Hoy la gran mayoría de las úlceras se vinculan a la bacteria Helicobacter pylori, presente en el 96% de los pacientes con úlcera duodenal y en el 83% de los que sufren una úlcera gástrica.
La bacteria, capaz de sobrevivir en la extrema acidez del estómago, puede penetrar su revestimiento mucoso y debilitarlo o generar una inflamación local.
Con ello las células de la pared gástrica se vuelven más sensibles a los efectos dañinos del ácido y de las enzimas digestivas. La bacteria también puede estimular al estómago para que produzca más ácido.
Si fallan los mecanismos de defensa del tracto digestivo frente a las secreciones ácidas, estas secreciones pueden comerse el recubrimiento formando una úlcera.
Cuando se desarrolla en el estómago se habla de úlcera gástrica, y cuando se produce en el duodeno, la porción del intestino delgado más próxima al estómago, de úlcera duodenal.
"Se trata de un trastorno muy frecuente dado que entre el 10 y el 20% de la población desarrolla una úlcera de este tipo a lo largo de su vida", destaca el Dr. Pedro Javier Cañones Garzón, tesorero de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Aparte de la presencia de la bacteria Helicobacter pylori, la medicina concluye hoy como principales factores de riesgo para desarrollar una úlcera la ingesta de antiinflamatorios o el consumo de tabaco, sin dar demasiada importancia a la dieta o el estrés.
En este punto es donde topa frontalmente con la medicina naturista y otras terapias naturales para las que, además de la bacteria, existen otras razones que por sí solas pueden desencadenarla.
Infección por Helicobacter pylori: por qué tratarla
El descubrimiento de esta bacteria ha cambiado radicalmente la forma de tratar las úlceras. En vez de administrar medicamentos durante meses, años o incluso de por vida, una corta tanda de antibióticos puede acabar con el problema.
De cualquier forma, lo que está claro es que resulta fundamental prestarle atención, pues en caso de ignorar la úlcera o no tratarla debidamente puede haber complicaciones: el recubrimiento del estómago o los intestinos es susceptible de destruirse lentamente, se corre el riesgo de sufrir hemorragias internas, vómitos de sangre o sangre en las heces, y podría llegar a perforarse el tubo digestivo.
Otra vía de prevención, aún más precoz, es la de evitar el contagio gracias al tratamiento precoz. Investigaciones posteriores han demostrado que la infección por Helicobacter pylori puede contraerse en la juventud o bien de un portador.
"Parece ser que se contagia a través de la vía oral, con un contacto íntimo con la persona infectada", remarca el Dr. Cañones Garzón.
De entre todos los infectados, sólo un 15% evoluciona hacia una úlcera péptica, un 1-2% lo hace hacia un cáncer gástrico, y menos del 1% hacia un linfoma Malt gástrico, lo que significa que la mayoría permanecen asintomáticos.
Sin embargo, son personas que pueden contagiar la bacteria a otras que sí desarrollen la enfermedad.
Terapias naturales para tratar y evitar las úlceras por helicobacter
La medicina ortodoxa tiene hoy como principal objetivo erradicar la bacteria.
Existen muchos fármacos efectivos, como un antagonista de los receptores H2, que impide la segregación de histamina, sustancia que se produce de forma natural y estimula la secreción de ácido gástrico.
Pero si bien una corta tanda de antibióticos puede acabar con el problema, es posible volver a infectarse, por lo que es mejor no fumar y beber con moderación, vigilar la dieta, no abusar de los antiinflamatorios y evitar el estrés.
Aquí es donde más pueden ayudar las terapias naturales, pues sólo haciéndonos más conscientes de lo que nos afecta y tomando medidas para cambiarlo se subsanará la raíz del problema.
En vez de erradicar la bacteria causante de muchas úlceras, la medicina natural considera prioritario corregir las causas que han favorecido la infección.
Y es que, como sucede con todos los microorganismos, esta bacteria crece y se multiplica si las condiciones ambientales le son favorables. La verdadera causa de la úlcera no sería, por tanto, infecciosa sino que tendría que ver principalmente con aquellos alimentos que requieren altas cantidades de ácido clorhídrico y pepsina para ser digeridos, con la costumbre de beber en exceso en las comidas, lo que diluye los jugos gástricos y estimula su producción, con el hábito de fumar, beber alcohol o café, con algunos medicamentos antiinflamatorios y analgésicos, y con el estrés y las preocupaciones.
1. Dieta para prevenir y tratar las úlceras
"El tratamiento de una úlcera debe tener en cuenta el reposo gástrico, físico y mental", afirma el naturópata José Luis Carbonell. Las medicinas naturales ponen precisamente el acento en la dieta, el reposo y la relajación.
Entre los alimentos restringidos destacan el café y el té, las bebidas de cola, el azúcar refinado, los fritos, los picantes, las verduras flatulentas (col cocida, cebolla, pimientos), las legumbres secas, los dulces y la fruta cruda y con piel.
Se aconseja evitar, además, las bebidas muy frías o muy calientes.
En cuanto a los lácteos, si bien hasta hace poco se recomendaba tomar leche y sus derivados si se sufría una úlcera, ahora se ha comprobado que aumentan las secreciones ácidas, por lo que no conviene abusar de ellas.
Pan, cereales, verduras hervidas, frutas maduras o miel son algunos alimentos recomendados. Asimismo, "es importante tomar los alimentos a temperatura natural, masticar y ensalivar correctamente, y realizar la última toma tres horas antes de dormir para evitar la acidez gástrica", señala Carbonell.
2. Remedios naturales
- Zumo de patata. Crea una película protectora de la mucosa gástrica, que además ayuda a que se desinflame. Debe tomarse como mínimo por la mañana y por la noche, antes de cada comida.
- Infusión de regaliz. Protege la mucosa gástrica, neutraliza la acidez y calma la sensación de ardor. Se prescribe como terapia de apoyo para personas afectadas de úlceras gastroduodenales. Se puede tomar en decocción simple (2-3 tazas al día. tras las comidas).
- Compresas de manzanilla. Se preparan con una infusión de la planta y una tela de hilo o algodón que deberá rodear el abdomen, sujeta con una tela de lana o franela. Ejerce un efecto antiinflamatorio.
- Arcilla. Sus cataplasmas en el abdomen calman el dolor y la inflamación. Se aconseja aplicarlas al levantarse y renovarlas cada cuatro horas.
- Zumo de col cruda. Recientes estudios demuestran que la col contiene compuestos antiulcerosos. Entre sus efectos se ha visto que actúa como un antiácido natural y que favorece la cicatrización de úlceras del aparato digestivo.
Cómo tomar el zumo de col cruda
Para obtener los citados beneficios frente a la úlcera gastroduodenal la col se ha de tomar cruda y en forma de zumo, pues cocida no surte efecto y puede empeorar la función digestiva.
Para obtenerlo se machacan las hojas frescas de col, se mezclan con unas cucharadas de agua y el conjunto se tritura con la ayuda de una licuadora o batidora. Se toman tres vasos cada día, media hora antes de las comidas.
Con una dieta equilibrada y este sencillo tratamiento se han conseguido resultados sorprendentes en apenas tres semanas.
3. Acupuntura en caso de úlcera de estómago
Precisamente los trastornos emocionales son una de las tres causas que considera la Medicina Tradicional China. Las otras dos son los trastornos alimenticios y la insuficiencia de estómago.
"Si está débil, es más propenso a sufrir infecciones", comenta Mireia Masip, coordinadora docente de la Escuela de Medicina Tradicional China Y colaboradora de la Clínica Guang an Men.
En la úlcera péptica es básico distinguir si es una patología energética, de la sangre, del frío, del calor o si es un síndrome de insuficiencia o una crisis aguda.
Según el caso, los síntomas variarán y se actuará en consecuencia. La acupuntura tiene buenos resultados si el paciente colabora (dieta, menos estrés y otros hábitos).
4. Homeopatía para la úlcera de estómago
Juan Martín-Ballestero, médico homeópata, reconoce que muchas de las personas que acuden a su consulta y han sido diagnosticadas de úlcera por Helicobacter pylori lo hacen para complementar el tratamiento.
Algo que ya de por sí es positivo, pues "este ayudará a mejorar el nivel de los mecanismos de defensa del organismo que disminuyen a causa del tratamiento antibiótico".
En paralelo, así como en otro tipo de úlceras, "la homeopatía siempre debe valorar los síntomas característicos que individualizan a la persona que la sufre, no sólo en su forma de reaccionar a las molestias, sino haciendo un estudio detallado de su forma de ser y de actuar" .
Así, por ejemplo, a alguien que vive constantemente anticipando los acontecimientos y que presenta dolor de estómago con abundante flatulencia que mejora con la expulsión en forma de eructos y flatos, quizá se le prescriba Argentum nitricum.
Otros remedios indicados en las úlceras son Arsenicum Album, Phosphorus, Kali Bichromicum, Lycopodium y Nux Vomica.
5. Control del estrés
Tanto la medicina naturista como la homeopatía y la medicina china afirman que la úlcera suele manifestarse tras una situación de estrés ocasionada por problemas o dificultades sobre los que no se puede o se sabe actuar correctamente.
En este proceso se produce una excesiva secreción de jugos gástricos responsables de la formación de llagas o heridas en el estómago o el duodeno que, a su vez, se forman por un desgarro o un defecto de la mucosa del tracto digestivo.
Como explica Rosa Muñoz, psicóloga y directora de Cepvi, "puede incluso hablarse de unas características de personalidad comunes a los afectados por una úlcera".
Suelen ser personas dependientes que, sin embargo, se muestran autosuficientes y competitivas. Son hipocondriacas, tienden a percibir de forma negativa los acontecimientos e inhiben la agresividad, que pueden dirigir hacia sí mismas con sentimientos de culpa y autocrítica.
El tratamiento antibiótico no se considera, por tanto, la solución definitiva, puesto que si persisten las causas de hipersecreción ácida al cabo de poco tiempo la bacteria vuelve a aparecer.
Libros sobre la salud estomacal
- Salud para tu estómago; Kathryn Marsden. Ed. Robin Book
- Homeopatia para una buena digestión; Roland Sananés. Ed. RBA-lntegral