Hemos malinterpretado lo que significa optimismo. Lo asociamos a personas ingenuas y evasivas, que prefieren mirar hacia otro lado en lugar de afrontar los problemas. Decimos, con orgullo, aquello de “no soy ni optimista ni pesimista, soy realista”. Como si la realidad fuera una sola, y no cuestión de percepciones. En esta cultura que valora la crítica, el escepticismo y la hiperalerta como señales de inteligencia, muchos se han creído que esperar lo mejor es señal de debilidad o de desconexión con el mundo real. Nada más lejos de la realidad.

Cada vez son más los expertos que desmontan estos prejuicios. Por ejemplo, la psiquiatra Marian Rojas Estapé tiene claro que el optimismo no es una forma de escapar, sino todo lo contrario. “El optimismo es una forma de conectar con la realidad”, afirma en unos de sus vídeos más recientes. Y no solo eso. Es algo que podemos cultivar, aprender y entrenar, como si fuera un músculo. Es, en definitiva, una habilidad para vivir mejor.

¿Qué es el optimismo?

Conscientes de esta mística que gira en torno a la palabra, es hora de desmitificar el optimismo. Porque cuando Marian Rojas Estapé habla de optimismo, lo hace desde una base científica y profundamente humana. No es una moda, ni una actitud naif, es un proceso de transformación interna que comienza con un cambio simple en la forma en la que miramos el mundo.

La experta asegura que “el optimismo se puede educar y se puede potenciar”. Es decir, que nuestra manera de interpretar la realidad no está grabada en piedra, se puede reeducar.

Y no, esto no significa que nos dediquemos a negar dificultades ni pretender que todo está bien cuando no lo está. Se trata, más bien, de entrenar la atención para detectar también lo que sí va bien. Cada día trae consigo momentos buenos y malos, pero es fácil que quedemos atrapados en lo negativo, repitiendo mentalmente lo que salió mal, si no entrenamos el cerebro.

Neuroplasticidad: una puerta para educar al cerebro

Entender lo que es el optimismo nos acerca un poco más al objetivo, pero querer hacer algo y hacerlo no lo es lo mismo. Por suerte, nos explica Rojas Estapé, existe lo que conocemos como neuroplasticidad. La experta cita a Don Santiago Ramón y Cajal, que decía “todo ser humano si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. La clave está ahí, nos dice la psicóloga, en ese “si se lo propone”, que significa “que yo le meto actitud a la vida”.

“La actitud es algo importantísimo”, destaca Estapé, porque “de la actitud depende en gran medida el resultado de lo que yo voy a hacer”. Esta actitud, a su vez, se ve influenciada por la forma en la que nos hablamos, dado que según la experta, “el pesimismo es una voz interior machacante que te impide ver las oportunidades que tienes en tu entorno”.

Y no se trata de un mensaje simplista, de un “si lo quieres, puedes conseguirlo”. No. La psiquiatra asegura que “el optimismo no te asegura el éxito, pero te acerca a esas oportunidades que tienes en la vida”. Esa es la clave, eso es lo que te permite dejar de autosabotearte. Pero para ello, tienes que dejar de hablarte en negativo.

Ponles freno a tus pensamientos negativos

Sabemos que la mente puede entrenarse, sabemos que es cuestión de actitud. Pero… ¿cómo pasamos a la práctica? Rojas Estapé nos pide, en primer lugar, que hagamos un diagnóstico de esa voz negativa.

Para ello lo único que tienes que hacer es escuchar a tu cuerpo, porque como dice la experta, “el cuerpo siempre dice la verdad”. Puede que tu mente vaya a mil por horas, pero “si el cuerpo somatiza, es que algo está pasando”. El cuerpo escucha el pensamiento, por lo que el primer paso es escuchar al cuerpo.

Una vez identificado el malestar, toca entender de dónde viene esa voz. ¿Es de tu infancia? ¿Es la voz de tus padres? ¿Quién te habló así que se ha marcado en la forma en la que te tratas a ti misma? O quizá se deba a que has pasado por muchas dificultades últimamente. En cualquier caso, es importante que detectes esa voz negativa, porque es esencial para poder seguir avanzando.

En algunos caos, asegura la experta, la solución pasa por pedir ayuda, recibir terapia e incluso, de ser necesario, tomar medicación. Pero en otro muchos, lo verdaderamente revolucionario se puede lograr con simples mensajes y simples prácticas.

Una nueva voz interior

“Suelo decirle a la gente que se trate con compasión”, comparte la psiquiatra desde sus redes sociales, “incluso lo uso conmigo misma”. Para aplicar este consejo, que es la clave para acabar con los pensamientos negativos y entrenar a nuestra mente para el optimismo, debemos abrazar la compasión.

Empieza a decirte a ti misma “hice lo mejor que pude con las circunstancias que tenía”, porque, en general, nos explica Estapé, “nunca tenemos mala intención ni queremos perjudicarnos a nosotros mismos”. Al mirar al pasado, entiende que con las circunstancias que tenías, con las herramientas de las que disponías, tomaste la decisión que podías tomar.

Esto es importante para evitar la culpa y el victimismo, que como nos dice la autora, son lo peor para el organismo.

Reeduca la mirada

Para acabar, asegúrate de disfrutar. Porque, como dice la experta, la clave en la vida es aprender a "disfrutar de los pequeños placeres, las pequeñas alegrías que surgen en el día a día”. Entender esto nos permitirá saber que “todos los días surgen cosas buenas y todos los días surgen cosas malas. Pero nosotros decidimos en cuáles nos fijamos.

“Reeducar la mirada, reeducar los pensamientos”, concluye Estapé, “nos ayuda a proteger nuestra salud física y nuestra salud psicológica”. Y en definitiva, “nos acerca a que nos sucedan cosas buenas”.

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