El proyecto CompartoClima es una iniciativa de la Asociación Vida Sana (con la dirección de Montse Escutia) que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad. Al frente, también está Katia Scherer, como investigadora/socióloga. En BioCultura BCN pudimos ver de qué se trata el asunto en toda su magnitud y charlamos con Katia, que tiene un discurso ejemplar. CompartoClima aterrizará este próximo fin de semana en la feria ecológica Bioterra.

Katia Scherer es joven pero tiene las cosas claras. Ella  misma nos cuenta que "CompartoClima es un proyecto desde el que se investigan estilos de vida resilientes para combatir el calentamiento global".  Se investigan esos modos de vida con el fin de promoverlos. Su objetivo es recopilar información sobre formas de vida bajas en emisiones y resilientes a los cambios del clima, ver de qué forma algunas personas están creando formas de vida económica y emocionalmente estimulante  y que son capaces de combatir las adversidades climáticas. "Es un proyecto transversal”, asegura Katia.

Mujeres resilientes que dan ejemplo

Katia nos cuenta casos de personas que se han acercado a CompartoClima y que visibilizan cómo se están enfrentando a la destrucción aportando pequeñas propuestas que podrían suponer cambios enormes. Con dos ejemplos de familias muy diversas pero coincidentes en muchas cosas, podemos darnos cuenta de cómo las personas llegan a mostrar una sensibilidad común en los aspectos ambientales y de resiliencia.

Por una parte, Katia conoció a una mujer que forma parte de una gran familia. Lleva una vida autosuficiente en una gran casa en el campo donde cultivan sus frutas, hortalizas, semillas; tiene gallinas y reciclan desde alimentos a muebles y ropa.

Por otro lado, coincidió con la madre de una niña que vive sola con ella en un pequeño piso de una ciudad. Esta familia monoparental hace todo lo posible por tener una conducta coherente con sus principios ambientales a pesar de las dificultades logísticas y económicas con las que se tiene que enfrentar todos los días. Recicla el agua de la ducha para el inodoro, evita los plásticos en la medida de lo posible y procura comprar productos locales y de proximidad siempre que puede.

Dos vidas muy distintas, pero igual de resilientes con el medioambiente.

MADRES POBRES PERO LUCHADORAS

Katia Scherer es investigadora y responsable de proyectos en el área medioambiental y estudió Antropología y Geografía. Ha viajado conociendo a muchas comunidades diversas y conviviendo con ellas aun se sorprende ahora de la capacidad que tienen de adaptar su vida a un formato más sostenible a pesar de las dificultades que las vida les presenta por haber nacido en una parte del mundo  desfavorecida. Ellos hacen, sin ser realmente conscientes, un gran trabajo en pro de una soberanía alimentaria.

Katia destaca que “la alimentación se ha convertido en una especie de símbolo, de arquetipo, en una especie de motor de un despertar, porque todo el mundo come". Para ella, la lucha debe empezar por una agroalimentación ecológica y sana y que respete los ecosistemas y a las generaciones futuras. Por ello Scherer se implica directamente en proyectos que ponen a la alimentación en el  foco de la batalla junto con el empoderamiento ciudadano.


 

LA NECESIDAD DE LA INFORMACIÓN

Para Katia, la información es muy necesaria. Información independiente porque una ciudadanía no informada es una ciudadanía sumisa, como dice ella misma. Pero es consciente que todo este esfuerzo debe estar acompañado por una legislación si la cual no se podrán llevar a cabo los cambios necesarios. "¿Cómo le vamos a pedir a la ciudadanía que ponga en marcha ese gran cambio de paradigma si las autoridades están poniendo palos en las ruedas y apoyando todavía a los petroadictos?”, se cuestiona.

La antropóloga mezcla pesimismo e ilusión en su discurso: “Estamos asesinando la Naturaleza y con ella moriremos nosotros también. Tenemos que volver a vivir en armonía con el entorno, pero hemos perdido la capacidad para vivir en armonía incluso con nosotros mismos. Lo peor de todo es que el sistema ha contaminado de tal manera nuestras mentes y nuestras almas que no sé si podemos volver atrás. Pero hay personas, como las que vienen a CompartoClima, personas anónimas, que están por la belleza y por la regeneración. Y eso me ilusiona. Las soluciones existen y sólo queda implementarlas”.

Scherer insiste en que la clase política tiene que  involucrarse mucho más en esta causa ya que las tecnologías y las políticas pueden ayudar a solucionar grandes problemas pero no son suficientes. Pero sentencia que sin este cambio real y sin herramientas que lo apoyen "no iremos a ninguna parte y nos seguiremos mintiendo a nosotros mismos”.