Uno de los objetivos de la mayoría de la gente cuando va al gimnasio es reducir la barriga y fortalecer los abdominales. Es, de largo, uno de los deseos favoritos de la gente. Ahora bien, tener unos hombros contorneados y unos brazos tonificados, es otra de las metas más perseguidas. Para alcanzarla, existen infinidad de ejercicios para hacer frente a los "brazos o alas de murciélago", nombre con que se conoce a los brazos con un tríceps caído. Esto sucede cuando el músculo no se ejercita, que poco a poco, se va debilitando y se descuelga. 

ADIÓS A LAS ALAS DE MURCIÉLAGO

Acabar con este antiestético problema no es sencillo. Sin embargo, si se escogen los ejercicios adecuados, se realizan correctamente y se es constante en su práctica, es posible mejorar la situación, e incluso revertir el problema, aunque sea un poco. 

Desde los ejercicios con pesas hasta los de calistenia (ejercicios de tonificación con el propio peso corporal), todos pueden ser perfectamente válidos, ya que, como apuntábamos, el quid de la cuestión es elegirlos bien, ejecutarlos correctamente y ser constante.

tonifica y revitaliza

Aunque el beneficio más evidente de esta postura es que fortalece los brazos, el pecho y la espalda, también se le atribuyen otros efectos beneficiosos a cual más valioso. Entre ellos:

  • Mejora la postura. Otro de sus efectos para la salud es que ayuda a abrir el pecho y a "recolocar" los músculos y el esqueleto. Es, en definitiva, una excelente manera de trabajar la reeducación postural. 
  • Alivia la tensión acumulada en los hombros y el pecho debido al estrés o a malas posturas mantenidas en el tiempo. 
  • Alarga la musculatura de los muslos, el recto abdominal y el psoas.
  • Despierta la vitalidad y estimula el flujo de energía por los canales (nadis) que recorren el cuerpo. 

¿Cómo se hace la postura de la mesa? 

Postura de la mesa

La postura de la mesa fortalece los tríceps.

iStock

Aunque existen varias versiones de esta postura, a continuación explicamos detalladamente, el paso a paso, de la postura básica:

  • Descalza sobre una esterilla, siéntate con las piernas estiradas (Dandasana o postura del bastón).
  • Coloca las palmas de las manos a ambos lados del cuerpo, ligeramente detrás de las caderas, con los dedos apuntando hacia los pies.
  • En esta posición, levanta las caderas. Es como si empujaras el suelo con las manos. 
  • Mantén los brazos firmes, el pecho abierto y las piernas activas. Asegúrate de que los hombros están relajados, ya que es habitual que los tensionemos. 
  • Ya dentro de la postura, mantente firme, como una tabla. Procura que la cabeza esté alineada con la columna vertebral. Evita que la barbilla se acerque al pecho.
  • Lo ideal es que permanezcas en esa posición un mínimo de 30 segundos. Si llegas al minuto, perfecto. 
  • Mientras estás en la postura, no te olvides de respirar lenta y profundamente. Sé consciente de cómo entra y sale el aire por la nariz. La respiración debería ser diafragmática, es decir, utilizando el diafragma para llenar el abdomen de aire. 
  • Vuelve a la posición inicial cuando tu cuerpo te lo pida. Es importante no forzar y, por supuesto, no esperar a sentir dolor. 
  • Para salir de la postura, suelta el aire poco a poco y baja las caderas hasta el suelo.


Si las muñecas molestan...

Uno de los puntos críticos de esta postura son las muñecas. Una vez elevamos las caderas, las muñecas están soportando el peso de casi todo el cuerpo. Además, la posición no es de las más cómodas. Por tanto, para poder practicar esta postura sin problemas es conveniente contar con unas articulaciones lo más fuertes posible. 

En el caso de que te molesten las muñecas, bien por no ser lo suficientemente fuertes, bien por tener una lesión o una dolencia, como por ejemplo, artrosis, puedes realizar este mismo ejercicio con la ayuda de un bloque de yoga. Para ello, puedes colocar el bloque debajo de las palmas de las manos. También puedes usar una silla, colocarla detrás de ti y apoyar en ella las manos. 

Si a pesar de los accesorios, te siguen molestando las muñecas, no te preocupes. Existen muchas otras opciones para tonificar la musculatura de los brazos sin que tus muñecas sufran. Y es que, una de las premisas más importantes es llevar una progresión gradual que nos permita avanzar hacia la postura y sus beneficios sin dolor. Recuerda que uno de los principios del yoga es el que se conoce como ahimsa. Esta palabra en sánscrito significa, no violencia, y se entiende como no causar daño, ni a los demás, ni a uno mismo.

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