Los pensamientos negativos pueden hacernos la vida muy complicada. Lidiar con ellos cada día, pelear contra su influencia o dejarse llevar por ellos pueden conducirnos a un cuadro de ansiedad y depresión difícil de superar.

De hecho, la rumiación mental (darle vueltas repetidamente a pensamientos negativos) puede llevar a un ciclo de retroalimentación negativa que puede contribuir al desarrollo de trastornos del estado de ánimo, como la depresión mayor, problemas de autoestima o estrés crónico. Para lidiar con ellos de forma saludable, el experto en bienestar emocional Mario Alonso Puig, cirujano, escritor y conferenciante, nos da un sencillo consejo: abrazar la quietud.

Qué son los pensamientos rumiantes

Todos los hemos tenido alguna vez, aunque quizá no los hayas reconocido como tales. Los pensamientos negativos o rumiantes son aquellos que aparecen cuando de forma involuntaria repites en tu cabeza una y otra vez una misma idea.

Por lo general, este tipo de pensamientos vienen asociados a un problema o una preocupación. Podrían tratar sobre una conversación con la que no has quedado satisfecha, sobre lo que crees que otras personas han opinado de ti en determinada situación, o sobre problemas financieros o laborales.

En cualquier caso, este tipo de pensamientos suelen tener un claro matiz negativo, y si se les da rienda suelta, acaban ocupando nuestra mente durante horas. Su impacto emocional es devastador: generan ansiedad, depresión e interfieren con la vida diaria.

Es por eso por lo que es importante aprender a lidiar con los pensamientos negativos antes de que se conviertan en rumiación. Y cuando esta ya ha llegado, tener herramientas para lidiar con ella.

Sobre eso, precisamente, informa Mario Alonso Puig, autor de El camino del despertar, en sus redes sociales. Una clave para lidiar y desterrar este tipo de pensamientos antes de que se vuelvan nocivos.

La quietud de la mente

El mejor remedio para los pensamientos negativos, explica Alonso Puig, es la quietud. El experto afirma que por lo general huimos de la quietud porque la imaginamos como un vacío desagradable, porque nos negamos a profundizar en ella. Sin embargo, en ella se encuentra la clave de todo.

Cuando los pensamientos negativos cruzan nuestra mente, lo habitual es que reaccionemos a ellos de forma visceral y emocional. Podemos enfadarnos, entristecernos o preocuparnos. Los escuchamos y los seguimos, entrando en un bucle infinito de problemas, miedos y ansiedad.

O puede que intentemos resistirnos a ellos, llevándoles la contraria, molestándonos por su presencia en nuestra mente. Reaccionando de forma negativa, lo cual solo consigue alimentar el ciclo de negatividad en nuestra mente.

En lugar de ello, Alonso Puig insiste en que lo que debemos hacer cuando aparecen en nuestra mente es mucho más sencillo. No debemos hacer nada, así de simple.

Observa tus pensamientos, acéptalos

Ante un pensamiento negativo que llega a nuestra mente, Alonso Puig recomienda actuar como dicta el poema de Jelaluddin Rumi, La Casa de los Huéspedes. Debes invitarlos a pasar, tratarlos con amabilidad, y no seguirlos hacia donde quieren llevarte.

Cuando estos pensamientos aparezcan en tu mente, lo primero que debes hacer es aceptarlos. Son parte de ti, y pueden haber llegado por algo importante. Pero si no es así, debes quitarles poder restándoles atención.

Si luchas contra ellos y te enfadas cuando aparecen por tu mente, les das poder. Así lo explica Puig citando a Carl Gustav Jung, que decía “lo que se resiste, persiste”.

En lugar de resistirte a estos pensamientos, obsérvalo con cierta distancia, sin juzgarlos. Y concéntrate en tu cuerpo. En la respiración, en el presente. En tus sensaciones físicas. De esta forma, al no darles atención, los pensamientos negativos desaparecerán.

La atención es energía

Puig lo explica bien con la analogía del huésped del poema de Rumi. A este inesperado huésped (el pensamiento negativo) no debes echarlo, ni increparlo. Sencillamente, déjalo pasar, y no le des conversación. No discutas con él, porque eso sería seguirlo hacia donde quiere llevarte.

De esta forma le quitarás su energía, que es la atención. Finalmente, el huésped dirá “no me da conversación, no ha caído en la trampa”, y se irá sin mayor esfuerzo.

Mientras tanto, la atención debe estar sobre el cuerpo, sobre lo que es real y puedes sentir físicamente. Algunos ejercicios de respiración consciente pueden ayudarte en el momento, y desarrollar técnicas de mindfulness puede facilitarte la tarea al entrenar la atención y la mente.

Recuerda que la atención, al igual que otras tantas capacidades y habilidades humanas, debe entrenarse de forma diaria para que no acabe perdida en pensamientos negativos o dispersa en ciclos de procrastinación. Y la mejor forma de hacerlo es por medio de la meditación y el mindfulness.