Hay muchas formas de volver a empezar, algunas veces lo hacemos empujados por la vida –cuando, por ejemplo, nos despiden de un trabajo o vivimos un divorcio– y otras por decisión propia. En ambos casos suele haber resistencias y miedos que pueden complicar la transición, pero en el primero es más frecuente que exista un periodo de negación de la realidad. Podemos sentirnos víctimas de las circunstancias y que nos cueste pasar página. El duelo por lo que dejamos atrás puede ser más complicado.
En cambio, cuando el nuevo comienzo ha sido deseado y buscado, puede convertirse en un momento lleno de magia y alegría, como cuando estrenamos una libreta y ante nosotros tenemos toda la página de papel en blanco para escribir la primera palabra. Aunque tememos equivocarnos y emborronar el papel, ilusiona. Nos sentimos más dueños de nuestra existencia y del ritmo que vamos a marcar para hacer realidad el cambio. Estamos ejerciendo nuestra libertad como individuos al dar un nuevo giro a nuestra vida, y esto empodera.
1. Mide tus propias fuerzas
Hace poco más de un año, mi hija decidió irse a vivir a Holanda para empezar de cero en un nuevo trabajo. Había miedo, pero también el deseo de ponerse a prueba, de explorar todo lo que podía ser capaz de hacer por sí misma y sola. Salía de su zona de confort empujada por la curiosidad –una forma de alegría– ante lo que podía encontrar.
Recuperar este sentimiento, propio del explorador, nos ayuda a transformar los miedos en ilusión y a centrarnos en cómo avanzar, en lugar de en lo que hemos perdido.
2. Cierra bien la etapa anterior
Si miras atrás, ¿cuántas veces has iniciado un nuevo capítulo en tu vida? ¿Qué te han enseñado estas experiencias? A pesar de que cada comienzo es singular, existen ciertos ingredientes que nos pueden ayudar a dominar mejor el arte de volver a empezar. El primero consiste en aprender a cerrar bien la etapa que dejamos atrás.
Celebrar un ritual ayudará a nuestro inconsciente a despedirse, a renunciar, a agradecer y a honrar lo vivido hasta ahora, así como a prepararse para recibir con el corazón más abierto lo que está por llegar. Podemos organizar una fiesta para estar acompañados en este significativo momento u optar por algo íntimo, como escribir una carta, haciendo balance de la etapa que ahora tenemos que abandonar.
3. Vive la transición con plena conciencia
Hasta que lo nuevo se asiente viviremos un periodo de transición durante el cual nos moveremos en un terreno desconocido. Las antiguas y arraigadas costumbres habrán desaparecido –horarios, paisajes, personas que nos acompañaban, etc.– y nos sentiremos desubicados, perdidos.
Estaremos en un contexto en el que tendremos que aprender nuevas reglas y desarrollar funcionamientos distintos. Podemos ser presa de muchos altibajos y tenderemos a llenar esta especie de «limbo» con fantasías excesivamente optimistas o, por el contrario, ver solamente las dificultades y lo malo que acecha a la vuelta de la esquina. Como dice el neurocientífico Mariano Sigman, «el cerebro trata todo el tiempo de adivinar, y nosotros seguimos esas adivinanzas. Pero muchas veces, indefectiblemente, esas conclusiones precipitadas son erróneas».
Cada persona afrontará esta travesía del desierto según su personalidad. Unos lo harán paralizándose y otros, en cambio, actuando a toda prisa para no darse el permiso de sentirse vulnerables.
Lo ideal en estas situaciones sería cuestionar nuestras «conclusiones» y contrarrestarlas comentándolas con personas de confianza hasta encontrar un punto medio entre estos dos extremos.
Se trata de vivir la transición con conciencia, de gestionar, en lugar de controlar, de avanzar a pesar del miedo y de practicar la amabilidad con nosotros mismos.
Necesitamos adaptarnos a la situación. Estamos formando una nueva identidad y habrá que esperar hasta que la mariposa pueda romper por completo la crisálida. No podemos exigirnos que todo salga bien a la primera, porque estamos aprendiendo y no hay aprendizaje sin equivocación.
4. Crea tu propia brújula
Fijarnos un rumbo ayudará a volver a centrarnos cuando nos desequilibremos. Puede ser el faro que ilumina la oscuridad, así como repetirnos el «mantra» que da sentido a nuestro recorrido y resume el por qué hacemos lo que hacemos.
El de mi hija era que, fuera cual fuera el resultado de su aventura, no quería lamentar no haberse arriesgado a tener la experiencia de vivir en otro país.
¿Cuál podría ser el tuyo? No podemos olvidar que empezar de cero es una forma de descubrir más sobre nosotros mismos, de ir más allá de lo que creíamos que eran nuestros límites y de ampliar nuestros recursos. Empezar de cero es evolucionar y crecer.
5. Traza un plan con pequeñas metas a conseguir
Otro elemento que puede proporcionarnos seguridad para avanzar será trazar un plan que divida nuestro camino en pequeñas metas y ceñirnos a él cuando estemos perdidos, siendo conscientes también de que este puede ser insuficiente.
«La cuestión es imaginar un destino, aunque después el camino te lleve a otro, porque siempre debemos estar abiertos a improvisar. La gente se cree que una banda de jazz improvisa sin orden, pero la improvisación se realiza a partir de una pieza. En su improvisación hay un orden subyacente», cuentan Anna Forés y Jordi Grané, autores del libro sobre resiliencia regenerativa Los patitos feos y los cisnes negros (Ed. Plataforma Actual).
6. Enfócate en lo que puedes llegar a ganar
¿Qué hacer ante el desaliento que pueda aparecer? «Cuando sintamos miedo ante lo desconocido, el peligro o la simple incertidumbre, la primera de las estrategias que podríamos emplear sería la de no enfocarnos en lo que podemos perder, sino en lo que podemos llegar a ganar», nos recuerda el autor de Reinventarse, Mario Alonso Puig.
También nos permitirá recuperar la confianza tener a mano una lista de logros anteriores para repasarla cuando dudemos de nuestras capacidades; visualizar la sensación que vamos a experimentar cuando hayamos alcanzado nuestra meta o simplemente tratar de saborear las sensaciones que nos trae lo nuevo que está aconteciendo en nuestra vida (nuevos paisajes, personas, autoconocimiento...).
7. Sitúate en el aquí y el ahora
Otra medida efectiva en momentos inciertos es regresar al aquí y ahora preguntándonos: ¿Qué puedo hacer en este instante para estar mejor: ir a caminar, tomar un baño...?
«Cuando te enfrentes a tu demonio, deja de pensar y reaccionar y empieza por encontrar tu centro. Después resuena con las preguntas: ¿Qué recursos pueden ayudarte? ¿Qué necesitas para afrontar ese futuro difícil? Cada viaje del héroe requiere coraje y fiereza», concluyen Stephen Gilligan y Robert Dilts en El viaje del héroe. Un camino de autodescubrimiento (Ed. Rigden).
8. Fíjate objetivos
Aunque no tengas más que unas cuantas convicciones de por dónde tirar, te ayudarán a avanzar. Puedes empezar por los objetivos más fáciles para ganar confianza. Defínelos en positivo y ponles una fecha para cumplirlos.
Descarta las creencias que te limitan y te impiden avanzar. Busca casos que las contradigan (personas que inician una nueva profesión más allá de los 50, que han encontrado el amor…). Cada nuevo día nos ofrece la oportunidad de mejorar.
9. cree en ti y en la vida
Aunque no hayas sido tú quien ha decidido el cambio, no pierdas energía en pelearte con el pasado y convierte el empujón en una oportunidad de renovar tu vida. Enumera los puntos positivos que puede conllevar para ti y construye, cuidándote.
Sobre todo en los momentos más difíciles, te ayudará a pensar que estás en este camino por alguna razón, aunque aún no la veas. Creer que lo que estás viviendo es un proceso de aprendizaje te llevará a un lugar mejor del que estabas.
10. Sé flexible y paciente
Empezar de cero implica explorar y recorrer un territorio nuevo, con lo que nuestra mente necesita un periodo de adaptación, renunciar a ideas preconcebidas y estar abierta a rectificar y a integrar nuevas formas de funcionar.
11. Escribe un diario
Como si fueras el capitán de un barco, dedica un tiempo a repasar lo que te ha traído la travesía escribiendo un diario. Te ayudará a poner claridad en tu mente, a expresar tus emociones, a ganar perspectiva y a descubrir nuevos recursos personales.