El personaje interpretado por Tom Hanks en la película Forrest Gump explica cómo su madre siempre le decía que «La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar.» Ciertamente, la existencia nos va poniendo bombones en nuestro camino, muchos de ellos de sabor inesperado.

A nuestro cerebro le gustaría predecir el futuro para relajarse y sentirse seguro. Sin embargo, no lo podemos satisfacer en eso,  porque la incertidumbre constituye la esencia misma de la realidad, como nos recuerda la física cuántica. Una vez aceptamos que estamos rodeados de incertidumbre, no hay que temer a que las cosas se tuerzan, pues la buena noticia es que casi nunca llegamos al éxito sin haber fracasado antes.

Preaciertos y expectativas

La escritora brasileña Luciana Reis se inspiraba en un texto devocional al afirmar que "todo acierto se hace de preaciertos". Así funcionan las cosas en el camino de la realización personal y profesional. Para acertar hay que haber aprendido, y solo se aprende fallando.

Harry Palmer, creador de un programa de entrenamiento para la consciencia, asegura que sabemos muy poco sobre la realidad en la que vivimos. Todo lo que conocemos pertenece al mundo de las apariencias, a partir de lo que observamos y deducimos de allí.

Pero la realidad va mucho más allá, pues incluye los pensamientos y emociones, la intuición e incluso la magia. De hecho, "leemos" el mundo físico a través de nuestras percepciones, creencias, suposiciones y teorías, que influyen de manera directa en nuestra realidad. Si creo que un encuentro va a ser favorable, acudiré con más entusiasmo y autoestima, lo cual ayuda a que las cosas salgan bien.

El país de las muletas

Se cuenta que, en un reino lejano, el príncipe sufrió un accidente y quedó tan malherido que perdió la capacidad de caminar sin la ayuda de muletas. Para que no se sintiera mal, el rey ordenó a todos sus súbditos que, en adelante, caminaran con muletas. Pasaron las décadas, murió el rey y luego el príncipe. Gobernaba ya su bisnieto, pero todavía andaba todo el mundo con muletas, aunque nadie sabía ya por qué lo hacían. Simplemente, habían aprendido a hacerlo así.

Los viajeros que llegaban al reino preguntaban el porqué de aquella incómoda costumbre, pero nadie les daba razones. Algunos lugareños intentaron dejar las muletas e imitaban a los viajeros para caminar sin ellas, pero se caían al suelo como niños inexpertos, porque ya no sabían andar de otro modo.

Este cuento ilustra de qué modo las programaciones inútiles, aunque en algún momento tuvieran un sentido, continúan gobernando nuestra vida.

La nube del no-saber

Nuestros prejuicios acerca de lo que sabemos o de cómo hay que hacer las cosas pueden convertirse en una gran limitación, como sucede a los habitantes del cuento, además de matar la curiosidad y hacer la vida mucho más aburrida. Porque sin curiosidad no hay espacio para el descubrimiento.

El autor anónimo del manuscrito místico La nube del no-saber, fechado hacia 1390, afirma que cuando nos dejamos envolver por el desconocimiento, eso nos posibilita unirnos a Dios a través del amor y de la sabiduría innata del corazón.

No todo es comprensible a través del conocimiento y la lógica. A veces es necesario desaprender lo aprendido, recobrar la libertad y ampliar nuestro ancho de banda, detectando y cuestionando las certezas que gobiernan nuestra vida.

Para ello, empezar a practicar el "no sé" puede ayudarnos a limpiar creencias, repensar nuestra vida y descubrir nuevas fuentes de inspiración.

PAso a paso para recuperar la curiosidad

  1. Conecta con una certeza sobre ti misma: ¿puedes definir una certeza que tienes sobre ti misma? ¿Eres capaz de resumirla en una sola frase, en primera persona y en presente? Escríbela en una libreta.
  2. Indaga en el significado de esa creencia desde un lugar en calma: ¿qué significado tiene para ti esta creencia? ¿Desde cuándo forma parte de tu vida? ¿Para qué te sirve?
  3. Siente como si no hubiera existido. Recuerda algunos momentos de tu existencia en los que esta creencia se manifestaba en tus acciones. ¿Qué habría sucedido de no haberla tenido?
  4. Imagina las nuevas posibilidades. Pregúntate ahora: ¿quién serías tú ahora sin esa certeza? ¿Qué nuevas posibilidades se abrirían ante ti de no encerrarte en este prejuicio?