De entre todas las capacidades que configuran la mente humana, la inteligencia y la voluntad juegan dos roles fundamentales, aunque no en igualdad de condiciones. La primera es un don genético, nos explica Enrique Rojas, la segunda “es adquirida”. El psiquiatra y autor de bestsellers sobre felicidad y realización personal pone de manifiesto lo que necesitamos para cumplir nuestros sueños. No se trata solo de tener potencia, sino de saber cómo canalizarlo a través de la voluntad.
Pero, aunque todo esto suene muy bien, la cosa no es tan sencilla. No es fácil desarrollar la voluntad que, como bien explica el experto, debe entrenarse. Por eso, hoy te contamos lo que Enrique Rojas considera los cuatro pilares de la voluntad y por qué es tan importante entrenarla.
La diferencia esencial entre inteligencia y voluntad
Tendemos a pensar que el éxito se construye con inteligencia. Enrique Rojas, y también su hija, Marian Rojas Estapé, parecen no estar de acuerdo. Según explica el experto, la inteligencia es innata, “está en el equipaje hereditario”, y como tal puede ofrecernos un buen punto de partida.
¿Qué nos ofrece la inteligencia? Rojas lo explica de la siguiente forma: “La inteligencia es capacidad de síntesis, es capacidad para captar la realidad en su complejidad y en sus conexiones, y dar respuestas eficaces que se ajustan a la realidad”. Es decir, es una herramienta útil y poderosa que, si bien tiene un marcado carácter genético, también puede desarrollarse por medio del estudio y de diferentes ejercicios cognitivos.
Sin embargo, el experto asegura que no es la inteligencia lo que determina el éxito, sino la voluntad. “La voluntad es la puerta de entrada a los mejor”, dice Rojas. “Si tienes voluntad, tus sueños se hacen realidad. Llegas a lo que te propongas”. Esta afirmación, que puede parecer simple, es en realidad un recordatorio poderoso. No se trata de tu inteligencia, de tu agudeza mental, ni de tu capacidad de análisis. Lo que te permite cumplir tus metas es la firmeza de tu carácter.
Rojas lo explica mediante una metáfora sencilla pero poderosa. “Con la voluntad educada, somos enanos a hombros de gigantes”, explica. Esta imagen ilustra de forma precisa como la voluntad es capaz de elevarnos por encima de nuestras limitaciones. Es la energía que nos empuja hacia adelante, que se fortalece ante las adversidades y nos enseña a sortear los obstáculos que se interponen en nuestro camino. La pregunta es, ¿cómo desarrollar esta voluntad de hierro?
Las cuatro vías para educar la voluntad
Enrique Rojas es un claro ejemplo a seguir en lo que se refiere a éxito, y asegura que la voluntad es la clave para alcanzarlo. Pero ¿cómo podemos trabajar la voluntad? La única forma de hacerlo, asegura el experto, es obligando a nuestra mente a enfrentarse a desafíos que no generen una recompensa inmediata. Solo así, conseguiremos entrenar la voluntad.
Para hacerlo, el experto nos recomienda recorrer un camino de cuatro senderos, que son los siguientes:
- Meta. Toda acción comienza con la claridad de un propósito. Antes de lanzarnos a la acción, es esencial tomarnos un momento para reflexionar y examinar las razones que nos impulsan a actuar. Esta fase de deliberación define la motivación con la que empezamos, el deseo de perseguir la meta.
- Motivación. Es la pequeña chispa que enciende la llama. En este paso, la persona visualiza y valora lo que aspira a conseguir, permitiéndose experimentar la ilusión y el entusiasmo de lo que significará alcanzar su objetivo. Se trata de saborear anticipadamente los beneficios y de reforzar ese compromiso interno.
- Determinación. Aquí es donde “la voluntad entra en su estado más puro”, nos dice el experto. Es el momento en el que nos decidimos a seguir adelante, incluso cuando la rutina se vuelve pesada, el cansancio hace acto de presencia y la mente busca excusas para desistir. La determinación es lo que separa a los que solo sueñan de aquellos que cumplen sus metas.
- Ejecución. La última travesía es la prueba de fuego. No basta con querer, hay que actuar. La ejecución implica esfuerzo, lucha y sacrificio, y es en este punto donde se forja el carácter y se consolida la voluntad.
Pese a que estas recomendaciones que Rojas ofrece a sus seguidores en redes sociales pueden ser de gran utilidad, no conviene perder de vista el hecho de que educar la voluntad no es un proyecto con fecha de caducidad. Es un proceso constante que requiere dedicación, disciplina y una actitud inquebrantable. Por eso Enrique Rojas nos recuerda que “saber exigirnos es una mezcla de disciplina y actitud.” Es, en última instancia, un viaje de autoconocimiento en el que descubrimos que la verdadera fuerza no radica en la ausencia de desafíos, sino en la capacidad de seguir adelante a pesar de ellos.