El objetivo de la práctica de los diferentes tipos de yoga es siempre el mismo: acallar las fluctuaciones de la mente y hallar el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Encontrar a través de las posturas, la respiración, los mantras y los mudras, un estado de bienestar físico y mental que se instale en nosotros de forma más o menos permanente. 

Ahora bien, esta disciplina milenaria no es monolítica. De hecho, cuenta con numerosas variantes y estilos, cada uno de los cuales se basa o hace especial hincapié en un aspecto más que en otro. En este sentido, el Hatha yoga, el estilo más conocido y practicado en el mundo, es un yoga más físico, centrado en las posturas (asanas), mientras que el Kundalini yogaes una variante más energética, en la que sus practicantes priorizan los ejercicios de respiración (pranayama), mudras y mantras. 

Existen, por tanto, numerosas opciones a nuestra disposición, cada una con unas ventajas específicas, y también con puntos controvertidos. Así, el Bikram Yoga o "Yoga caliente" (Hot yoga), es un estilo que cuenta con numerosos defensores (cada vez más), pero también con detractores. Veamos a continuación qué defienden unos y qué critican los otros.

¿En qué consiste?

Básicamente, el Bikram Yoga es una sesión de yoga que dura 90 minutos y tiene lugar a 40°C, en la que se desarrollan 26 posturas (asanas) y dos ejercicios de respiración (pranayamas). Las sesiones de Bikram yoga siempre incluyen las mismas posturas extraídas del Hatha Yoga.

La peculiaridad más importante, que desencadena sus posibles beneficios o riesgos para la salud, es que se desarrolla en salas preparadas para alcanzar altas temperaturas y con unas condiciones de humedad también elevadas, en torno al 40 y 50%. 

Hechas las presentaciones, veamos qué dicen los estudios respecto los efectos positivos que muchos atribuyen al Bikram Yoga. Algunos de esos beneficios son:

  • Quema más calorías. 
  • Reduce la depresión y el estrés. 
  • Mejora la salud cardiovascular.
  • Aumenta la flexibilidad.
  • Incrementa la densidad ósea.

QUEMA MÁS CALORÍAS

Se estima que en una clase de yoga normal se pueden quemar entre 180 y 460 calorías en función de la intensidad y la duración de la sesión y el peso. Una investigación de la Universidad de Colorado demostró que las personas que practicaban Hot yoga eran las que más calorías quemaban: las mujeres unas 330 calorías en una clase de 90 minutos y los hombres unas 460. 

La explicación que aporta la ciencia es que en una estancia con la temperatura alta se suda mucho más, así que el cuerpo debe trabajar más para regular la temperatura. Para ello, el corazón tiene que bombear más sangre, lo que se traduce en quemar más calorías.

REDUCE LA DEPRESIÓN Y EL ESTRÉS

Según un estudio de 2019 publicado en el Journal of Alternative and Complementary and Medicine, un curso de ocho semanas de Bikram yoga redujo los síntomas de la depresión en mujeres de mediana edad, así como aspectos concretos como la autocrítica y el pesimismo. 

Por otro lado, otro estudio, publicado dos años antes en el Journal of Mental Health, concluía que tras la realización de un programa de 16 semanas de Hot Yoga, sus participantes (un grupo de adultos sedentarios), mejoraron su estado de ánimo y redujo los niveles de estrés después de una sola sesión de 90 minutos.

Mejora la salud del corazón

Al practicar yoga en una sala con las condiciones que prevé el Bikram yoga, el corazón, los pulmones y los músculos trabajan más y, por tanto, aumenta el ritmo de la respiración, la frecuencia cardíaca y se acelera el metabolismo.

Un estudio de 2019 publicado en el Journal of Alternative and Complementary Medicine demostró que una sesión de Hot Yoga acelera la frecuencia cardíaca a un ritmo similar al de caminar a paso ligero (5,6 km/h).

clase de yoga
iStock

Aumenta la flexibilidad

Un estudio de 2013 del Journal of Strength and Conditioning Research demostró que, tras 8 semanas, las personas que practicaron Bikram yoga tenían más flexibilidad en los hombros, la zona lumbar y los isquiotibiales que el grupo de control. La razón es que al estirar los músculos cuando se han calentado gracias a la elevada temperatura ambiente del Bikram yoga, aumenta la flexibilidad y mejora la amplitud de movimiento de las articulaciones. El mismo estudio demostró que los participantes podían levantar más en peso muerto.

Incrementa la densidad ósea

Con el paso de los años la densidad ósea va disminuyendo, especialmente, en el caso de las mujeres a partir de los 50 años, debido a la drástica bajada de estrógenos que se produce en la menopausia. 

Un estudio de 2014, publicado en Scientific Research, comprobó que en un período de 5 años, la densidad ósea de las personas con perimenopausia que practicaban Bikram yoga aumentó en la pelvis, la zona lumbar y el cuello. El estudio llegó a la conclusión de que los entornos con temperaturas altas reducen los efectos de la osteoporosis en las mujeres.

los contras del Bikram Yoga

Frente a la lista de beneficios asociados a la práctica del Yoga caliente, encontramos la postura contraria, la de aquellos expertos que los cuestionan y advierten de los posibles riesgos vinculados a realizar yoga en un entorno con temperaturas tan elevadas.

Los dos riesgos principales que señalan los expertos son la deshidratación y la falsa sensación de flexibilidad:

1. Deshidratación. El proceso de deshidratación se produce cuando la excreción de líquidos supera el consumo de estos. Como consecuencia, sino se toma la cantidad suficiente de agua se puede experimentar confusión, fatiga, somnolencia, dolor de cabeza y, en algunos casos, pérdida de consciencia.

Es importante recordar que cualquier deporte hay que practicarlo en condiciones idóneas, ya que cuando lo hacemos en condiciones extremas, como las propias el Bikram yoga, el organismo hace un esfuerzo para combatir el exceso de calor, con lo que aumenta el riesgo de deshidratación.

2. Falsa sensación de flexibilidad. La temperatura ambiental elevada proporciona una sensación de elasticidad que no se ajusta a la realidad, al menos no del todo, ya que el mecanismo de regulación térmica del cuerpo irriga los tejidos superficiales, pero no los profundos, tendones y ligamentos. El problema es que podemos estar forzando estos tejidos con posturas para las que no están preparados.

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