El ritmo de la vida no deja de acelerarse. La entrada de las redes sociales en escena, la aparición de las cadenas de comida rápida, el fast fashion y las empresas que entregan productos en menos de 24 horas nos han acostumbrado a que lo bueno, inevitablemente, debe ser inmediato.

En un paradigma como este, ir lento, despacio y sin prisas no solo está completamente fuera de lugar, puede ser algo revolucionario. Lo afirman muchos expertos, como Carl Newport, profesor de la Universidad de Georgetown y autor de Slow productivity, que nos ofrece una perspectiva innovadora en lo que se refiere a la productividad y sus velocidades.

El arte de ir despacio

Para Carl Newport, todo un experto en el mundo laboral, reducir el ritmo y hacer menos es la mejor forma de conseguir mejores resultados en el trabajo. Así lo explica al definir la productividad lenta, el innovador concepto que introduce en su libro, como “hacer menos cosas, trabajar a un ritmo natural y obsesionarse con la calidad”. Estos son los principios para aprovechar al máximo esta nueva forma de trabajar que, asegura, puede ayudar a mejorar en el trabajo de forma considerable.

La base de su teoría radica en que, al deshacernos de las microtareas que nos atrasan (responder correos, acudir a reuniones que no aportan nada, etc) y ahorrar energía para lo importante, conseguiremos calidad en nuestro trabajo.

En realidad, el concepto no es nada nuevo. Algo muy similar nos decían nuestras abuelas gracias al sabio refranero español: “Vísteme despacio, que llevo prisa”.

Tener éxito gracias a la lentitud

Es indiscutible que hacer las cosas con calma, sin prisas, puede ayudarnos a conseguir una mejor calidad en nuestro trabajo. Pero ¿nos ayuda a tener éxito? Es común pensar que no es así, porque vivimos en un mundo, como decíamos, acelerado.

Este ritmo vertiginoso de vida nos hace pensar que quien levanta la mano el primero, quien entrega primero el trabajo, es quien gana. Ir más rápido es sinónimo de éxito. Pero Carl Newport no está de acuerdo con esto.

Lo que él explica a sus lectores es que la clave para tener éxito en una empresa es saber cómo solucionar los problemas de tu jefe (o de tu cliente, si estás emprendiendo). Y en este sentido, la lentitud puede ser mucho más eficaz que la inmediatez.

Cuando tu jefe (o cliente) delega algo en ti, “es responsable de que se haga, y esto se ha convertido en una fuente de estrés”, asegura el experto, “quiere que ese estrés desaparezca”. Para conseguirlo, tú te presentas como la solución más adecuada.

El objetivo es quitarle el estrés de inmediato, y lo puedes hacer respondiendo rápidamente o habiéndote ganado una reputación en la que pueda confiar”. Esta última opción es la que Newport defiende con su productividad lenta.

Se trata de que tu jefe, cliente o superior confíe en que una vez que pulse sobre el botón de “enviar”, pueda olvidarse de la tarea, porque sabe que lo harás. Quizá no suceda de inmediato, pero lo pondrás en tu lista y cumplirás con los plazos. Así que el estrés desaparecerá en cuanto te lo haya enviado.

La táctica de la confianza

Ambas opciones expuestas por el experto son completamente válidas. Pero una tiene más beneficios que la otra. Para empezar, entregar todo de forma rápida no siempre es posible. Si quieres que todo esté “para ayer”, como solemos decir cuando tenemos mucha prisa, puede que la calidad de lo que entregues empiece a resentirse.

Y no solo porque en menos tiempo, tienes menos espacio para depurar y corregir errores. Las prisas, la psicología lo ha dejado claro, generan estrés. Y el estrés crónico y excesivo, deteriora las funciones cognitivas.

Por el contrario, enfocarte en la calidad e ir despacio puede ser mucho más beneficioso para tu mente y tu desempeño. La clave, explica Newport, está en la organización.

Para conseguir que tus superiores o clientes confíen en ti pese a ir más lento radica en tu capacidad de organización. Tener una lista pública de tus proyectos, bien ordenados por prioridad, y con actualizaciones de estado y plazos de entrega, generará confianza.

“No es tan importante que lo hagas de inmediato”, asegura Newport. Lo que debes conseguir es que tu jefe piense que, simplemente, lo harás. “Esa confianza es la base de una productividad más lenta”.

Es por eso por lo que el experto recomienda a los trabajadores, y en especial a aquellos más jóvenes que inician sus carreras, que prioricen ganarse la fama de ser organizados. Solo así conseguirán éxito con la estrategia de la productividad lenta.