El yoga es, ante todo, una disciplina en búsqueda del equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu. Un objetivo que persigue a través de las posturas corporales (asanas), y también con la práctica de ejercicios de respiración (pranayamas), la entonación y repetición de mantras, y la ejecución de mudras. Ahora bien, la práctica regular de las asanas no solo contribuye a alcanzar el bienestar mental y la paz interior, también aporta numerosos beneficios estrictamente físicos, como la tonificación muscular, el aumento de la flexibilidad, o el incremento del equilibrio.
Aunque existen varios estilos de yoga, todos ellos tienen en común la mayoría de las posturas, solo varía la intensidad con que se realizan, o el modo en que se combinan. Unas son ideales para las personas que se inician en el yoga, y otras requieren de un pequeño bagaje, como por ejemplo, la postura del Marichi, una asana con múltiples beneficios, como el fortalecimiento del abdomen y la mejora de la digestión.
Si quieres avanzar en el yoga y en el camino hacia el bienestar mental, físico y emocional, esta postura es uno de los caminos que deberías recorrer.
la postura del sabio marichi
El nombre de la mayoría de las posturas de yoga suele ser muy descriptivo. Es decir, corresponde a un animal, un objeto o una planta. Por ejemplo, la postura del perro boca abajo, la postura de la mesa o la postura de la montaña. Por otro lado, otras muchas posturas rinden homenaje a sabios que vivieron en los años en los que surgió el yoga. Es el caso de la postura del sabio Marichi, que recibe el nombre del hijo del dios Brahmá, el creador del mundo y uno de los Saptarishis (siete sabios) en la mitología hindú.
La postura de yoga Marichyasana se dice que despierta el fuego interno del cuerpo, conocido como Agni, y libera bloqueos energéticos concentrados en la columna vertebral.
¿Cómo se hace la postura del marichi?
Como la mayoría de las posturas de yoga, la postura del sabio Marichi tiene variaciones para poder ser practicada con distinta intensidad y dificultad. A continuación, encontrarás las pautas para la realización de Marichyasana I, la versión que más se practica:
- Siéntate descalza sobre una esterilla. Adopta la postura del bastón (dandasana) con las piernas estiradas frente a ti y la espalda recta. Apoya las manos en el suelo, una a cada lado del cuerpo.
- Ahora dobla la rodilla derecha y coloca el pie derecho plano sobre el suelo, cerca de los isquiones. La pierna izquierda debe permanecer extendida con el pie flexionado. Al inhalar, estira la columna, llevando la coronilla hacia el techo. Esto prepara el cuerpo para el giro.
- Exhala y gira el torso hacia la derecha, llevando el brazo izquierdo alrededor de la parte exterior de la rodilla derecha. Puedes colocar la mano derecha en el suelo detrás de ti para apoyarte.
- Si te sientes cómoda, puedes profundizar en la torsión envolviendo tu brazo izquierdo alrededor de tu rodilla derecha y agarrando tu muñeca derecha o tus dedos detrás de tu espalda.
- Mantén tu columna alargada, como si tiraran de un hilo que se de tu cabeza.
- Mantén la postura de 5 a 10 respiraciones, profundizando la torsión con cada exhalación.
Es una postura de torsión, y estas posturas suelen tener como principal beneficio la mejora de la digestión, gracias al masaje que hacemos a los órganos internos. En este caso, para mantener la torsión correctamente, es muy importante mantener fija la mirada sobre el hombro derecho.
Para salir de la postura, relaja lentamente el torso mientras inhalas y a continuación extiende tu pierna derecha hacia atrás hasta llegar a la postura Dandasana. Espera unos segundos y repite hacia el otro lado.
Como adelantábamos al principio del artículo, esta postura puede no resultar sencilla, de modo que, es importante que si juntar las manos detrás de la espalda te resulta demasiado complicado, utilices una correa de yoga para unir el espacio entre las manos. Recuerda que en la práctica de yoga no cabe el sufrimiento. Cada postura ofrece variaciones que permiten que nos adaptemos a nuestro físico, condiciones y objetivos.
Beneficios físicos y emocionales
Además de los efectos en los músculos, órganos y funciones, la postura del Marichi es el origen de numerosos beneficios relacionados con la mente. Estos son algunos de los más interesantes:
- Estimula la digestión. Marichyasana trabaja en los órganos abdominales, promoviendo la salud digestiva y aliviando los problemas relacionados con la indigestión.
- Incrementa la flexibilidad de la columna. Al realizar la torsión en Marichyasana, se estira y fortalece la columna vertebral, mejorando su flexibilidad y movilidad.
- Estimula el sistema circulatorio. Como todas las posturas de torsión, esta asana comprime y descomprime los órganos internos, lo que ayuda a mejorar la circulación sanguínea en todo el cuerpo.
- Fortalece la musculatura abdominal y de la espalda. Marichyasana fortalece los músculos abdominales y de la espalda, lo que contribuye a una mejor postura y estabilidad en general.
- Calma la mente. Gracias a la respiración controlada, consciente y diafragmática, entramos en un estado de relajación y concentración que contribuye a la recuperación del equilibrio emocional.
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