Todas las posturas de yoga son una puerta abierta hacia infinidad de beneficios para la salud, tanto física como mental, e incluso, emocional. Y es que esta disciplina milenaria tiene un claro objetivo, acallar las fluctuaciones de la mente a través de las posturas o asanas. También los ejercicios de respiración (pranayama), y los mudras son dos vías que facilitan la fusión entre la mente y el cuerpo.
Además, todos los estilos de yoga persiguen este fin, desde los más físicos, como el Hatha yoga o el Iyengar yoga, como aquellas variantes que se consideran más energéticas, como el Kundalini yoga.
Todos ellos están compuestos por numerosas posturas, de extensión, flexión, torsión, equilibrio e invertidas, y a cada una de ellas aporta un beneficio específico.
imprescindibles
Lo ideal es crear y practicar sesiones de yoga que incluyan posturas de diferente tipo. De esta manera, no solo se activa la musculatura de todo el cuerpo, también desbloquea la energía que circula con los canales (nadis) energéticos que recorren todo el cuerpo.
Partiendo de esta idea, Pau Tedeschi, conocida en redes como boticariayoga, ha publicado recientemente un vídeo en el que recoge las 5 posturas que ella elegiría de entre todas las existentes "para hacer hasta el fin de sus días".
Malasana o postura de la guirnalda
La postura de la guirnalda es una de las más efectivas cuando se trata de abrir las caderas. Y es que la flexibilidad de las caderas es fundamental para recuperar y mantener un buen estado de forma.
¿Cómo se hace?
- Ponte de pie sobre una esterilla con los pies descalzos y colocados a la anchura de las caderas y con las puntas apuntando ligeramente hacia afuera.
- Desciende y flexiona tus rodillas.
- Procura que tus talones no se despeguen del suelo.
- Asegúrate de que los hombros no tocan las orejas y junta los omóplatos. Junta también las palmas de las manos delante del pecho con los dedos abiertos. Respira.
- Coloca los codos en el interior de las rodillas y empuja suavemente para abrirlas. Siente cómo se abren las caderas.
- Para salir de Malasana, apoya las manos en el suelo, estira las piernas, y eleva el tronco suavemente.
Setu bandhasana o Postura del medio puente
Con esta postura se trabaja el abdomen, los glúteos y los muslos. Una asana fantástica con numerosos beneficios que te hará ganar fuerza, pero también autoconfianza.
¿Cómo se hace?
- Túmbate descalza sobre una esterilla. Separa las piernas a la anchura de las caderas y acerca los pies a los glúteos.
- A continuación, eleva las caderas todo lo que puedas y junta las manos por debajo del cuerpo.
- Mantén la postura unos segundos y desciende poco a poco, tratando de hacerlo vértebra a vértebra.
ARDHA MATSYENDRASANA o torsión
Las posturas de torsión son maravillosas, ya que con ellas se consigue una extraordinaria movilidad de la columna, así como mejorar la salud digestiva. Son una buena manera de estimular los órganos del aparato digestivo.
¿Cómo se hace?
- Siéntate sobre una esterilla con las piernas estiradas, formando 90 grados con la espalda.
- Pasa la pierna izquierda sobre la derecha, y dobla la pierna derecha tocando el talón el glúteo.
- Pasa el codo del brazo derecho por la parte externa de la pierna, haciendo palanca; y apoya el otro brazo en el suelo.
- Gírate y mira hacia atrás manteniendo erguida la espalda.
- Recuerda seguir respirando lenta y profundamente.
Paschimottanasana o Postura de la pinza
Es una postura que puede resultar exigente, sin embargo, no tiene por qué ser así. Tú decides hasta dónde quieres llegar. Además, los beneficios se pueden apreciar rápidamente.
¿Cómo se hace?
- Túmbate con las piernas estiradas y la espalda formando un ángulo de 90 grados con las piernas.
- Intenta llegar con las manos a los pies. Si no lo consigues no te preocupes. De hecho, la idea es no curvar la espalda. Es decir, mantenerla recta al mismo tiempo que la doblas.
- Así, se consigue estirar lumbares e isquiotibiales. Es decir, dos de los grupos musculares que participan en la aparición de las lumbalgias.
Sasangasana o Postura del conejo
Esta asana es una flexión completa de la columna. Con ello se consigue aumentar la movilidad y elasticidad de la espalda, lo que reduce el riesgo de sufrir lumbalgia.
¿Cómo se hace?
- Ponte de rodillas sobre una esterilla.
- Apoya la cabeza en el suelo y lleva las manos a los tobillos por la parte externa.
- Siente cómo se estira profundamente la espalda, en especial, la parte baja (lumbares).
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