A lo largo del día evitamos situaciones, personas, emociones… La evitación forma parte de nuestra vida, pero ¿por qué evitamos? ¿Qué consecuencias tiene la evitación? Se trata de un fenómeno que va desde no pedir ese aumento que crees que mereces a no hacer ejercicio o resistirse a dejar una relación que no te está haciendo bien.

Hay varias formas de entender la evitación, desde el punto de vista de la reconocida doctora Anabella Shaked. Nos propone algunas claves en su nuevo libro Tirarse a la piscina (Editorial Somos B). De origen argentino-israelí, Anabella Shakes es una de las psicoterapeutas más reconocidas en la psicología individual de Alfred Adler.

En su libro aborda de forma práctica mecanismos para desactivar la evitación para saber enfrentarnos a los diferentes desafíos que nos propone la vida.

-¿Qué es la evitación? ¿Por qué evitamos? 
-La evitación es no hacer algo que queremos o debemos hacer. Es la distancia entre nosotros y las tareas vitales. Todos evitamos hacer ciertas cosas, por muchas razones, como, por ejemplo, lo que evitamos es deseado, pero no tiene alta prioridad. Cuando la evitación causa daño al evitador u a otros es muy importante entenderla y tratarla, porque la evitación impide la realización de tareas o metas importantes y tiene consecuencias negativas, hasta el desperdicio del potencial y de la vida misma.

-¿Cómo aprendemos a evitar?
-La evitación comienza cuando aprendemos que el fracaso tiene consecuencias negativas (crítica, humillación, rechazo…) que reducen nuestra sensación de pertenencia y valor. Al temer el fracaso y el error, vamos con mucha precaución y limitamos nuestra actividad a zonas en las cuales no es peligroso fracasar. Además, al no intentar y no hacer, los “músculos” mentales y sociales se debilitan, por lo cual el hacer se convierte en un esfuerzo enorme.  

-Dices que el fracaso está detrás de la evitación. ¿Por qué tanto miedo al fracaso si nos hace fuertes?
-Por la reacción irracional de la sociedad ante el fracaso, en lugar de verse este como un intento que no salió bien, se ve como una falta de actitud, falta de talento o inteligencia. En lugar de alentar, enseñar y entrenar, criticamos, nos quejamos o nos enfadamos por algo tan natural y humano como errar.  

-¿Puede la evitación venir de cierto sentimiento de inferioridad?
-El sentimiento de inferioridad es la sensación de no ser suficiente. Es la base de la evitación, y  a partir de ella se crea una meta compensadora de superioridad. Cuando una persona siente inferioridad, no quiere ser como todos, sino más que todos. Y, desde ese momento, todo lo que no es especial, perfecto o fantástico se considera inferior. Detrás de toda evitación hay sentimientos de inferioridad con respecto a una meta imposible de alcanzar. 

-¿Cuáles son las principales formas de evitación que existen? 
-La forma más conocida es la procrastinación, pero no es la única. La procrastinación es una de las formas de ir hacia delante y hacia atrás, creando movimiento, pero sin avanzar. Otra es crear obstáculos (no puedo ejercer en mi profesión hasta que haga una formación más). Hay evitaciones muy perjudiciales como el abandono de todo enfrentamiento, que en su forma más grave y extrema es el suicidio.

-El título del libro lo dice claro: ¿hay que tirarse a la piscina para acabar con la evitación?
-Sí, tirarse a la piscina es una invitación a participar plenamente en la vida. Es animarse, correr el riesgo de fracasar, porque una vida achicada por la evitación es un fracaso aún mayor. 

Para dejar de temer al fracaso se puede aumentar el temor a desperdiciar la vida. Eso es lo que pasa cuando lo más importante es resguardar la autoestima en lugar de experimentar, crecer, crear y contribuir.

-¿Qué cambios de conducta necesitamos para vencer la evitación? 
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Generalmente, no habrá un cambio de conducta sin comprender la dinámica de la evitación. Muchísimos evitadores comenzaron a vivir después de comprender cómo adoptaron la actitud evitativa, al leer el libro. No importa cuán pequeño sea el movimiento, hacer algo es el comienzo de abandonar una estrategia cómoda pero carísima.

-La tercera parte del libro la dedicas a los padres. ¿Cómo pueden trabajar la evitación de los hijos?
-Los padres de niños pequeños tienen que poner en el centro de su atención el tema del grado de actividad en sus hijos, como eje central de una vida sana y plena. Los padres de evitadores tienen un papel crucial en la evitación de sus hijos. Esto no va a cambiar si ellos siguen financiándolos (hablamos de hijos mayores de edad) y brindándoles servicios innecesarios.

-¿Cuáles suelen ser los errores en la educación para que los hijos se sientan inferiores y acaben evitando situaciones, personas o sentimientos?
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Por un lado, las expectativas exageradas que llevan al amor o la aceptación condicionada al éxito y la indulgencia. También hacer por los niños lo que pueden hacer por sí solos, y renunciar a su participación y contribución.