Seguro que alguna vez te ha pasado. Quedas, o coincides por casualidad, con una amiga, una vecina, una prima (puede que hasta con tu padre o madre) y al acabar la interacción te sientes increíblemente cansada. ¿Lo has sentido? Entonces tienes en tu vida lo que la psicología moderna califica como “vampiro energético”.
Puede que estas personas no lo hagan con maldad, pero su constante necesidad de atención, su negatividad y su actitud victimista puede convertirse en una carga para nuestro bienestar. La psicología ha estudiado a fondo este fenómeno, identificando tanto las señales que nos ayudan a reconocer a estas personascomo las estrategias más eficaces para protegernos. En este artículo, te contamos cuáles son estas técnicas, según los expertos, y cómo aplicarlas para mantener a salvo tu energía.
¿Cómo reconocer a las personas que drenan tu energía?
El mejor consejo para esta cuestión es: escucha a tu cuerpo. Pero lo cierto es que, en muchas ocasiones, nos cuesta dejarnos llevar por la intuición. Por eso, el primer punto que vamos a abordar es cómo aprender a identificar a los “vampiros energéticos”. Según la psicología, estas son las señales que nos deben alertar de su presencia:
- Dramatizan de forma constante. Cualquier situación puede convertirse en una catástrofe si la explica el vampiro energético. Todo gira, como no, alrededor de su malestar.
- Se quejan de forma crónica. Nunca están satisfechas, siempre encuentran un motivo para lamentarse.
- Juegan muy bien el papel de víctima. Utilizan la manipulación emocional para conseguir la atención y el apoyo de los demás.
- Necesitan ser el centro de atención. No muestran interés en lo que ocurre a su alrededor, solo en su propia experiencia.
- Ignoran tus límites. Si les pides espacio o les planteas tus necesidades, suelen restarle importancia o hacerlo ver como una ofensa.
Estas dinámicas pueden generar fatiga mental, ansiedad y estrés, e incluso afectar a nuestra percepción de nosotros mismos si no ponemos freno a tiempo.
Las técnicas que recomienda la psicología para proteger tu energía
Una vez identificadas estas conductas, ¿qué podemos hacer para protegernos? Los expertos coinciden en que la clave está en establecer límites y practicar el autocuidado emocional. Para ello, te dejamos estas técnicas muy eficaces que te ayudará a conseguirlo:
Establece límites claros
Los límites son una barrera fundamental para proteger tu energía emocional. Según Marian Rojas Estapé, autora de Recupera tu mente, reconquista tu vida y otros libros reveladores, aprender a decir “no” es un acto de autocuidado, no de egoísmo. Los límites deben comunicarse con claridad y firmeza, utilizando frases como: “Aprecio tu confianza, pero ahora necesito un momento para mí”.
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Establecer límites no significa ser indiferente o distante, sino cuidar nuestro bienestar emocional. El psicólogo clínico Henry Cloud, autor de Boundaries explica que las personas que drenan nuestra energía tienden a manipular y cuestionar estos límites, lo que nos obliga a mantenernos firmes. Un límite bien definido puede prevenir futuros malentendidos y reducir la carga emocional de estas interacciones. Practicar esta habilidad requiere de tiempo, pero es esencial para mantener relaciones sanas y equilibradas.
Practica la ecpatía
La ecpatía consiste en crear una distancia emocional para no absorber las emociones ajenas. Es, por así decirlo, el polo opuesto de la empatía, que nos lleva a conectar con el estado emocional del otro. A diferencia de esta, la ecpatía nos permite reconocer sus sentimientos, sin interiorizarlo.
Para aplicar la ecpatía, podemos usar la respiración consciente. Cuando estés en una interacción especialmente intensa, respira profundamente y recuerda que no eres responsable de resolver los problemas de los demás. La ecpatía no es indiferencia, es una forma pura de autocompasión.
Limita el tiempo de interacción cuando sea necesario
Si identificas que alguien te agota, intenta reducir el tiempo que pasas con esa persona. El psicólogo Daniel Goleman, autor de Inteligencia emocional, sugiere que planificar pausas conscientes para desconectar de estas interacciones tan demandantes puede reducir considerablemente su impacto emocional. Si no puedes evitar su presencia, establece límites de tiempo. Basta con decirle: “Puedo hablar contigo, pero solo tengo 10 minutos”.
Reenfoca la conversación hacia temas más neutrales
Cuando una conversación se vuelva excesivamente negativa, trata de redirigir el tema. No estás siendo mala amiga, ni mala hija, hermana, prima o vecina, por no escuchar a esa persona en ese momento. Estás protegiendo tu energía.
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Los estudios realizados en el campo de las relaciones interpersonales demuestran que la negatividad persistente desgasta el vínculo emocional y aumenta el estrés. Por eso, usar frases como “Entiendo lo que dices, pero ¿qué tal si hablamos de algo un poco más ligero ahora?”, no solo está bien, puede ser sanador para tu salud mental.
Fomenta la responsabilidad emocional
Las personas que agotan nuestra energía tienden a responsabilizar a los demás de sus problemas. Es por eso por lo que la psicología nos recomienda no asumir el rol del salvador. En su lugar, podemos devolver la responsabilidad al otro con una pregunta muy sencilla: ¿Qué crees que podrías hacer para resolver esto?
Estas técnicas no solo protegen tu bienestar, sino que también enseñan a la otra persona a gestionar sus emociones de forma más autónoma.
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