Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha sabido aprovechar lo que nos ofrecía la tierra y almacenar para los meses de frío o ausencia de cosecha.
Salazones, alimentos deshidratados como los orejones o las pasas, fermentaciones, el enterrado en arena o fibra de coco que se aplica a raíces como la zanahoria o la remolacha roja y otros sistemas de conservación llevan con nosotros desde hace milenios y otros como la esterilización al baño maría desde hace siglos.
En pleno siglo XXI disponer de una buena despensa es bastante sencillo y tenemos variedad de productos y conservas para elegir, tanto para el congelador o la nevera como para mantener a temperatura ambiente.
Escasez de alimentos o de energía: así se preparan
Desde hace unos meses se está popularizando el movimiento de los “preparacionistas” que son personas que almacenan comida y otros elementos de supervivencia como linternas o agua para posibles situaciones de emergencia o desabastecimientos de gas, electricidad o alimentos
No se trataría por tanto de una despensa básica para consumir en los menús familiares de las siguientes semanas y ayudarnos en la logística de la cesta de la compra, sino de alimentos para guardar a más largo plazo.
En esas circunstancias podemos recurrir a gran variedad de latas y conservas tanto de verduras como pescado o embutidos/productos cárnicos y hasta procesados como barritas energéticas o dulces.
Pero también podríamos preparar una despensa de larga duración 100% vegetal y más saludable.
Cómo preparar una despensa de larga duración
La lista de una posible despensa vegetal puede ser larguísima, pero lo mejor es:
- Elegir pocos alimentos, pero muy nutritivos, fáciles de calentar o cocinar y de larga duración.
- Marcar bien la fecha de caducidad. Algunos de los productos citados como legumbres, cereales secos o pasta pueden durar años en el lugar adecuado, oscuro, seco, alejado de la humedad y en recipientes herméticos, aunque se recomienda consumirlos en unos 18 meses. En el resto de los alimentos habrá que revisar la caducidad en cada caso y tenerlo en cuenta para irlos consumiendo y reponiendo.
- Para mayor protección, podemos recurrir a clavos de olor y hojas de laurel seco porque ahuyentan a los insectos. Se pueden colocar dentro de los recipientes o en las estanterías.
10 básicos en una despensa para emergencias
Esta es la lista de alternativas de conservas de larga duración para estar preparados para seguir una dieta vegetal a base de conservas si las circunstancias lo exigiesen.
1. Legumbres en todas sus formas
Son la proteína vegetal por excelencia, saciantes y muy nutritivas y pueden solucionarnos la alimentación básica en cualquier tipo de crisis social-económica. Podemos almacenarlas tanto secas –si luego disponemos de recursos y combustibles para cocinarlas– como cocidas. Las conservas de cristal y sin conservantes son las más adecuadas.
2. Cereales y pseudocereales
Arroz, avena, espelta, maíz, quinoa, sarraceno… han sido la base de la alimentación de distintas civilizaciones y nos pueden enriquecer muchas comidas.
- Las podemos guardar tanto en grano como cocinadas y hasta se pueden congelar con el método de la bandeja que consiste en que se coloca en una bandeja los granos cocidos y fríos y cuando se congelen ya se guardan en tarros. De esta forma quedan sueltitos y no apelmazados.
- Aquí incluiríamos harinas y pasta, siempre contando con que tengamos opciones para cocinarlas.
3. Frutos secos
Los frutos secos, preferentemente con cáscara, también serán protagonistas de esta despensa de futuro porque son alimentos poderosos y en su pequeño tamaño y poca cantidad ofrecen muchos beneficios nutricionales, además de ser energéticos y proteicos.
- Apostamos por los frutos secos locales y tenemos una amplia variedad a elegir como nueces, almendras, avellanas, anacardos, pistachos, castañas… Y no nos olvidemos del cascanueces o aparato similar.
- Como los frutos secos son alimentos muy concentrados, con un puñado al día es suficiente.
4. Conservas clásicas
Las conservas clásicas de verdura cocinada son los referentes del concepto “despensa” y nos harán más delicioso cualquier plato.
- Espárragos, pimientos asados, alcachofas, guisantes, acelgas, judías verdes, tomate crudo o salsa de tomate frito… son ejemplos de verduras que se encuentran con facilidad en botes de cristal.
5. Encurtidos
Los encurtidos de calidad y fermentados como aceitunas, pickles, pepinillos, chucrut, kimchi y otros son buenos probióticos y encajan en este tipo de equipamiento.
6. Semillas
Las semillas son auténticas píldoras nutritivas porque en ellas se encuentran todos los elementos que necesita la planta para desarrollarse.
- Semillas de lino, de sésamo, girasol, calabaza o cáñamo se encuentran con facilidad y los podemos conservar en tarros de cristal o al vacío.
7. Alimentos deshidratdaos
Tampoco pueden faltar todo tipo de deshidratados, que podemos preparar nosotros fácilmente en casa tanto al sol, como en horno a baja temperatura o en aparatos deshidratadores eléctricos.
- Setas, tomates, frutas y verduras en juliana, entre más opciones, resultarán deliciosas al paladar y un gran recurso en nuestra despensa. Y la fruta deshidratada puede sustituir a otros caprichos poco saludables.
8. Proteina en conserva
Respecto a otras proteínas vegetales, más allá de las legumbres, para poder cocinar todo tipo de recetas y preparaciones, el mercado veggie ha evolucionado mucho los últimos años y podemos encontrar tempeh, tofu o seitán en tarro, soja texturizada, jack fruit (fruta tropical con textura similar a la carne) o latas de carnita (producto de a base de gluten y almendras).
9. Aceites, vinagres y salsas
Por supuesto hay una lista amplia de alimentos que serán el complemento perfecto para nuestra logística alimenticia: aceite de oliva, aceite de coco, vinagre, salsa de soja...
10. Aderezos
Es buena idea tener disponible miso (fermento-medicina con el que podemos preparar en segundos una rica sopa añadiendo una cucharita de miso a agua caliente), hierbas aromáticas y especias, algas, algún super alimento en polvo o suplemento alimenticio, endulzantes como estevia, azúcar de coco, melaza de cereales; canela, chocolate, bebidas vegetales en brick o en polvo…