Pocos objetivos parecen más importantes en la vida que la llamada búsqueda de la felicidad. Pero en este mundo de distracciones constantes y soluciones rápidas, encontrar el camino que conduce hacia ella parece más complicado que nunca. Es fácil caer en la tentación de buscar, en vez de auténtica felicidad, satisfacción superficial. El dinero, el éxito profesional o las relaciones idílicas se presentan como la verdadera solución a la pregunta, ¿dónde está la felicidad?
Pero… ¿Qué pasaría si la clave de la felicidad no estuviera en lo que puede darnos en el mundo, sino en algo que ya reside en nosotros? Arthur Schopenhauer, uno de los filósofos más influyentes del siglo XIX, nos dejó su propia respuesta a esta ancestral pregunta en forma de una frase que te ayudará a encontrar tu propio camino hacia la felicidad. ¿Te animas a intentar recorrerlo?
Schopenhauer y la búsqueda de la felicidad
A Schopenhauer se le dio el nombre de “filósofo del pesimismo” y, sin embargo, es una de las grandes mentes a las que todos recurrimos cuando debemos enfrentarnos a grandes preguntas sobre la auténtica felicidad. ¿Cómo es posible que el hombre que negaba que existiera la felicidad absoluta sea uno de los grandes referentes en este tema?
Es probable que se deba a que, a diferencia de otros pensadores de su época, Schopenhauer no creía que la felicidad pudiera encontrarse en el logro de deseos materiales o en el bienestar social. El tiempo, como ahora sabemos, le dio la razón.
Para él, el sufrimiento era una constante inherente a la existencia humana, y el camino hacia la verdadera felicidad no pasaba por la evasión del dolor, sino por una aceptación profunda de que este forma parte de la naturaleza humana.
Uno de los pilares de su pensamiento era la “voluntad”, entendida como esa fuera irracional y ciega que nos mueve a los seres humanos. No únicamente hacia los deseos, también hacia el sufrimiento. Para Schopenhauer, la voluntad es el motor de la vida, aunque también una condena a la eterna insatisfacción. Cuanto más tratamos de satisfacer esos deseos, más atrapados quedamos en una cadena interminable de anhelos insatisfechos.
En este contexto, encontramos en la obra del filósofo del pesimismo una frase que, muy posiblemente, resuene con todos lo que la lee. “Es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en ningún otro lugar”. El desafío está claro: alcanzar la paz interior es complicado, pero la verdadera felicidad solo se puede encontrar dentro de cada uno de nosotros.
¿Por qué es tan difícil encontrar la felicidad en uno mismo?
Buscar la felicidad dentro de uno mismo, tal como propone Schopenhauer, es un desafío al que muy pocos se atreven a enfrentarse. La mayoría de las personas tienden a mirar hacia afuera en busca de satisfacción, ya sea por medio del éxito profesional, el estatus social o el consumismo. Estos factores externos quizá proporcionen algo de gratificación a corto plazo, pero jamás nos darán la felicidad verdadera. Pero ¿por qué es tan difícil hallar la felicidad dentro de uno mismo?
En primer lugar, debemos achacarlo a que el autoconocimiento es una tarea compleja. Conocer nuestra verdadera naturaleza requiere de un trabajo de introspección muy profundo, que puede desvelar aspectos de nosotros mismos que no siempre estamos preparados para aceptar. En muchas ocasiones, emociones como la inseguridad, la ansiedad o el resentimiento nos empujan a evitar enfrentarnos a lo que ruge en nuestro interior. Nos da miedo descubrir lo que hay ahí.
A esto debemos añadirle algo a lo que Schopenhauer no tuvo que enfrentarse: el frenético ritmo de la sociedad moderna. La presión social, la constante comparación con otros gracias a las redes sociales, y una sociedad que nos bombardea con la idea de que debemos ser felices todo el tiempo. Una que nos asegura que nuestra valía depende de lo que tenemos o de lo que otros piensan de nosotros.
Pero, aunque Schopenhauer no tuvo que lidiar con compararse con sus amigos del instituto en Facebook, sabía que la naturaleza humana está llena de deseos insaciables, de una búsqueda constante de satisfacerlos en el mundo exterior, lo que nos conduce a la insatisfacción perpetua. Y en su filosofía encontramos algunos consejos para reconducir nuestra búsqueda de la felicidad en la dirección correcta.
Aplicando la filosofía de Schopenhauer
La filosofía de Schopenhauer, aunque profunda y desafiante, ofrece valiosas herramientas para aplicar en nuestra vida diaria que pueden ayudarnos a encontrar la verdadera felicidad. Si aceptamos su premisa de que la felicidad no se puede encontrar en el exterior, ¿cómo podemos entonces buscarla dentro de nosotros mismos? Aquí te dejamos algunas ideas para hacerlo.
Practica la autoaceptación
Acepta quién eres, con tus virtudes y defectos. La felicidad verdadera solo llega cuando dejamos de luchar contra nuestra naturaleza y nos permitimos ser auténticos. Reconocer tus limitaciones y abrazarlas te permitirá estar en paz con lo que eres, evitando ese ciclo de insatisfacción que nos provoca intentar ser algo que no somos.
Reflexiona y medita cada día
Dedica tiempo cada día a desconectar del caos exterior y entrar en contacto con tu mundo interior. La meditación puede convertirse en una poderosa herramienta para calmar la mente y reducir el ruido externo, facilitando así la introspección.
Si usas estos momentos, además, para reflexionar sobre tus pensamientos y emociones, comenzarás a entender mejor lo que realmente necesitas para ser feliz.
Reduce el apego a los deseos materiales
Evita caer en la trampa de perseguir la felicidad a través de lo material. Los bienes y logros externos jamás te ofrecerán la satisfacción duradera que necesitas para sentirte feliz de verdad.
En su lugar, prueba a practicar la gratitud con aquello que ya tienes, a contentarte con lo que te ha dado la vida. Así dejarás enfocarte en lo que no tienes o en lo que deseas obtener, sino en lo que has conseguido.
Renuncia al deseo insaciable
Schopenhauer afirmaba que el deseo constante es la causa principal del sufrimiento. Si no aprendes a controlarlo, acabarás alejándote de esa paz interior. Y no se trata de que elimines todos los deseos que aparezcan en tu mente, sino de encontrar el equilibrio y no dejarte consumir por ellos. Esto te permitirá liberar espacio mental para disfrutar del presente y reducir la ansiedad por alcanzar más.