Está demostrado: el running no es el mejor ejercicio para bajar de peso. La ciencia ha comprobado que la clave para conseguir una pérdida calórica importante es la variación de la intensidad. Es por eso por lo que la caminata griega se presenta como una opción mucho más efectiva si lo que te interesa es controlar el peso con un ejercicio tan saludable como caminar.
Hay muchos tipos de caminatas y probablemente has oído hablar de ellos: caminata nórdica, afgana, del gorila, caminata teabag, hidroeléctrica, hot girl walk... Pero, ¿conoces la caminata griega? Se trata de una técnica deportiva inspirada en los entrenamientos atléticos y militares de la antigua Grecia. Un método que toma los principios clásicos de estas antiguas prácticas para conseguir un formato moderno que enfatiza la variación de la intensidad en el ejercicio para maximizar sus beneficios en la salud y la quema de calorías. ¿Quieres saber más? Te lo contamos.
¿En qué consiste la caminata griega?
Este método de ejercicio se basa en caminar variando la intensidad y el ritmo de la marcha. Su objetivo es mejorar la salud cardiovascular y optimizar la quema de caloría, superando, incluso, actividades tan populares como el running.
La técnica cosiste en alternar entre ritmos lentos y rápidos, desafiando al cuerpo de forma continua y aumentando significativamente el gasto calórico. Lo habitual es comenzar con un ritmo moderado los primeros minutos, para calentar, e ir incrementando la velocidad, o introducir terrenos con inclinación a medida que avanzas.
¿Qué beneficios tiene para la salud la caminata griega?
Como ya sabes, la caminata griega es ideal para bajar de peso, pero este no es su único beneficio. Tiene muchas ventajas para la salud, entre las que destacan las siguientes:
- Mejora cardiovascular. Al alternar entre ritmos rápidos y moderados, esta técnica fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea, previniendo enfermedades como la hipertensión.
- Pérdida de peso. Al incrementar la quema de calorías mediante cambios en la velocidad y la incorporación de terrenos con pendiente, la caminata griega es muy efectiva para la pérdida de peso.
- Reducción del estrés. Caminar libera endorfinas, hormonas que ayudan a reducir el estrés y la ansiedad, mejorando el estado de ánimo. Esto lo convierte en una excelente actividad para mantener la salud mental.
- Fortalecimiento muscular. Las variaciones de intensidad, sumadas a la posibilidad de añadir algo de resistencia (como pesas en las muñecas o los tobillos), hace que la caminata griega sea ideal para trabajar la musculatura de forma más efectiva, fortaleciendo los músculos sin necesidad de ejercicios de alto impacto.
- Mejora cognitiva. Está demostrado que caminar ayuda a mejorar las funciones cognitivas, como la memoria, y a fortalecer el sistema inmunológico.
¿Cómo practicar la caminata griega?
¿Te han convencido sus muchos beneficios y estás dispuesta a probar con la caminata griega? Vamos a contarte cómo puedes poner a prueba esta nueva forma de hacer deporte en una rutina sencilla y apta para todos los públicos (independientemente de la edad o el estado físico). En total, te llevará entre 40 y 45 minutos completarla.
- Calentamiento. Empezamos con 10 minutos caminando a un ritmo moderado. La idea es preparar los músculos y el sistema cardiovascular para el ejercicio. Es un paso fundamental para evitar lesiones y asegurarnos de que el cuerpo esté listo para el aumento de intensidad.
- Intervalos de alta intensidad. Comenzamos con los intervalos. Durante uno o dos minutos (según tu forma física) subimos la intensidad hasta que sientas que aumenta tu frecuencia cardiaca y que tu respiración se vuelve más rápida. Volvemos a reducir, y mantenemos un ritmo bajo durante unos dos o tres minutos, para volver a aumentarlo, sin detener el movimiento. Repite el ciclo durante unos 15 o 20 minutos.
- Terreno inclinado o escaleras. Terminado el ciclo anterior, y partiendo desde un ritmo moderado, desafía a tus músculos buscando una cuesta o escalera en tu ruta, y camina por ellas durante unos 5 o 10 minutos.
- Enfriamiento y recuperación. Terminamos la rutina caminando a ritmo lento durante 10 minutos. Mantén la postura relajada y concéntrate en la respiración profunda para favorecer la recuperación. Este paso es clave para evitar dolores musculares o rigidez tras el ejercicio.
Si te parece poco, puedes agregar un punto extra de desafío a esta rutina añadiendo resistencia. Puedes probar a llevar unas pesas ligeras en los tobillos o las muñecas, lo cual incrementará la dificultad y potenciará el fortalecimiento muscular.