El yoga es una disciplina milenaria que aporta infinidad de beneficios para la salud física y mental a través de la práctica continuada y constante de posturas, ejercicios de respiración y mudras. Aunque es una actividad apta para todas las personas, independientemente de su edad, sexo o condición física, lo cierto es que hay asanas más accesibles que otras. 

Entre las más sencillas podemos encontrar savasana o la postura del cadáver, o tadasana, postura de la montaña. Por otro lado, hay asanas que requieren más tiempo para llegar a realizarlas correctamente, como sirsasana o postura sobre la cabeza o mayurasana o postura del pavo real. 

En esta ocasión, nos centraremos en esta última, por sus numerosos beneficios para el cuerpo, la mente y el espíritu. Y es que mayurasana es una excelente manera de aumentar la fuerza en los brazos, fortalecer los glúteos y tonificar el abdomen, al mismo tiempo que mejoramos la capacidad de concentración, reducimos el estrés y aliviamos la ansiedad.

Una postura exigente

Si nunca has intentado hacer la postura del pavo real o mayurasana, conviene que sepas que es una asana avanzada, lo que significa que probablemente te costará llevarla a cabo. La mayoría de la gente tarda unos días o incluso semanas en poder entrar en la postura, más allá de que a partir de ese momento, puedan empezar a perfeccionarla. 

En cualquier caso, lo primero que aconsejan los expertos es que antes de empezar, calientes tus muñecas, ya que son las que más van a sufrir aguantando todo el peso de tu cuerpo. Así que, movilízalas hacia delante y hacia atrás, y también haciendo círculos. 

Una vez lo hayas hecho, sigue los pasos que te mostramos para entrar en Mayurasana. Ahora bien, recuerda que lo mejor es que un instructor de yoga te guíe, al menos, las primeras veces, para evitar molestias y lesiones musculares. 

¿Cómo se hace?

  • Descalza, sobre una esterilla, siéntate sobre tus talones y separa las rodillas.
  • Coloca las manos entre las piernas con los dedos separados y apuntando a los pies. Procura que las muñecas formen una línea recta con las rodilla. 
  • Estira las piernas hacia atrás y apoya la punta de los dedos de los pies.
  • Apoya los codos en el abdomen, un poco abiertos. 
  • Apoya la cabeza en el suelo.
  • Cuando te sientas segura, desplaza el peso de tu cuerpo hacia delante lentamente y eleva las piernas de tal manera que tu cuerpo forme una línea paralela con el suelo. Mantén la mirada al frente.
  • Para entrar en esta postura y mantenerla es necesario activar el abdomen y los glúteos. También es muy importante tener fuerza en los brazos y las muñecas.
  • Mantener esta asana no es fácil. Si eres principiante, mantenla durante unos 10 segundos. Poco a poco, podrás ir progresando y llegar hasta un minuto. 
  • Para salir de esta posición, lleva la cabeza y el pie hacia el suelo. Relájate.
  • Descansa en balasana (postura del niño) unos segundos con los brazos estirados hacia atrás. 

tonifica y favorece la digestión

Uno de los beneficios más evidentes de esta postura es que ayuda a desarrollar la fuerza de los brazos y las muñecas. El peso de todo el cuerpo se apoya en las muñecas y los brazos, lo que ayuda a desarrollar la resistencia y la resiliencia muscular.

Sin embargo, no es el único efecto positivo de mayurasana sobre el cuerpo. También está comprobado que la presión ejercida sobre el abdomen estimula los órganos digestivos, lo que promueve una mejor digestión y alivia problemas como hinchazón y estreñimiento. 
Por otra parte, equilibrar el cuerpo sobre las manos requiere una gran concentración y coordinación. Por tanto, ayuda a mejorar la propiocepción (sentido que nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las partes del cuerpo).

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