Las cerezas son, sin duda, una de las frutas preferidas por muchos. Su sabor dulce y su riqueza en antioxidantes las convierten en uno de los frutos más buscados del verano.

Si tienes la suerte de tener en tu huerto o jardín un cerezo y quieres asegurarte una buena cosecha el año que viene, tienes que proporcionar al árbol los cuidados adecuados, y uno de los principales es la poda.

El cerezo es un árbol del que hay varias especies diferentes todas ellas del género Prunus, de la familia de las Rosáceas. Destacan por sus bonitas flores y deliciosos frutos: las cerezas.

Puede llegar a medir hasta 15 metros, pero con una buena poda conseguirás mantenerlo a una altura menor para poder recoger fácilmente los frutos.

Al cultivar un cerezo, debes tener en cuenta que puede tardar varios años hasta producir los primeros frutos, así que no te desanimes si al primero no tienes deliciosas cerezas, lo más probable es que debas esperar unos 5 años.

Cuándo podar los cerezos

Para asegurar el buen crecimiento de tu cerezo y una producción óptima de frutos, es importante podarlo cada año, respetando los tiempos del árbol.

Existen dos tipos de poda:

  • La poda de formación, que se hace en los primeros años de vida del árbol para establecer una estructura fuerte y sólida que favorezca el crecimiento sano y la producción de cerezas, conviene hacerla a finales de invierno.
  • La poda de fructificación es la que se hace cada año para limpiar el árbol y favorecer la producción de cerezas en la siguiente temporada. El mejor momento para la poda es después de la cosecha, normalmente entre finales de agosto y principios de septiembre. Al hacerlo en este momento, ayudarás a frenar el crecimiento excesivo de las ramas y permitirás que los cortes sanen mejor.

Cómo podarlos

Podar el cerezo significa dar forma al árbol y eliminar las ramas muertas, enfermas o que crecen de forma cruzada o hacia el interior. Con ello, mejorará la circulación del aire y la luz penetrará mejor, asegurando el buen crecimiento del árbol y sus frutos.

No obstante, debes tener en cuenta que los cortes pueden provocar estrés a la planta y ser puntos de entrada de enfermedades, por lo que no conviene pasarse con la poda y hay que hacer los cortes en ángulo para evitar la acumulación de agua.

Por otro lado, y tal y como mencionamos antes, el método de poda variará en función de si el árbol es joven o si ya tiene varios años.

  • Cuando el árbol es joven (en los primeros 4 años aproximadamente), es el momento de la poda de formación. Es importante evitar que el árbol crezca demasiado, para que las cerezas queden a la altura de la mano y poder recogerlas fácilmente. Para ello, hay que eliminar las ramas con crecimiento vertical y favorecer que la copa quede abierta, con unas cinco ramas principales espaciadas de forma uniforme. Recuerda que no conviene podar demasiado, es mejor ir podando en varias temporadas hasta conseguir el tamaño y la estructura deseadas, que hacerlo todo de golpe.
  • En los árboles mayores (a partir de los 4 años), la poda de fructificación tiene por objetivo mantener la forma del árbol y eliminar aquellas ramas débiles o no productivas que perjudican a su crecimiento. De este modo, garantizarás una buena penetración de la luz y, con ello, la producción de frutos y la aparición de nuevos brotes. También hay que retirar las ramas colgantes o que crecen hacia abajo, y despuntar las ramas que crecen demasiado, así como los chupones que crezcan en el tronco.

Consejos para una buena poda

Recuerda estas claves para que la poda sea lo más efectiva posible y no afecte a la salud del árbol:

  • Herramientas: debes elegir herramientas que corten bien, estén bien afiladas y desinfectadas para evitar infecciones.
  • Cortes: deben ser lo más limpios posible, para evitar roturas en el árbol, y en diagonal para que no se acumule el agua y se conviertan en una puerta de entrada para las enfermedades.
  • Heridas: si cortas ramas grandes, que dejan una herida considerable en el árbol que puede tardar en curar, puedes considerar la opción de cubrirlas con una masilla o pasta cicatrizante para evitar que entren enfermedades.