El equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu es la esencia del yoga. Una disciplina milenaria que tuvo su origen hace más de tres mil años en la India y que a día de hoy sigue ganando adeptos. Tanto es así que se estima que unos 500 millones de personas practican yoga cada día.

Existe una amplia variedad de estilos, unos se mueven más en el ámbito de lo físico, como el Hatha yoga o el Iyengar yoga, mientras que otros se consideran más energéticos, como el Kundalini Yoga. Cada uno potencia unos beneficios más que otros. Por tanto, para elegir el yoga que mejor se ajusta a tus preferencias es esencial para aprovechar al máximo sus propiedades. 

¿Qué es el Anusara yoga?

Hace unas décadas, en 1997, John Friend creó y desarrolló un estilo de yoga que fusiona el Hatha Yoga y la filosofía tántrica, y lo llamó Anusara Yoga. Precisamente, debido a su origen tántrico, esta variante estimula el deseo y mejora la vida sexual de sus practicantes. 

Uno de los pilares básicos del Anusara Yoga es la aceptación de las situaciones que nos toca vivir. Además, defiende la idea de que debemos valorarnos a nosotros mismos y a los demás. Todo ello, siempre fluyendo con gracia, naturalidad y desde el corazón. Es un yoga amable que persigue el bienestar desde las posturas del Hatha yoga.

Beneficios del anusara yoga

Además de compartir los beneficios generales del yoga, el Anusara Yoga destaca por potenciar tres aspectos en concreto:

  1. Aumenta la flexibilidad. La mayoría de las asanas que forman parte de las sesiones de Anusara Yoga se centran en estiramientos que ayudan a ganar flexibilidad, a activar el sistema linfático y el sistema circulatorio. 
  2. Amplía nuestro horizonte mental. Nos ayuda a aceptar las situaciones tal cual son y a disfrutar de todo lo que nos rodea. 
  3. Reduce el estrés. Alivia las tensiones gracias a las posturas (asanas), los ejercicios de respiración (pranayama), la entonación y repetición de mantras y la ejecución de mudras. 

Posturas del Anusara Yoga

Todas las posturas del anusara yoga están incluidas dentro del Hatha yoga. Eso sí, las escogidas tienen algunas características específicas, ya que, la esencia de este estilo no es controlar la mente desde el exterior (posturas corporales), si no desde el interior. Las asanas de cualquier sesión de Anusara yoga están 100% centradas en la búsqueda de la conexión interna. 

Son muchas las posturas que cumplen con este objetivo. De entre todas ellas, hemos seleccionado tres: la postura del perro boca abajo o adho mukha svanasana, es una postura básica, considerada semi invertida, que forma parte del Saludo al sol y que favorece la reducción del estrés y la ansiedad; la postura de la luna creciente o anjaneyasana es un gran estiramiento que alarga la musculatura y alivia tensiones; y la postura de la grulla o bakasana, fortalece los músculos y mejora el equilibrio. Veamos con más detalle cómo se hacen y cuáles son sus efectos en el cuerpo y la mente.

Postura del perro boca abajo o adho mukha svanasana

Yoga postura perro

La postura del perro boca abajo estira y relaja las lumbares.

RBA

La posturas del perro boca abajo es una de las doce asanas del Saludo al sol. Se la considera una postura semi invertida, por lo que ayuda a activar el riego sanguíneo. 

¿Cómo se hace?

  • Descalza sobre una esterilla, separa las piernas a la anchura de los hombros.
  • Échate hacia delante, apoya las manos en el suelo con los dedos un poco separados. Intenta mantener las plantas de los pies pegadas al suelo.
  • La espalda debe estar recta. Asegúrate de que se dibuja una línea recta desde las muñecas hasta las lumbares. El truco está en elevar todo lo que puedas las caderas. 
  • Si te molestan mucho las muñecas, descansa. No fuerces.
  • Aguanta la postura unos segundos y camina con las manos hacia atrás hasta volver a la postura de la pinza (Uttanasana). 
  • Sube poco a poco, vértebra por vértebra, hasta la postura de la montaña (Tadasana).

¿Qué beneficios tiene?

  • Estira los isquiotibiales.
  • Relaja la parte baja de la espalda (lumbares).
  • Fortalece los brazos y las muñecas.
  • Activa la circulación sanguínea. 
  • Ayuda a incrementar la concentración y la capacidad para mantener la atención.

 

Postura de la luna creciente o anjaneyasana

Postura de la luna creciente

Esta versión de la luna creciente es un poco más intensa que la básica. 

Básicamente, esta postura es un gran estiramiento. Puedes doblar (o no) la pierna de atrás. Si lo haces, intensificas mucho más la postura y sus efectos. 

¿Cómo se hace?

  • Siéntate descalza sobre una esterilla.
  • Desliza una pierna hacia atrás y mantén la otra delante, doblada y con el pie apoyado en la pelvis.
  • La espalda debería estar recta o un poco arqueada hacia atrás. Los brazos permanecen estirados y hacia arriba. 
  • Puedes doblar la rodilla de la pierna de atrás (foto) e intentar acercar la cabeza a la planta del pie. 
  • No te olvides de respirar lenta y profundamente, por la nariz y desde el diafragma. 

¿Qué beneficios tiene?

  • Fortalece las piernas, los tobillos, el abdomen y los brazos.
  • Mejora el equilibrio.
  • Ayuda a mejorar la capacidad respiratoria gracias a la apertura de pecho.

Postura del cuervo o bakasana

Yoga de la grulla

La postura de la grulla fortalece los brazos e incrementa el equilibrio.

RBA

Esta postura no es sencilla. De hecho, podría calificarse como bastante exigente. Sin embargo, aporta tantos beneficios que merece la pena hacer el esfuerzo. Ten paciencia, no es una asana que salga en un día. De hecho, necesitarás varias sesiones para conseguirla. Eso sí, verás cómo en cada sesión progresas un poquito.

¿Cómo se hace?

  • Descalza, sobre una esterilla, apoya las palmas de las manos en el suelo.
  • En línea con tus hombros y los dedos abiertos, eleva el cuerpo con las piernas flexionadas para que las rodillas contacten con el pecho.
  • Es una postura de equilibrio y fuerza. Intenta mantenerla durante unos segundos, y descansa. 

¿Qué beneficios tiene?

  • Tonifica los brazos, la espalda, los pectorales y la musculatura abdominal. 
  • Aumenta la capacidad pulmonar.
  • Incrementa la autoconfianza, ya que nos ayuda a enfrentarnos al miedo y la incertidumbre. 

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