¿Qué es la cebolla?
La cebolla o Allium Cepa es una hortaliza que pertenece a la extensa familia de las liliáceas, al igual que el ajo, con el que comparte algunas propiedades. Conocida desde tiempo inmemorial, la cebolla es alimento y a la vez un excelente medicamento natural.
La cebolla procede de Asia y era considerada casi un talismán por los egipcios, que le atribuían el alivio de numerosas enfermedades. También era sumamente apreciada por griegos y romanos. El gran médico Hipócrates la prescribía como diurético, para curar heridas y tratar neumonías. La medicina tradicional china la recomendaba sobre todo para enfermedades respiratorias.
Como alimento su uso se extendió mucho durante la Edad Media. En la actualidad, la cebolla es la tercera hortaliza más cosechada después del tomate y la patata, y se cultiva y utiliza en todo el mundo.
No se utiliza culinariamente en grandes cantidades, ni suele ser el ingrediente principal de los platos en los que participa, pero se hace notar… Como si se tratara de uno de esos actores secundarios con carácter que en las películas no representa el papel protagonista pero cuya presencia equilibra el conjunto.
Tipos de cebolla
Aunque existen numerosos tipos de cebolla alrededor del mundo, algunos de los más comunes que se pueden encontrar en Occidente son:
- Cebolla común: de color dorado, gran tamaño y sabor intenso; esta cebolla es una de las más utilizadas en la cocina del día a día.
- Cebolla roja o cebolla morada: como su característica piel amoratada es más fina que las de otras cebollas, es ideal para consumir en crudo o encurtida.
- Cebolla blanca: crujiente y de sabor fuerte, pero con un regusto menos picante que la cebolla común.
Valores nutricionales de la cebolla
¿Cuántas calorías tiene la cebolla?
Analizando los valores nutricionales de esta hortaliza, por cada 100 gramos de cebolla descubrimos:
- Calorías: 38 kcal
- Proteínas: 1,2 g
- Grasas: 0,25 g
- Hidratos de carbono: 8.6 g
- Fibra: 1,6 g
Propiedades de la cebolla
La cebolla está compuesta principalmente por agua (un 89%), lo que la hace muy ligera. Los carbohidratos son su nutriente más abundante y apenas proporciona proteínas (1,2%) ni grasas (0,2%).
En cuanto a sus vitaminas y minerales, procura buenas dosis de vitamina C (9 mg/100 g), potasio (300 mg), calcio (32 mg) y fósforo (44 mg), así como un alto porcentaje del oligoelemento cromo y pequeñas cantidades de azufre, bromo, cobalto, cobre, magnesio, silicio y cinc.
También es muy rica la cebolla en fitoquímicos, entre los que destaca el flavonoide quercitina. Este antioxidante, más potente que la vitamina E, tiene propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer, especialmente de mama, colon y próstata; además, puede ayudar a reducir los síntomas de fatiga, ansiedad y depresión.
Es interesante su contenido en glucoquinina, una sustancia considerada la "insulina vegetal", pues ayuda a combatir la diabetes.
Además alberga compuestos azufrados con efecto depurativo y aceite esencial con propiedades bactericidas y fungicidas.
Beneficios de la cebolla para la salud
La fama de la cebolla como alimento depurativo es bien merecida, pero sus propiedades y beneficios para la salud van mucho más allá.
- Es una hortaliza cardiosaludable. Debido a sus componentes azufrados, el consumo de cebolla previene la agregación plaquetaria y la formación de trombos, así como el colesterol y los triglicéridos altos.
- Es diurética. Por su riqueza en potasio y escaso sodio, la cebolla resulta diurética y ayuda en casos de edemas, hipertensión y piernas pesadas.
- La cebolla es un alimento prebiótico. Es rica en fructo-oligosacáridos, prebióticos que estimulan el crecimiento de bifidobacterias en el intestino e inhiben el desarrollo de bacterias patógenas. Este equilibrio en la flora intestinal reduce el riesgo de cáncer de colon.
- La cebolla contribuye a la salud digestiva. Previene la fermentación intestinal, la presencia de parásitos y hongos, y el estreñimiento. Alivia las digestiones pesadas y la flatulencia con hipoclorhidria, pero hay que ser cauto si se suele sufrir acidez.
- Es antioxidante. Otro de los beneficios de la cebolla es que contiene quercitina, un flavonoide de propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer.
- Es antidiabética. Gracias a su riqueza en cromo, que forma parte del llamado FTG (factor de tolerancia a la glucosa), y también a la glucoquinina, que estimula el páncreas, ayuda a reducir el nivel de azúcar en la sangre en las personas diabéticas.
- Es anticancerígena. Numerosos estudios demuestran que su ingesta habitual previene el cáncer, siendo este uno de los beneficios más reseñables de la cebolla para la salud. Quienes la comen regularmente presentan, por poner un ejemplo, un riesgo un 40% menor de desarrollar cáncer de estómago.
- La cebolla tiene propiedades antisépticas. Las propiedades antisépticas y mucolíticas de los componentes azufrados, junto con la acción antiinflamatoria de la quercitina, la hacen eficaz frente a problemas respiratorios como resfriados, bronquitis y asma. También es un conocido remedio popular frente a la tos dejar una cebolla cortada por la mitad en la mesilla de noche.
3 remedios caseros a base de cebolla
- Para gripe o resfriado: se dejan macerar 4 cebollas durante 24 horas en un litro de agua tibia. Se toma una taza entre las comidas y antes de acostarse.
- Para la diabetes: la preparación anterior, a razón de una taza al día por la mañana en ayunas, ayuda a reducir el nivel de glucemia.
- Para piernas hinchadas: se ralla finamente 150 gramos de cebolla y se pone en una botella con su mismo peso en alcohol de 90º. Se deja macerar 10 días removiendo cada día. Luego se cuela exprimiendo bien. Se toman 3 o 4 cucharaditas de esta tintura al día, mejor con un poco de agua. Se puede hacer una cura durante un mes, dos o tres veces al año.
La cebolla en la cocina
La cebolla es imprescindible en la cocina y constituye uno de los condimentos más empleados en la cultura gastronómica mediterránea.
Gracias a su jugosidad, este alimento permite cocinar con muy poco aceite y agua. Encurtida, frita, rebozada, hervida, al horno o cruda, la cebolla es deliciosa. Al cocinar así los alimentos, se reduce al máximo la pérdida de nutrientes y se aligera el plato, haciéndolo más fácil de digerir.
Una buena base de cebolla picada o cortada en juliana sobre un fondo leve de aceite, preferiblemente de oliva, es siempre un buen comienzo para preparar cualquier guiso, un estofado o el relleno de una tarta.
Un detalle importante es añadir la cebolla cuando el aceite esté lo suficientemente caliente, pero antes de que comience a humear. Esto evita que se empape de aceite y se rompa su estructura.
El punto justo
Antes de añadir cualquier otro ingrediente es necesario, en la mayoría de las recetas, que la cebolla alcance cierto grado de cocción. Lo ideal es esperar al momento en que se torna transparente.
De no hacerlo así, algunos ingredientes, como el tomate, detienen el proceso de cocción e impiden que la cebolla desprenda todo su sabor y se cueza suficiente.
Deliciosa cruda y cocida
La cebolla hace que los ingredientes del plato se integren entre sí, armonizando sus sabores. Su jugosidad también resulta útil en la preparación de rellenos y recetas al horno, ya que evita que se resequen y les aporta untuosidad.
Una simple cebolla asada en el horno y bien condimentada es uno de los platos más sabrosos y sencillos de preparar.
Si se emplea cruda es muy refrescante y, desde luego, un ingrediente ideal en la preparación de ensaladas. Con tomate, aceitunas y un poquito de aceite de oliva resulta excelente.
Para suavizarla, basta con dejarla unos minutos en maceración, con un poco de sal y un chorrito de vinagre.
También se puede servir, simplemente, con un poco de limón y algo de perejil picado, como tienen costumbre en algunos países árabes.
Esta afinidad con el vinagre la convierte en una hortaliza idónea para la preparación de encurtidos, ya sea sola o mezclada con otras hierbas aromáticas.
A la hora de cocinar la cebolla combina bien con la mayoría de verduras y cereales. Es una buena base para la paella, y no debería olvidarse en la elaboración del mijo o el cuscús. También hace buenas migas con el ajo y el puerro.
Compra y conservación
A la hora de la compra se deben elegir los ejemplares que tengan el bulbo firme, sin brotes y que conserven intacta la piel, que ha de ser crujiente.
Para conservarlas bien no es recomendable introducirlas en el frigorífico. Por el contrario, se deben guardar en un lugar seco y ventilado, donde no reciban luz directa, y colocarlas sin amontonar.