Las emociones son una parte esencial de la vida, da igual si son negativas o positivas. De hecho, aunque a veces busquemos reprimir y evitar las emociones negativas, no podemos negar que cumplen un papel crucial en nuestra vida.El asco te aleja de lo que te hace daño, el miedo te protege de lo desconocido, de lo peligroso, y con la ira ganas fuerza para enfrentarte a aquello que sobrepasa tus límites. Todas ellas, aunque puedan tener un impacto delicado sobre la calidad de vida, son esenciales para la experiencia humana.

Pero que no debamos evitarlas ni reprimirlas no significa que no debamos aprender a gestionarlas. De eso, precisamente, nos habla Marian Rojas Estapé, psiquiatra y autora de grandes libros, como Cómo hacer que te pasen cosas buenas o Recupera tu mente, reconquista tu vida. De ella hemos aprendido estas cinco claves para gestionar emociones que te ayudará a recuperar el control de tu vida de forma efectiva.

Conócete a ti misma

El primer paso, y quizá el más importante, para gestionar bien tus emociones es conocerte a ti misma. Porque solo así podrás entender lo que causa estos sentimientos. Muchas veces reaccionamos de forma impulsiva sin saber por qué, y esa falta de autoconocimiento puede hacer que nuestras emociones nos controlen en lugar de ser nosotros quienes las controlemos a ellas.

Pero claro, conocerse a uno mismo no es una tarea sencilla, requiere de mucha inteligencia emocional. Y no es algo que tachar en la lista de pendientes tras unos minutos de introspección. Es un camino que, de hecho, nunca acaba.

Conocerte a ti misma consiste en dedicar tiempo a la introspección. Y puedes hacerlo de muchas formas. Escribiendo un diario, escuchando lo que te dice tu cuerpo, meditando o simplemente reflexionando sobre lo que sientes y piensas en distintas situaciones. Pregúntate por qué te molesta algo, qué patrones emocionales repites. Con el tiempo, te familiarizarás con las situaciones o pensamientos que disparan tus emociones.

Este autoconocimiento es la base para gestionar las emociones de forma efectiva, puesto que te permite anticiparte a situaciones complicadas, tener el control de forma consciente de tu respuesta emocional.

Identifica tus emociones

Conocerte a ti misma te allanará bastante el camino hacia este segundo paso que Rojas nos recomienda para aprender a gestionar las emociones. Consiste en identificar bien nuestras emociones. Porque estas, a menudo, pueden mezclarse, y no siempre somos conscientes de lo que realmente sentimos.

¿Es rabia o frustración? ¿Tristeza o miedo? Ponerle nombre a lo que sientes es el primer paso para desactivar una reacción emocional desproporcionada, por lo que identificar lo que sientes de forma precisa es esencial para poder procesar correctamente tus emociones.

Para hacerlo, cada vez que sientas una emoción intensa, tómate un momento para detenerte y preguntarte qué estás sintiendo exactamente. Y no valen respuestas vagas, un “bien” o un “mal”. Debes darle nombre a la emoción: ansiedad, resentimiento, miedo, culpa, alegría. Los estudios demuestran que el simple acto de identificar y nombrar una emoción reduce su impacto considerablemente.

Practica la asertividad

El siguiente paso, según Marian Rojas Estapé, es practicar la comunicación asertiva. “Di lo que piensas, sin herir”, resume la experta en sus redes sociales. No se trata de silenciar todas las emociones que nos invaden, sino de aprender a hablar con cuidado. Porque, como nos dice la psiquiatra, al hacerlo debes tener precaución para no “abrir puertas que no seas capaz de cerrar”.

La falta de asertividad genera acumulación de emociones no expresadas, lo que puede llevar a la frustración, el estrés e incluso la ansiedad. Expresar lo que sentimos de forma honesta, pero respetuosa, nos permite liberar estas emociones y aliviar la tensión interna, evitando que se conviertan en un problema mayor.

Para hacerlo, debes comprender que ser asertivo implica comunicar tus pensamientos y sentimientos de forma clara, sin agredir ni ser sumisa. Si alguien te ha molestado, no te calles. Trata de expresar lo que sientes de forma calmada y firme, usando grases como “Yo me siento…” o “Me gustaría…”.

Atrévete a ser tu mejor versión

“Aprende a sacar lo más valioso de tu interior”, nos dice Marian Rojas Estapé en sus redes sociales. “El que anula sus emociones, acaba siendo una versión empeorada de sí mismo, una aversión descafeinada, sin capacidad de ilusionarse por nada”.

Y así es. Cuando reprimimos nuestras emociones, podemos terminar sintiéndonos agotados, frustrados o incluso desesperanzados, lo que puede afectar a nuestra autoestima y calidad de vida. Gestionar las emociones nos permite desbloquear nuestro potencial, vivir de manera más auténtica, sentir mayor satisfacción con nuestra vida. Pero, para ello, debes atreverte a ser tu mejor versión. Y eso significa tener el valor de enfrentarte a tus relaciones.

Si trabajas en cuidar tu bienestar físico y emocional (hacer ejercicio regularmente, comes bien, descansas y dedicas tiempo a lo que te apasiona) conseguirás convertirte en tu mejor versión. Porque tener la mente y el cuerpo sanos ayuda mucho a gestionar bien las emociones.

Establece límites con los demás

Para acabar, rojas nos recomienda aprender a “identificar a la gente tóxicaque tiene la capacidad de perturbarnos profundamente en cualquier momento. “No es posible que todo el mundo altere tu equilibrio interior, y debes aprender a intentar mantener lejos a los que lo hagan”.

Para ello, lo que necesitas es aprender a poner límites, un acto de cuidado personal esencial para proteger nuestra paz interior. Sin límites claros, podemos sentirnos manipulados o sobrepasados por las demandas de los demás, lo que afecta a nuestra salud emocional.

Para ello, te invitamos a reflexionar sobre las personas y situaciones que te causan estrés o malestar. Establecer límites no significa ser cruel o distante, sino protegerte de situaciones que no te benefician. Si alguien te trata mal o te pide algo que no puedes dar, debes decir “no” de forma clara y respetuosa. Solo así conseguirás mantener relaciones más equilibradas, que te permitan proteger tu bienestar emocional.