El envejecimiento es un fenómeno natural que produce cambios en el organismo. Los efectos de estas alteraciones los notamos, ante todo, en nuestra piel debido a la aparición de arrugas y otros signos típicos de la edad. Pero también pueden dar lugar a problemas de salud como las enfermedades degenerativas o el cáncer.
Las primeras señales evidentes del envejecimiento aparecen en el rostro, cuello, escote y manos. Estos síntomas pueden preocuparnos en mayor o menor medida. Sin embargo, los problemas de salud que puede conllevar el envejecimiento precoz suelen alarmarnos. Visto desde esta perspectiva, buscar formas de ralentizar el proceso de envejecimiento es sinónimo de cuidar el propio aspecto y, a la vez, prevenir enfermedades asociadas a la edad.
Uno de los principales objetivos de la investigación médica es encontrar soluciones contra el envejecimiento prematuro. En el foco de los estudios están los telómeros. El acortamiento progresivo de estas porciones de ADN acelera del envejecimiento y puede depender de muchos factores, tanto externos como internos.
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Para proteger los telómeros, el organismo utiliza un complejo enzimático llamado telomerasa. En la naturaleza existen varias sustancias que actúan como activadores de la telomerasa, como los flavonoides, terpenoides, saponinas y polisacáridos. La fitoterapia es, por tanto, una fuente preciosa de estos principios activos antienvejecimiento.