A menudo los expertos aconsejan que no se pase más de un número determinado conectados a las pantallas, sobre todo en el caso de los niños

Pero lo que debería preocuparnos no es tanto el tiempo que pasan los niños -o los adultos- en internet y las redes sociales, sino lo que se ve y se hace online. 

Por ejemplo, una investigación de la Universidad de Pensilvania concluye que el uso de las redes sociales se debería limitar a 30 minutos por día.  Por otro lado, varios expertos recomiendan no permanecer conectados a internet más de dos horas al día. 

No es el tiempo en internet, es lo que miras

Sin embargo, es más lo que miramos, y no tanto cuanto tiempo pasamos en internet lo que influye en nuestra salud y bienestar, según un estudio publicado en la revista World Psychiatry. El estudio es un examen exhaustivo de la evidencia científica más reciente sobre el tiempo frente a una pantalla y la salud mental, realizado por un equipo de investigación internacional.

Los psicólogos dicen que, si bien tiene sentido reducir el uso de los dispositivos digitales para dejar tiempo a las actividades saludables en el mundo, las consecuencias de nuestro uso de los dispositivos digitales están determinadas por aspectos que van mucho más allá del tiempo que pasamos en línea.

El informe señala, tras reunir las evidencias más recientes de la neurociencia, la salud poblacional y los estudios psicológicos, que los efectos positivos o negativos del uso de Internet para un individuo pueden verse  influenciados por factores como la edad, las condiciones sociodemográficas y, sobre todo, el tipo de experiencia online. 

Los autores subrayan la importancia de adoptar un enfoque individualizado y multidimensional sobre cómo Internet afecta la salud mental, la cognición y el funcionamiento social de los usuarios.

La baja autoestima empeora las consecuencias

Así, un contenido que puede ser relativamente inofensivo para algunos usuarios puede ser perjudicial para un grupo demográfico diferente. Por ejemplo, las fotografías y vídeos que promueven una apariencia corporal idealizada y poco realista pueden tener un impacto más negativo en las personas con baja autoestima o vulnerables a los trastornos alimentarios.

Por otra parte, la investigación aborda una serie de impactos del tiempo online sobre el bienestar, abordando cuestiones como el "miedo a perderse algo", las manipulaciones de los comportamientos y los puntos de vista a través de las redes sociales, el aislamiento, las comparaciones sociales y los efectos del sedentarismo.

¿Distracción o formación?

Uno de los coautores del estudio, Lee Smith, profesor de Salud Pública de la Universidad Anglia Ruskin (ARU), explica, por ejemplo, dos escenarios posibles: "En el primero, un joven acumula un total de cuatro horas diarias en línea interactuando constantemente con notificaciones que lo distraen cada vez de lo que está haciendo". 

Las notificaciones aparecen en la pantalla y le llevan a interminables contenidos de formato corto que pueden estar orientados algorítmicamente para aprovechar sus debilidades. La consecuencia podría ser una reducción de la concentración en tareas importantes o desarrollar problemas de imagen corporal o baja autoestima.

En el segundo escenario, un adulto mayor pasa exactamente las mismas cuatro horas al día en línea, pero utiliza este tiempo para fomentar nuevas relaciones sociales y acceder a contenidos formativos, lo que le proporciona beneficios para su bienestar e incluso para el funcionamiento cerebral. Por lo tanto, el mismo tiempo online puede producir resultados muy diferentes. 

Hay que desarrollar nuevas estrategias

Esta evidencia emergente de cómo el mundo en línea puede influir en nuestro funcionamiento social y salud cerebral se puede utilizar para comenzar a desarrollar pautas y estrategias más concretas para ayudar a las personas a maximizar los beneficios y minimizar los riesgos de sus propias "vidas en línea" individuales.

Las evidencias halladas por este y otros estudio pueden servir a los expetos para desarrollar pautas y estrategias más concretas para ayudar a las personas.