La zanahoria es la hortaliza con más betacaroteno o provitamina A, lo cual la convierte en una gran aliada de la vista y de la salud de la piel y las mucosas.
Pero además aporta vitaminas C y E, de efecto antioxidante, así como vitamina B9 o ácido fólico: una ración de 100 gramos cubre el 110% de la vitamina A necesaria al día, el 13% de la C, el 5% de la E y el 10% del ácido fólico.
Propiedades de la zanahoria
Su valor energético, muy bajo, procede de los hidratos de carbono (5,2%) ya que su contenido en proteínas y grasas es escaso.
Es rica en fibra (3,4%), en minerales y oligoelementos (hierro, potasio, yodo, magnesio, níquel, azufre, cinc), ácido málico, inositol, fitosteroles y un aceite esencial que le confiere su aroma y sus efectos vermífugos contra los parásitos intestinales.
Valor nutricional de la zanahoria
Calorías de la zanahoria
¿Cuántas calorías tiene una zanahoria? Una zanahoria mediana (de unos 60 g) aporta apenas unas 25 calorías (105 kJ), por lo que se trata de un alimento ideal para mantener el peso.
Cortar unos bastones de zanahoria es una estupenda opción como picoteo, puesto que el aporte calórico es muy bajo. Hay que tener en cuenta también que la zanahoria prácticamente no aporta grasas (2 g por cada 100), y la mayor parte de ellos son ácidos grasos omega 6.
Vitaminas y minerales de la zanahoria
Al consumir 100 gramos de zanahoria se obtienen cantidades remarcables de las siguientes vitaminas y minerales:
- Vitamina A: 16705 IU
- Vitamina C: 5,6 mg
- Vitamina K: 13,2 mcg
- Vitamina B1: 0,1 mg
- Vitamina B3: 1 mg
- Vitamina B6: 0,1 mcg
- Vitamina B9 (ácido fólico): 19 mcg
- Potasio: 320 mg
- Calcio: 33 mg
Beneficios de la zanahoria
La zanahoria es un alimento tónico y remineralizante. Tiene propiedades alcalinizantes que favorecen un buen equilibrio ácido-básico del organismo.
Aliada de la vista
La zanahoria previene las cataratas y la enfermedad de la retina llamada "degeneración macular". La zanahoria está indicada también en caso de disminución de la agudeza visual, especialmente crepuscular o nocturna, y en caso de fotofobia (hipersensibilidad a la luz solar), conjuntivitis e inflamación de los párpados.
Regula los trastornos digestivos
Muchos piensan que la zanahoria provoca estreñimiento, pero no es cierto. En realidad la zanahoria aporta una cantidad considerable de fibra (2,8 gramos por cada 100 g). La confusión existe porque tradicionalmente se ha utilizado para tratar la diarrea.
Aunque parezca contradictorio, la zanahoria es útil tanto en caso de diarrea como de estreñimiento pertinaz.
Es sabido que en las gastroenteritis conviene seguir una dieta astringente basada en arroz con zanahoria, o incluso en agua de hervir zanahorias.
Por otra parte, frente al estreñimiento crónico es útil tomar 250 ml de zumo de zanahorias al que se añaden 50 ml del de espinaca y unas gotas de limón, que ayuda a regular y limpiar el tracto intestinal. El efecto se comprueba en uno o dos meses.
Sin embargo, el beneficio de la zanahoria es que ayuda a regular los trastornos intestinales, tanto en caso de estreñimiento como de diarrea o incluso de flatulencias. Asimismo, la zanahoria ayuda contra los trastornos digestivos como la gastritis.
Ayuda a pulmones, hígado, huesos y piel
La zanahoria resulta también beneficiosa para las afecciones broncopulmonares crónicas en general.
Debido a que contiene sustancias hipoglucemiantes pueden tomarla los diabéticos. Es conveniente en patologías hepáticas y ayuda a disminuir el nivel de colesterol.
También hay que destacar que su calcio es muy asimilable por el organismo.
El zumo o pulpa rallada actúan como un bálsamo contra el acné y los eccemas, así como en casos de úlceras o quemaduras.
Se ha demostrado que mejora la sensibilidad al sol en personas que tienen problemas para broncearse o reacciones alérgicas. Su consumo habitual estimula la producción de melanina y protege de los efectos nocivos del sol.
Regula la menstruación y la lactancia materna
Cuando existen irregularidades en la menstruación tiene un efecto activador (emenagogo) y favorece también la lactancia materna.
Para las defensas, la astenia y la anemia
Se recomienda ante una disminución de defensas o ante enfermedades infecciosas recurrentes y también en situaciones de astenia.
Por su contenido en hierro y cobre, que favorece la formación de glóbulos rojos, se indica en caso de anemia y también para prevenir la arteriosclerosis, el infarto y otras enfermedades cardiacas.
Ayuda a prevenir el cáncer
Las propiedades antimutagénicas y antitumorales del betacaroteno y otros fitoquímicos de la zanahoria, como las cumarinas, la quercitina o los terpenos, se demuestran eficaces en la prevención del cáncer, sobre todo de vejiga, de laringe, de esófago, de estómago, colono-rectal y de próstata.
La zanahoria en la cocina
La zanahoria es una hortaliza que se puede encontrar todo el año en el mercado, pero los ejemplares más tiernos y dulces se recogen al final de la primavera (de mayo a junio).
Un color anaranjado intenso señala un gran contenido en betacaroteno, mientras que las manchas verdes al final de la raíz indican que ha estado expuesta al sol y que, por tanto, tendrán un sabor amargo y áspero.
Según la medicina china tradicional hay que hervirlas ligeramente para mejorar su absorción intestinal.
El betacaroteno no se destruye al cocerlas. Al contrario, el organismo lo asimila mejor.
Licuadas se consumen en mayor cantidad pero crudas resultan más nutritivas.
Compra y conservación
Los ejemplares han de ser firmes, de color brillante y tamaño más bien pequeño, ya que suelen ser más dulces.
Por el contrario, las hojas verdes en la parte superior son un indicio de que la raíz es fresca. Hay que desechar las zanahorias arrugadas y con brotes.
Antes de almacenarlas, conviene eliminar los restos de tierra con un cepillo, pero nunca lavarlas con agua hasta el momento de consumirlas.
Se deben guardar en un lugar fresco y sobre todo aireado, pero a ser posible nunca junto a patatas o manzanas, pues el gas etileno que estas producen acelera su deterioro y reduce su dulzor.
Si se han comprado con hojas, se han de eliminar para evitar que absorban la humedad de la raíz y esta se reseque.
En la nevera se pueden conservar una o dos semanas en buenas condiciones, pero si se han de almacenar por más tiempo se pueden congelar, previamente escaldadas con agua hirviendo y sal.