Si estás en el País Vasco, este rincón de costa es uno de los imprescindibles. Mundaka es un pueblo pequeño, pero cuenta con uno de los paisajes más representativos de Urdaibai, un espacio natural increíblemente bello que fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1984. Ello le ha valido también la mención de Pueblo del Mes por la prestigiosa revista Viajes de National Geographic.

En la costa de Vizcaya, en el margen derecho de la ría que lleva su nombre, permanece tranquilo este pueblo como si el bello paraje que lo rodea no fuera con él.  Cuenta la leyenda que la hija de un rey escocés recaló con su barco en esta costa y al ver las aguas transparentes llamó a su recién llegada tierra "Munda  Aqua", agua clara en latín. Ella fue, además, la madre del primer "Señor de Vizcaya".

Sin embargo, los vikingos también han protagonizado allí leyendas y historias, ya que llegaron de tierras nórdicas hasta las costas vascas. Parece que "Mund" en danés significa "boca" y al estar cerca del río Oka, se cuenta también que fueron ellos los que le pusieron, al llegar, el nombre "Mund-Oka".

Fuere como fuere, el pueblo de Mundaka es un destino que merece la pena marcar en el mapa si estás por estas latitudes.

 

Pueblo Mundaka puerto
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Pueblo pesquero tradicional

El puerto mantienen prácticamente intacto su encanto original. desde aquí salen las calles empedradas y laberínticas de su casco antiguo. Muy cerca, el Mirador de la Atalaya es el lugar perfecto para contemplar las vistas, tanto del pueblo como de todo el impresionante perfil de su costa.

Las dimensiones y el entorno de piedra que limitan los muelles nos trasladan a un puerto pesquero como los de antes, donde el trajín de los pescadores y el aroma del pescado recién capturado, eran la huella de identidad de estas costas. Ahora, pequeñas embarcaciones pesqueras comparten espacio con barcos recreativos, ya que el turismo se ha convertido en el motor económico principal del lugar.

Aun así ,los muros de piedra llenos de musgo marino y las casas de colores que lo rodean dotan a Mundaka de una imagen de postal.

 

Pueblo Mundaka Iglesia
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Una ermita a los pies del mar

La ermita de Santa Catalina es una de las más bonitas de la costa vasca y sello distintivo de este pequeño pueblo. A pocos minutos caminando del casco histórico, es un punto de reunión tanto para visitantes como para los lugareños. Situada en una pequeña península, cuenta con unas vistas privilegiadas al pueblo, a la costa y al pequeño peñón que tiene en frente, el islote de Izaro.

La ermita original data del siglo XVI. Los fuertes vientos del norte y el efecto del mar a lo largo de los siglos la derrumbaron y ahora quedan de testimonio algunos de sus muros cerca de la nueva iglesia que levantaron los vecinos en 1879.

 

Pueblo Mundaka playa
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Gastronomía y cultura vascas

Cuando uno ya ha disfrutado de las hermosas vistas que nos brinda el Cantábrico, puede adentrarse en el las callejuelas del pueblo.  Las pintorescas casas de ventanas y puertas rojas, azules y verdes son la entrada de rincones encantadores salpicados de tradicionales tabernas donde degustar los típicos pintxos y otros manjares de la gastronomía del lugar.

Calles estrechas y plazoletas alojan también algunos edificios históricos como la iglesia de Santa María, el ayuntamiento o el antiguo edificio del Casino, convertido hoy en restaurante con vistas al puerto.

Unas calles que también recorrió Ernest Hemingway que, desde que pisó Euskadi por primera vez, los bosques, los acantilados, los pueblos y la magia del lugar, se convirtieron en su fuente de inspiración.

Pueblo Mundaka surf
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La ola de mundaka

Ha sido calificada como "la mejor ola izquierda de Europa" y es destino obligado de los surfistas de todo el mundo. En otoño es la temporada alta de los adictos a este deporte buscando una ola muy especial que ha llegado a medir 5 metros de alto y 400 de largo, lo que le ha valido a Mundaka  ser sede de multitud de competiciones relacionadas con este deporte.

Cruzar la atalaya y acercarse al mar es todo un espectáculo para cualquier visitante que queda hipnotizado por las decenas de surfistas que se mecen pacientes entre el vaivén de las olas esperando disfrutar de esa mítica "izquierda" .

Otra visita obligada es la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en la desembocadura del río Oka.