El hibisco, originario de los trópicos y cuyo nombre botánico es Hibiscus rosa sinensis, necesita mucho más calor y sol que especies mediterráneas como los olivos y los cítricos, por eso solo florece de forma fiable a temperaturas entre 17 °C y 28 °C.
las causas de las hojas amarillas en el hibisco
Siempre es útil observar la apariencia de una planta para determinar sus necesidades. Las grandes flores del hibisco nos dicen que la planta necesita mucha energía solar.
Las pistas que proporciona la propia planta también son útiles para explicar el fenómeno de las hojas amarillas.
1. deficiencia de nutrientes
Cuando compras un hibisco, normalmente está bien alimentado con un suelo rico en nutrientes, pero a medida que la planta se desarrolla puede sufrir deficiencias.
Si este es el caso, es preciso fertilizar tu hibisco. Se debe usar un fertilizante que combinen nutrientes y oligoelementos adecuados para las plantas con flor. Puedes fertilizar el hibisco cada dos a cuatro semanas durante la temporada de crecimiento (primavera y verano). Durante el otoño e invierno, reduce la frecuencia de fertilización o suspéndela.
2. Exceso de agua
Como planta tropical, el hibisco necesita un riego regular. Sin embargo, si cada vez te excedes con la ración de agua se puede producir un encharcamiento en torno a las raíces, que puede ser el responsables de que las hojas se vuelvan amarillas.
La mejor manera de evitar el encharcamiento, además de reducir la cantidad de agua y la frecuencia con que riegas, es asegurarte de que la tierra está aireada y drena bien.
Si el hibisco se encuentra en una maceta, el fondo debería estar ocupado por una capa de grava de unos tres centímetros. Una mezcla para macetas que contenga perlita o arena para mejorar el drenaje es ideal. Asegúrate de que los agujeros de desagüe no están tapados.
3. falta de agua
La escasez de agua también puede ser la causa de que aparezcan hojas amarillas en el hibisco. Otro signo de que este puede ser el problema es que las hojas cuelguen sin tensión. Las hojas se ponen de un color amarillo intenso y caen en poco tiempo.
Aunque creas que lo estás regando lo suficiente, la sequía puede ocurrir, por ejemplo, si el hibisco se encuentra en una sala de estar con calefacción, que reseca el aire.
Si la planta está colocada frente a una ventana luminosa orientada al sur, suele necesitar que la riegues al menos una vez a la semana durante el invierno. Asegúrate cada dos o tres días de que la tierra se mantiene uniformemente húmeda.
4. falta de luz
Otro problema típico en el cuidado del hibisco es la falta de luz. Especialmente en zonas de invierno oscuras y cálidas, el hibisco carece de energía luminosa.
La planta está acostumbrada a la luz solar y a la luz especialmente intensa. Por lo tanto, si se vive en un lugar con poca exposición al sol será necesario contar con iluminación para plantas o elegir otra especie más adaptada a la escasez de luz.
5. estrés por cambios bruscos
Por último, el hibisco es susceptible al estrés. El estrés surge, por ejemplo, como consecuencia de los cambios en la luz solar o en la humedad.
Por lo tanto evita cambiar al hibisco de lugar (a menos que sea para solucionar algún problema, como la falta de luz) y mantén unos hábitos de riego constantes.
Puedes aprender más cosas sobre el cuidado del hibisco leyendo el artículo Hibisco: cómo y dónde plantarlo en casa. También te pueden interesar las deliciosas recetas que se pueden preparar con flores de hibisco.