la nada. Conocemos la que probablemente sea la comunidad humana más aislada del mundo por sus misteriosas estatuas, los moais.

De hecho, el nombre completo de cada una de estas figuras es Moai Aringa Ora, que puede traducirse como "el rostro vivo de nuestros ancestros". Representan el espíritu y protección de los antepasados, que transmiten a los nativos su energía ancestral.

Estos ídolos de piedra les inspiran serenidad y ánimo en tiempos de adversidad. Es mucho lo que podemos aprender de esta filosofía.

Aquí trataremos de conocerla y comprenderla un poco mejor y veremos algunas de las claves para que podamos aplicar la esencia de esa sabiduría rapanui a nuestra propia vida.

Las soluciones no están fuera sino dentro

A menudo se presupone que los moáis miran hacia el mar, pero en realidad lo hacen tierra adentro, donde viven los rapanui. Esto tiene un profundo significado: las soluciones a nuestros problemas no se encuentran en los cielos ni tampoco en ultramar, sino en la propia comunidad.

Por lo tanto, los ancestros nos miran para empoderarnos —es decir, para que encontremos el poder dentro de nosotros— y hallar las herramientas que necesitamos entre nosotros y dentro de nosotros.

Prueba de ello fue lo sucedido durante la pandemia, cuando se interrumpió el turismo y dejaron de llegar por avión los productos básicos de los que dependían los pascuenses. Buscando la solución entre ellos, crearon más de mil huertos que antes no existían y se puso en práctica el Umanga, que en lengua rapanui significa "ayudar sin esperar una retribución".

Aplicando la sabiduría rapanui a nuestro mundo, cuando dejamos de esperar soluciones de fuera, cultivamos aquello que necesitamos y compartimos desde el corazón para hacer la vida más agradable a los demás. Nuestra propia existencia se transforma. 

Esta es una valiosa lección en épocas de dificultad. No se trata de aguardar mejores tiempos, sino de hacerlos más propicios con nuestro propio esfuerzo, inteligencia y generosidad.

No eres una isla, eres una parte del todo

Las dos palabras más importantes en rapanui son IORANA, que significa "bienvenido" pero también se usa para saludar y despedirse, y MAURURU, para dar las gracias. Acoger a las personas y agradecer su presencia nos ayuda a vivir en armonía. ¡Iorana maururu!

Aunque los rapanui habitan una isla a miles de kilómetros de cualquier otro asentamiento humano, al mismo tiempo saben que su destino y su felicidad están entrelazados con los de la comunidad.

Hace medio milenio, John Donne lo explicaba así en su poema más célebre: "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo." Y más adelante continúa: "Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad."

Esto tiene una honda repercusión emocional más allá de la pura supervivencia. Cuando los otros están bien, también tú te sientes mejor. Por lo tanto, todo lo que hagamos por los demás lo estamos haciendo por nosotros mismos también.

Las claves para aplicar la sabiduría rapanui a nuestra vida

Podemos aplicar la sabiduría rapanui a nuestra vida cotidiana…

  • No luchando por ser el centro de atención.
  • Escuchando con cariño a las personas que están tristes o preocupadas.
  • Compartiendo nuestros descubrimientos (también este artículo) con los demás.
  • Tratando de que nuestras opiniones y actos no perjudiquen a otras personas.
  • Creando belleza para que todo el mundo la disfrute.

Si practicamos todo esto, viviremos en un entorno más agradable y positivo, porque habremos descubierto que también la felicidad es un trabajo de equipo.