El yoga no es solo una disciplina para estar en forma. De hecho, sus cualidades más valiosas giran en torno a las emociones, y no al cuerpo. Esto no significa que la práctica regular de asanas (posiciones) no sea una buena manera de aumentar la flexibilidad, incrementar la tonificación muscular o favorecer el sueño y la digestión, ya que sus efectos positivos en la salud física son innumerables, estando la mayoría de ellos, perfectamente avalados por la ciencia. Es más, cada vez son más los estudios que concluyen que el yoga es uno de los caminos más efectivos para recuperar el equilibrio en su sentido más amplio.

Partiendo de esta idea, conviene señalar que el yoga no es una disciplina única, ya que existen muchos tipos de yoga, unos más exigentes a nivel físico, como el Vinyasa yoga o el Ashtanga yoga, otros más energéticos, como el Kundalini yoga, y algunos muy relajantes como el yoga nidra. De todos ellos, uno de los estilos más practicados es el conocido como Hatha yoga. Se estima que más de 300 millones de personas practican yoga en todo el mundo, de las cuales, alrededor de 5 millones lo hacen en España. Además, la mayoría de sus practicantes lo son de Hatha Yoga, una de las versiones más adecuadas para iniciarse en esta disciplina milenaria de origen hindú que cuenta con una serie de posturas básicas

¿Qué es el Hatha Yoga?

Todos los nombres relacionados con el yoga están escritos en sánscrito, y Hatha yoga no es una excepción. Para comprender más fácilmente y con más profundidad en qué consiste, podemos diseccionar la palabra Hatha. Así, "ha" significa sol y representa la energía más activa; y "tha" es luna, y se relaciona con la relajación. Para alcanzar el equilibrio es imprescindible que ambas energías cohabiten en paridad. Ese es, precisamente, el objetivo del Hatha yoga, reestablecer la armonía entre ambas fuerzas. 

Con esa intención, los maestros de yoga preparan las sesiones, las cuales suelen iniciarse con el saludo al sol (Surya Namaskar) que activa la mente y el cuerpo movilizando la energía (prana) para que circule a través de los canales (nadis) que recorren todo el organismo. Además, en línea con el planteamiento expuesto, cada sesión de hatha yoga suele acabar con una asana que favorezca la relajación, como por ejemplo, la postura del cadáver (Savasana). 

Para principiantes y expertos

Uno de los aspectos más atractivos del Hatha yoga es que es un estilo que puede ser practicado sin conocimientos previos. Cualquier persona puede participar en su primera clase sin salir frustrado. Y es que, aunque existe la creencia generalizada de que para practicar yoga hace falta tener una flexibilidad circense, es totalmente falso. El instructor debe adaptar cada postura a cada alumno, y este, con el paso del tiempo, irá ganando flexibilidad, equilibrio, fuerza y seguridad en uno mismo. 

Por otro lado, el hecho de que sea el estilo ideal para iniciarse no significa que sea una rama solo para principiantes, también hay yoguis que llevan años dedicados a la práctica de Hatha yoga, ya que, el yoga es una práctica que no se acaba de aprender nunca, siempre se progresa y perfecciona. 

¿qué aporta el Hatha yoga?

Muchos se apuntan a su primera clase de yoga con la idea de que en unos días serán capaces de replicar las posturas que observan en las redes, la mayoría de ellas, más propias de un contorsionista de circo que de un amante del yoga. Sin embargo, eso realmente no es Hatha yoga. Otros, creen que el Hatha les proporcionará flexibilidad y fuerza, es decir, una mejora en su estado físico. Y es cierto. Sin embargo, el yoga no ofrece solo estas bondades físicas. Es más, lo más importante es que con el paso del tiempo, el yoga ayuda a acallar las fluctuaciones de la mente, reestableciendo el equilibrio emocional de las personas. De hecho, al poco tiempo, la principal motivación de los nuevos practicantes es su capacidad para mejorar su bienestar emocional, no el físico. 

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Estos son, en síntesis, los principales beneficios del Hatha yoga:

  • Mejora el estado físico. A medida que practicamos hatha yoga es fácil comprobar que la musculatura se fortalece, la flexibilidad aumenta y la resistencia se incrementa. Además, disminuyen los dolores de espalda, mejora la digestión y disminuye los trastornos del sueño como el insomnio. 
  • Incrementa el equilibrio. Muchas de las posturas de yoga ayudan a mejorar la postura, lo que a su vez favorece el equilibrio. Este control reduce el riesgo de caídas y, por tanto, de lesiones. 
  • Disminuye la fatiga y el estrés. Los efectos del yoga a nivel físico y mental están probados por la ciencia. Cada postura incide en un órgano u órganos determinados, desencadenando unas consecuencias con efectos inmediatos, y también a medio y largo plazo. Y es que, no hay que perder de vista que además de la sensación relajante que se obtiene en cada sesión, cuando se practica de forma regular y constante, actúan como un protector contra el estrés y la ansiedad a largo plazo.
  • Aumenta la concentración. Después de una sesión de yoga nos sentimos más relajados, pero también con la mente más despejada, con las ideas más claras, lo que hace que aumente tu capacidad de atención y concentración. Esto se debe, tanto a las posturas, como a los ejercicios de respiración o pranayama. 

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