Hay días en los que parece imposible ser feliz. Todo se complica, no llegas a lo que querías, el estrés te machaca. Y te rematas a ti misma diciéndote, “es lo que hay”. Te resignas. Como si el bienestar fuera cuestión de suerte, como si solo llegará cuando todo encaja. Pero, ¿y si te dijeran que tienes más margen de acción del que imaginas? ¿Qué parte de tu felicidad crees que depende completamente de tus decisiones?

Sonka Lyubomirsky, doctora en Psicología por la Universidad de Stanford, graduada suma cum laude por la Universidad de Harvard y profesora en la Universidad de California en Riverside es una de las más grandes expertas en felicidad del mundo. Casi nada, ¿verdad? Y es ella la que parece haber dado con la verdadera ecuación de la felicidad, que presenta en su libro La ciencia de la felicidad, y que compartimos contigo en este artículo.

La ecuación de la felicidad

Si crees que no hay nada que puedas hacer para ser más feliz, lamentamos comunicarte que estás equivocada. No podemos caer en reduccionismos. Es evidente que, si estás pasando por un mal momento, si tienes problemas económicos, de salud o familiares, te encontrarás peor que en otras etapas de tu vida. Puede que incluso te cueste ver la luz. Pero lo que la ciencia revela es que sigues teniendo un amplio margen de acción para influir sobre tu propia felicidad.

Así lo revela la citada Lyubomirsky, que resume las conclusiones de toda una vida dedicada a la investigación en su famosa ecuación de la felicidad: un 50% de tu felicidad depende de la genética, un 10% de las circunstancias (dinero, lugar donde vives, situación sentimental, etc.) y el restante 40% depende de tus decisiones diarias.

La cifra puede sorprender, pero se basa en más de dos décadas de estudios científicos revisados por pares, entre ellos los que ella misma cita en su libro La ciencia de la felicidad (2008).

Tu margen de actuación

Ese 40% del que habla la doctora en filosofía nos da margen para actuar y empoderarnos de nuestro propio bienestar. Porque no podemos cambiar nuestros genes ni lo que ocurre en nuestra vida, pero sí podemos escoger cómo respondemos.

De esa forma, las investigaciones de Lyubomirsky revelan que las personas más felices tienen ciertos comportamientos en común, como pasar tiempo de calidad con sus amigos y familia, dar las gracias con frecuencia, hacer ejercicio físico regularmente o vivir con un propósito claro.

Estas investigaciones son las que ha llevado a la experta a determinar 12 claves que están científicamente validadas para ayudarte a ser más feliz. ¿Te animas a ponerlas en práctica?

  • Practicar la gratitud. Tomarte un momento para reconocer lo bueno que hay en tu vida puede transformar tu percepción del día a día por completo. Muchos expertos, como Tal Ben-Shahar, profesor de Psicología positiva en la Universidad de Harvard, recomiendan llevar un diario en el que apuntar cada noche tres cosas por las que estás agradecida.
  • Cultiva el optimismo. Visualiza tu vida desde un punto de vista positivo y realista te ayudará a mantenerte motivada. La esperanza es un motor indispensable en la vida, es esencial mantenerla. Para practicarla, puedes escribir sobre tu vida ideal dentro de cinco o diez años, o haciendo afirmaciones positivas que te conecten con tu propósito.
  • Evita las comparaciones sociales. Mirar constantemente lo que otros tienen o hacen recudirá tu autoestima. Por eso, Lyubomirsky recomienda centrarse en el propio progreso y cultivar una mentalidad de crecimiento. Compararse menos no es conformarse, es dejar de medir tu vida con vara ajena.
  • Practicar la amabilidad. Ayudar a los demás de forma altruista no solo beneficia a quien recibe el gesto amable, también puede incrementar tu propia sensación de bienestar y conexión. Cuánto más espontáneo y genuino sea le gesto, mayor será su efecto.
  • Cuidar las relaciones. El bienestar emocional está profundamente ligado a la calidad de nuestras conexiones humanas. Dedicar tiempo a fortalecer tus vínculos, escuchar de verdad, compartir y perdonar tiene un fuerte impacto sobre nuestra felicidad. No se trata de tener muchas relaciones, ojo, sino de nutrir las importantes.
  • Desarrolla estrategias de afrontamiento. Aceptar el malestar como parte de la vida y aprender a gestionarlo con herramientas efectivas (como la escritura emocional, la meditación o la terapia) es esencial para atravesar cualquier dificultad sin que destruye tu equilibrio interior.
  • Aprende a perdonar. Aferrarse al rencor solo prolonga el sufrimiento. Perdonar, aunque cueste, nos libera de una carga emocional enorme y nos permite seguir adelante.
  • Buscar el Flow. Tranquila, no tiene nada que ver con hacer rap. El flow o flujo, en español, es aquello que sentimos cuando el tiempo vuela porque estamos completamente absortas en aquello que hacemos, como pintar, bailar, escribir o resolver un desafío mental. Y es uno de los indicadores más altos de bienestar. La clave es encontrar actividades que te reten y te apasionen para entrar en este estado de flow.
  • Saborea las pequeñas alegrías. No dejes que se te escapen los buenos momentos, en lugar de ello, aprende a apreciarlos plenamente. Esto puede marcar un antes y un después en tu vida. Disfruta, come algo que te guste, escucha música, camina bajo el sol. Se trata de alargar esas sensaciones agradables y ser consciente de ellas mientras suceden, conectar con el presente.
  • Comprometerte con metas significativas. Tener objetivos que van más allá de uno mismo y que te conectan con tus valores más profundos, te dorará de dirección, dándote cierto sentido en la vida. No es necesario que sean grandes metas, basta con que te ilusionen, te reten a ser mejor y te hagan sentir que avanzas hacia algo importante.
  • Practicar la espiritualidad. Para quienes conectan con la dimensión de lo espiritual o lo religioso, prácticas como meditar, rezar o practicar en otros rituales espirituales puede ser un poderoso medio para obtener consuelo, forjar una comunidad y ganar perspectiva.
  • Autocuidado. Dormir bien, comer con conciencia y moverte a diario, aunque sea dando un paseo, es esencial para estar bien física y mentalmente. El cuerpo humano es un poderoso regulador del bienestar emocional, tenemos que cuidarlo bien.

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