Se estima que actualmente cerca de 500 millones de personas practican yoga en el mundo. Una cifra espectacular y que, sin embargo, no nos coge desprevenidos, ya que desde hace décadas, esta práctica milenaria está experimentando un crecimiento exponencial e imparable en la población mundial.

Ahora bien, es importante recalcar que cuando hablamos de yoga, no nos referimos solo a Hatha yoga, una de las ramas más practicadas, basada sobre todo en acallar las fluctuaciones de la mente mediante las posturas físicas o asanas. Existen muchos otros tipos de yoga, cada uno con unas características específicas que lo hacen único. Así, unos son más exigentes físicamente, mientras que otros son ramas más energéticas.

Uno de los estilos más espirituales se conoce como Kundalini. Su practica es, ante todo, meditativa, y emplea para su realización mudras, mantras y ejercicios de respiración (pranayama). El objetivo del Kundalini es movilizar la energía (prana) a través de los canales energéticos (nadis) que recorren nuestro cuerpo, que suman 72.000, aunque los tres más importantes con Ida, Pingala y Sushumna.

El yoga energético

Así como el Hatha yoga está íntimamente relacionado con los ejercicios físicos, el Kundalini yoga lo está con la energía. De hecho, en el marco del hinduismo, la kundalini ​es la energía vital, de ahí, su nombre. 

Ahora bien, tanto uno como otro, así como el resto de las ramas del yoga con todas sus posturas, persiguen un objetivo común, la unión del cuerpo, la mente y el espíritu. La diferencia entre ellos reside en el camino que recorre cada uno para llegar, unos más físicos, y otros más espirituales. 

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En el caso del Kundalini, la idea es movilizar la energía que se cree que reside en la base de la columna vertebral. Esta energía se representa a menudo como una serpiente enrollada. La práctica del Kundalini Yoga busca elevar y hacer fluir esta energía a lo largo de la columna vertebral, a través de los chakras (centros energéticos ubicados en 8 puntos del cuerpo), desde la parte baja de la columna vertebral hasta la coronilla. 

Mirada científica

Más allá de los canales energéticos, los chakras y los mantras, centraremos nuestra atención en la perspectiva científica del yoga. Investigadores de todo el mundo hace tiempo que estudian la posible relación entre el yoga y la salud, siendo la literatura científica creada al respecto cada vez más abundante. Además, la mayoría de las conclusiones aportadas son positivas. 

Muchos de los estudios se han centrado en los efectos del kundalini sobre el cuerpo y la mente. Uno de ellos, realizado por un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, Estados Unidos), fue publicado en la revista Translational Psychiatry. Sus autores, que llevaban más de 15 de investigación, observaron que la práctica continuada de este tipo de yoga durante tres meses mejoraba la memoria y el estado de ánimo y reducía los niveles de ansiedad.

Además, comprobaron que mejoraba la conexión entre las neuronas y disminuía la pérdida de materia gris cerebral, lo que significaba una mejor conservación de las facultades intelectuales. También observaron una mejoría en varios marcadores de inflamación en la sangre.

El estudio basó sus conclusiones en el análisis de un grupo de más de 60 mujeres de 50 años o más que tenían problemas de memoria y factores de riesgo cerebrovascular.

¿Cómo es una clase de kundalini yoga?

Una vez señalados los beneficios del Kundalini, la pregunta que surge ahora es cómo es una sesión de kundalini y si es muy distinta a una clase de Hatha yoga. 

Bien, la diferencia fundamental es que mientras el Hatha yoga se basa sobre todo, aunque no únicamente, en las asanas (posturas físicas) para restaurar el equilibrio físico y energético de las personas, el Kundalini, rebaja esa importancia y se la concede a los mudras, los mantras y los ejercicios de respiración. 

Cada secuencia de ejercicios se llama Kriya y se practica con los ojos cerrados, ya que favorece la atención hacia nuestro interior y la concentración, lo cual es fundamental para entrar en el estado meditativo que persigue este tipo de yoga. 

Una de las partes más importantes que forman parte de una sesión de Kundalini es la que incluye pranayama. Los pranayama son ejercicios de respiración controlada. Cada uno se realiza de una manera determinada, pero todos tienen un objetivo común, hacer que el prana (energía vital) fluya en nuestro cuerpo. 

El pranayama consta de las siguientes fases:

  • Puraka: inspiración.
  • Rechaka: espiración.
  • Antar Kumbhaka: retención.
  • Bahir Kumbhaka: retención sin aire en los pulmones.

La conexión entre la respiración y los movimientos en cada una de las posturas es fundamental en todos los estilos de yoga, no solo en el Kundalini. Su intensidad y ritmo es clave para realizar correctamente una asana o para pasar de una posición a otra dentro de una secuencia. Es tal su importancia que tiene el poder de alterar el efecto de una postura si se realiza de manera incorrecta.

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