En los últimos tiempos la sociedad está viviendo un proceso de reconciliación con la menstruación y de tabú está pasando a vivirse con más respeto y positividad. Rosa Paradela, fundadora de La Revolución Cíclica, la considera como “un camino de consciencia y transformación increíble, sanador y potencializador de la Vida”. 

Rosa Paradela, filóloga de formación e instructora de yoga por vocación, ha desarrollado su propia metodología y un programa de yoga específico para el ciclo menstrual y el climaterio. Lleva más de 25 años observando sus ciclos, investigando sobre ciclicidad y acompañando a mujeres para que vivan sus ciclos con información, consciencia y vitalidad. Desde 2010 vive junto a su compañero en un entorno rural, acorde con los ritmos de la naturaleza.

–¿Cómo percibes tú estos cambios y cuánto queda hasta esa vivencia que tú describes?
–Los cambios son muy relevantes y se están acelerando. Hace veintisiete años que yo comencé a usar la copa menstrual; la descubrí y compré en Londres. Cuando hablaba de ella y la mostraba en mis charlas y talleres en España, eran muy escasas las mujeres que la conocían, y muchas menos las que se animaban a probarla; había aún mucho desconocimiento y aprensión. Ahora, en las charlas que ofrezco, apenas hay mujeres que no la conozcan, que no la usen o, incluso, que no la lleven puesta.

Cada vez somos más mujeres las que comunicamos sobre temas relacionados con la ciclicidad, cada vez contamos con más publicaciones e iniciativas. Una gran parte de la sociedad está muy receptiva, con gran interés por conocer una visión de nuestros procesos más real, más contemporánea y natural.

–Estáis impulsando grandes cambios...
El tiempo lo determinará, con las dotaciones a la investigación (sobre endometriosis y otros desajustes, sobre pérdidas gestacionales, sobre nuestro sistema hormonal, sobre la menopausia,…), la implantación de leyes y recursos, la convicción de cada una de nosotras y la fuerza de los movimientos feministas que provoquen el cambio de mentalidad, un cambio de paradigma que impulse un estilo de vida que nos permita vivir nuestros ciclos con salud, con bienestar.

–¿Qué es exactamente "La Revolución Cíclica" y qué aporta a las mujeres?
–La Revolución Cíclica es el movimiento que impulso hace veinte años desde la certeza de que podemos vivir nuestro ciclo menstrual y climaterio con más consciencia, vitalidad y salud. Conforma mi proyecto profesional y de vida. Desde aquí, ofrezco espacios de encuentro y difusión, mi programa de yoga específico para mujeres y varios servicios individuales y grupales.

Las mujeres encontramos aquí todo aquello que ojalá nos hubieran contado de pequeñas: qué supone menstruar, por qué algunas mujeres lo viven con dolor y malestar y cómo revertirlo; qué supone ser cíclica (más allá de lo relativo a la productividad); qué fases forman tu ciclo menstrual-ovulatorio y qué características y necesidades tienen; cómo son nuestro eje hormonal, nuestro sistema reproductor, nuestro suelo pélvico…

Aporta el acompañamiento preparado, el espacio seguro, la red de compañeras con intereses afines, la información estructurada y contextualizada y las experiencias que permiten a cada mujer conocer, equilibrar y sanar sus ciclos. 

–Respecto a los productos de higiene femenina cada vez hay más opciones a elegir y el mercado los divide en 2 tipos según recojan el sangrado dentro o fuera del cuerpo. La copa menstrual, la esponja o los tampones estarían en la primera categoría y las compresas o bragas menstruales en la segunda. Pero tú divulgas y haces pedagogía de otro concepto menstrual. ¿Qué es el sangrado consciente?
–La capacidad de percibir el sangrado y retenerlo el tiempo necesario para evacuarlo en el baño. Igual que nos enseñaron de niñas a hacer pis y caca, podemos aprender a hacer lo mismo con la menstruación. Es el mismo mecanismo, los mismos músculos involucrados, la misma lógica.

Podemos usar los productos que nombras; son distintas opciones, cada una con sus contextos, alcances y limitaciones. Y podemos no usar nada ajeno a nuestro cuerpo. Así de sencillo y natural. Ojalá nos lo hubieran enseñado de pequeñas, ¡hubiera sido todo mucho más fácil! Estamos a tiempo de aprender y enseñárselo a las niñas.

–¿Cómo conociste tú esta habilidad y qué referencias existen de su uso?
–La conocí como he conocido tantas cosas: a través de otra mujer. Yo estaba ofreciendo una charla informativa a principios del 2000; todas éramos muy jóvenes, excepto una mujer; ella nos contó que se crió en un orfanato y que nadie le explicó nada sobre la regla.

Por sí misma, llegó a la conclusión de que era un proceso natural, al ver que se repetía y que usaba el mismo orificio por el que hacía pis (bueno, así se lo explicó ella). Improvisó unas telas a modo de compresa y lo vivió con naturalidad desde el principio. Hizo sangrado consciente sin llamarlo así y sin saber que estaba haciendo algo inusual.

Muchas mujeres hemos tenido la experiencia de notar la sangre y de retenerla espontáneamente y con éxito mientras vamos raudas al baño, pero no le damos más continuidad. Al escuchar el testimonio de aquella mujer, decidí probar. Esta es la buena noticia, que no hace falta creérselo sin más: cada una puede probar por sí misma.

En algunos libros sobre Ciclicidad encuentras algunas referencias y, sobre todo, conozco la experiencia de muchas alumnas, que lo llevan haciendo desde hace muchos años. 

 

–¿Cuál es la diferencia entre “sangrado consciente” o “sangrado libre”?
–Aunque se suelen usar como sinónimos, a mí me gusta diferenciar en dos acepciones distintas y complementarias. Hablo de "sangrado consciente" cuando me refiero a la habilidad de evacuar el sangrado.

Por otro lado, dentro del Activismo Menstrual, hay una corriente que quiere visibilizar en los espacios públicos la regla y cuestionar la manera en la que es tratada (denostada e invisibilizada) en nuestras sociedades tan ajenas a la experiencia menstrual. Me refiero con Sangrado Libre a acciones tan potentes como la que protagonizó Kiran Gandhi corriendo la maratón de Londres en el 2015 dejando fluir su regla.

–Además de económicas, ¿qué beneficios aporta a las mujeres el poder evacuar a voluntad la sangre menstrual?
–Sí, los beneficios económicos son muy llamativos, sobre todo en relación a la equidad y justicia social, pero no los únicos ni los más importantes.

Los beneficios ecológicos son impactantes. La primera compresa que usé hace ya 35 años, todavía está contaminando. Imagina las toneladas de desechos que no se pueden reciclar con las que dejaríamos de contaminar.

–¿Tiene beneficios para la salud?
–En la salud, al practicar sangrado consciente, tendremos una mejor representación y tonificación de la musculatura pélvica, de forma que nuestra postura corporal será más idónea y podremos prevenir y revertir problemas de prolapsos y pérdidas (de orina y heces). 

Al no usar productos con tóxicos (como las compresas, los tampones y las copas comerciales) evitaremos infecciones y alteraciones en la flora vaginal. 

En muchos casos, los dolores premenstruales y menstruales se atenúan y desaparecen. 

Al saberte en relación, en conexión, con los ritmos de la Luna y de la Tierra, afloran muchos descubrimientos y conexiones en diferentes niveles y grados de profundidad. Hay un despertar de la vitalidad, del bienestar, de la sexualidad.

"Llevar atención, información y amor a nuestros procesos es revolucionario."

–¿Cómo y dónde se aprende a entrenar esta habilidad y qué tipo de registros tienes que llevar?
–En algún momento lo aprenderemos en casa, de niñas. Por ahora, lo más habitual es conocerlo por alguna amiga, alguna lectura, por la labor de difusión que impulsamos algunas mujeres.

Dentro de La Revolución Cíclica, yo lo explico en mis charlas informativas gratuitas (aunque lo menciono en todas, lo enmarco especialmente en Viaje al centro de tu pelvis); en mi programa de Yoga específico para ciclo menstrual y climaterio; y en mi Guía de Sangrado Consciente, que es un recurso digital, gratuito y sencillo para iniciarse, retomar o completar.

En la guía explico que es importante darse cuenta de que no menstruamos continuadamente, que hay un patrón. Necesitamos observar y registrar cuál es nuestro ritmo menstrual, en qué momentos sangramos más o apenas, con qué actividades, cómo puede cambiar en cada estación, cómo lo modifica nuestros hábitos de alimentación y gestión del estrés.

–¿Para qué tipo de personas o estilos de vida consideras que el sangrado consciente puede resultar más sencillo de aprender y poner en práctica? 
–Podríamos tener la impresión de hay un patrón, que es más fácil si trabajas desde casa, en un entorno rural, etc.; pero yo en la práctica lo que me encuentro es una gran diversidad. 

Tengo la certeza de que la clave está en la curiosidad y la determinación. Hay mujeres que en algún momento deciden dejar de postergar su cuidado y priorizarse. Van ampliando su mundo de posibilidades y van dando pasos, trazan una ruta: leen sobre sangrado consciente y sobre nuestra anatomía, lo comentan con otras amigas, buscan estrategias para vencer el terror a manchar, observan su ritmo menstrual, aprovechan el Verano para atenderlo con más facilidad,… 

–¿Existe alguna contraindicación en este método menstrual?
–En los casos de prolapso, de descenso de alguno de los órganos pélvicos, yo recomiendo atender primero esta situación. 

También es delicado cuando sabemos o sospechamos que hemos sufrido alguna experiencia traumática relacionada con esta zona: en el ámbito sexual, en pérdidas gestacionales, en vivencias difíciles durante el parto.

Quiero recordar que es importarte prepararse; que no se trata de apretar y aguantar. A veces nuestro suelo pélvico ya está hipertónico, contracturado. Necesitamos informarnos, prepararnos, entender bien el entrenamiento y contemplarlo a medio plazo, saber que es un proceso que requiere de tiempo, de cambios internos y en nuestras rutinas.

–¿Qué testimonios ofrecen las mujeres que ya han integrado el sangrado consciente en su vida?
A través del sangrado consciente muchas mujeres entienden mejor su menstruación, conocen sus ciclos y saben darse lo que necesitan, crean rutinas y entornos en los que pueden vivir con más comodidad sus ciclos. Entonces, a menudo los ciclos se regulan, se atenúan los dolores y síntomas premenstruales, se equilibra el sangrado, desaparecen los coágulos, etc. Hay sensación de armonía, de estar más conectada y en coherencia con una misma.

Decidir hacer sangrado consciente no supone hacer solo sangrado consciente. Quiero decir, que cada mujer puede ir ajustando la combinación de varias propuestas: yo en general hago sangrado consciente en casa y fuera de casa, pero en las clases de yoga o en algunos viajes largos me pongo la copa menstrual, y para dormir uso una compresa de tela.

–¿Es compatible con el trabajo o largas jornadas fuera de casa?
–Sí, es compatible después de tiempo de práctica y si eliges ir al baño cuando lo necesitas. Hay mujeres que tienen problemas de vejiga o estreñimiento porque no van al baño a demanda: porque les da vergüenza, o porque piensan que no tienen tiempo o que no deberían ir tan a menudo.

–¿Existe alguna relación entre el sangrado consciente y la técnica de control de esfínteres del bebé denominado IPT “Infant potty training” o “comunicación de la evacuación” o “higiene natural del bebé” basado en un enfoque de la eliminación utilizado en gran parte de Asia, África rural y América del Sur?
–Sí, seguro. A mí unas vecinas senegalesas me explicaron hacen muchos años que ellas no usaban nada para el sangrado, que cuando lo notaban iban al baño de la misma forma que no le ponían pañales a sus bebés, porque los porteaban a la espalda y notaban los movimientos del vientre de sus hijos y los colocaban sobre el orinal. De nuevo, es la misma lógica, la misma naturalidad.

–En tus escritos tú vas más allá del propio control del flujo menstrual y propones usar la sangre menstrual como fertilizante. ¿Puedes explicarnos más sobre este reciclaje biológico? 
–Aunque como cultura se nos ha enseñado a ocultar y denostar nuestra sangre menstrual, los estudios de laboratorio nos indican que algunos de sus componentes son agua, tejido endometrial, minerales, lípidos, proteínas, mucosidad, hormonas (como la progesterona) y células madre. Es decir: lo que impulsa la Vida.

Puedes usar la sangre que recoges con la copa menstrual o el agua de aclarado de las compresas de tela. Si haces sangrado consciente, quizá quieras usar un recipiente para recoger tu sangre. En todo caso, la disuelves en agua y riegas tus plantas de vez en cuando (no todos los meses, ¡ah!, hay que tener en cuenta también que se han descubierto en algunos casos tóxicos en las muestras de sagrado). 

–Para acabar, háblanos de la “utopía cíclica” y de lo que deseas para las mujeres respecto a sus ciclos en la próxima década.
–Mi sueño es que las mujeres podamos vivir nuestra ciclicidad no solo sin dolor ni síndromes ni desajustes, sino con energía, con salud y conscientes de que, lejos de ser una desventaja biológica, es un proceso vital con mucho potencial.

Y mi sueño más alto es que impulsemos los cambios necesarios para que la sociedad se construya desde identidades y formas de estar en el mundo diversas, incluyendo la Cíclica, de manera que los espacios, las referencias, las necesidades, los anhelos, las capacidades, los conocimientos, los ritmos y horarios se amolden a estas identidades diversas y no tengamos que desdibujar y comprimir nuestros ciclos para atender a la demanda y a los mandatos sociales. El coste para nosotras, para la Tierra, es ya inasumible. 

Esto quiero explorar juntas: cómo será menstruar, cómo será estar en el climaterio en una sociedad respetuosa con nuestros ciclos.