El término "burnout" significa "estar quemado". Es muy gráfico, describe un estado de agotamiento físico, emocional y mental que lleva a un rendimiento reducido. Pero el burnout no es una enfermedad, sino un conjunto de trastornos psicológicos o psicosomáticos que se manifiesta de manera peculiar en cada persona. 

¿Quién se ve afectado con más frecuencia?

Los médicos suelen diagnosticar depresión o trastornos de ansiedad, pero el burnout en sí no existe como diagnóstico. En cualquier caso afecta especialmente a las personas que, además de una sobrecarga de trabajo, deben sobrellevar también las tareas del hogar y el cuidado de niños y familiares. 

¿cuáles son las causas del burNout?

Hay muchos factores diferentes que pueden conducir al agotamiento. Los más comunes pueden deberse tanto a la situación laboral individual como a los propios rasgos de personalidad.

Las situaciones estresantes pueden resultar muy agotadoras si duran mucho tiempo. Los siguientes puntos podrían ser cruciales para el desarrollo del burnout:

  • Baja autoestima provocada por las condiciones de trabajo o una vulnerabilidad personal.
  • Exigencias excesivas y permanentes.
  • Presión de tiempo con fechas de entrega, etc.
  • Miedo a perder el trabajo.
  • Sensación de tener un margen de acción limitado.
  • No contar con apoyo personal o profesional.
  • Conflictos con familiares, compañeros o superiores.
  • Falta de comunicación en la empresa.

¿Cómo se produce el agotamiento?

El agotamiento no se da de la noche a la mañana, al contrario, se desarrolla gradualmente. Cuando se llega al extremos del burnout, es que los afectados no han podido identificar los factores que les estaban sobrecargando ni sus límites físicos o psicológicos.

En general, el burnout afecta a personas que poseen una fuerte necesidad de cumplir con sus propios altos estándares y si no lo consiguen experimentan  un sentimiento de fracaso. Además suelen depender en exceso del reconocimiento. 

¿Cuáles son los síntomas del agotamiento?

Debido a que el síndrome de agotamiento no es un cuadro clínico "real", no existen criterios de diagnóstico típicos que puedan usarse para realizar una evaluación. Sin embargo, es posible limitarse a tres signos para identificar un posible síndrome de burnout, especialmente si ocurren al mismo tiempo:

  •  Agotamiento y falta de motivación: Los afectados se sienten agotados y apáticos. Otros signos incluyen fatiga, depresión y malestar físico.
  •  Rendimiento reducido: además de la apatía, los afectados también tienen dificultades para concentrarse o memorizar cosas. En general, tienen problemas para tomar decisiones.
  •  Alienación del trabajo: las personas afectadas se sienten frustradas con su trabajo. Puede ocurrir que desarrollen una actitud negativa hacia sus tareas y hacia las demás personas. Los afectados tienden a distanciarse emocionalmente y reaccionar con amargura.

¿Cuáles son los signos físicos del agotamiento?

El agotamiento puede provocar muchos problemas físicos, como tinnitus, problemas gastrointestinales, presión arterial alta, problemas cardiovasculares y diabetes.

Estos problemas surgen del estrés crónico, que mantiene al cuerpo en constante alerta. A largo plazo, estas tensiones pueden provocar graves daños orgánicos.

el burnout es gradual

Debido a que el agotamiento es diferente para cada persona, es imposible predecir cómo se desarrollará la afección. Sin embargo, existen diferentes modelos que han perfilado una posible progresión del burnout.

Uno de ellos es el modelo de fases de doce etapas del psicólogo Herbert Freudenberger, en el que se describen las diferentes etapas con síntomas característicos que podrían experimentar los afectados.

Primera fase

Esta se caracteriza principalmente por el perfeccionismo y la necesidad de demostrar su valía. Los afectados tienen grandes expectativas sobre sí mismos, pero al mismo tiempo también temen fracasar en sus tareas. Además, a menudo no tienen en cuenta sus propias necesidades. 

En esta fase aún no se manifiesta un sufrimiento, pero sí una tendencia que puede precipitar las siguientes fases. 

Segunda fase

Se caracteriza por el hecho de que los afectados desarrollan una fuerte orientación al desempeño. Trabajan con intensidad y, a menudo, más horas de las que estipulan sus contratos. 

Aún así, sienten presión porque no llegan a completar a tiempo sus tareas. Sienten que no son suficientemente diligentes.   

Tercera fase

Los afectados consideran normal o incluso deseable su relación con el trabajo, aunque este pase por encima de sus relaciones sociales o la necesidad de descanso. En esta fase pueden producirse trastornos iniciales del sueño o errores por descuido.

Cuarta fase

Aparecen síntomas físicos que no son tomados en cuenta. También pueden surgir conflictos con compañeros de trabajo o con la pareja.

Quinta fase

Los afectados muestran menos empatía que quizás antes. Además, descuidan a los amigos y a los familiares y la atención se centra únicamente en el trabajo.

Sexta fase

Como los afectados tienen la sensación de que reciben poco reconocimiento por su trabajo, empiezan a aislarse. También pueden ser más negativos y agresivos con otras personas.

Séptima fase

Esto se manifiesta en un aislamiento social, ya que los contactos sociales se perciben como una carga. Además, a los afectados les cuesta tolerar las críticas y empiezan a sentirse desorientados y desesperanzados. 

Octava fase

Se observan cambios en el comportamiento. Además del creciente retraimiento social, los afectados sienten autocompasión y soledad. El trabajo empieza a ser una gran carga.

Novena fase

Los afectados ya no sólo sufren presión psicológica, sino que también comienzan a desarrollar mayores molestias físicas.

Décima fase

Se caracteriza por la sensación de vacío interior, de pérdida de rumbo vital. Los afectados pueden desarrollar fobias y sufrir ataques de pánico.

Undécima fase

La depresión es típica de esta fase. Los afectados sienten desesperación, odio a sí mismos y están agotados. También pueden ocurrir pensamientos suicidas.

Duodécima fase

Durante esta fase, la persona afectada colapsa física, emocional y psicológicamente. El agotamiento alcanza un nivel que pone en peligro la vida, por lo que se deben tomar medidas rápidamente.

¿Qué opciones de tratamiento existen?

Es importante buscar ayuda lo antes posible con los primeros signos como insomnio o irritabilidad. La terapia psicológica, aprender a gestionar el tiempo, los descansos, el reparto de tareas, las técnicas de relajación, como la relajación muscular progresiva o la meditación, y el compromiso con los intereses personales (amistades, aficiones, actividad física, alimentación, etc.) ayudan de forma preventiva.

Uno de los objetivos de la terapia psicológica es aprender estrategias eficaces para afrontar el estrés. También se puede aprender a fortalecer la confianza en uno mismo y desarrollar perspectivas realistas. La terapia ayuda a reconocer los propios sentimientos y a expresarlos mejor. Los afectados también aprenden a imponerse mejor ante situaciones de presión, estrés y conflicto.