Vivir sin estrés es un objetivo imposible de cumplir. Y no es culpa del mundo moderno, está en nuestra predeterminación genética. El estrés es esencial para que podamos sobrevivir. Pero en exceso, se puede producir lo que Rojas Estapé llama “intoxicación por cortisol”, que nos impide ser felices y afecta a la salud mental de múltiples maneras.

El punto, en ese caso, radica en mantener unos niveles adecuados de cortisol. Y para ello, es esencial que seamos capaces de eliminar de nuestra vida todo aquello que hace que aumente. Las personas tóxicas son uno de esos elementos que altera mucho nuestro sistema nervioso, y por eso debemos buscar alejarlas de nuestra vida. Pero ¿cómo hacerlo? Marian Rojas Estapé nos cuenta cómo conseguirlo.

¿Qué son las personas tóxicas?

Esta es, quizá, la pregunta más importante que debemos hacernos para poder dejar atrás a los famosos “vampiros energéticos”. Como bien explica Estapé, hay dos tipos de personas tóxicas. El tóxico universal, cuya presencia altera, por lo general, a todo el mundo, y el tóxico individual.

Este último toca cierta tecla en nuestro mundo interno que provoca una respuesta de estrés ante su presencia. La experta nos dice que no es necesario que veamos a esa persona en actitud agresiva. Da igual si viene con flores, con una sonrisa o con el hacha de guerra. “Da igual, porque en algún momento de la vida nos ha hecho daño”, explica Estapé en una de sus muchas conferencias sobre salud mental.

Por tanto, las personas tóxicas no tienen por qué ser “malas personas”, ni nada similar. Pueden ser, sencillamente, personas que detonan algo en nuestro interior que nos hace sentir a la defensiva, que, con solo pensar en ellas, tenemos un pico de cortisol.

La mejor forma de detectarlas, por tanto, es escuchándote y observándote a ti misma. Si alguien, con el mero hecho de estar en tu vida, te resta y te hace sentir estrés, ansiedad o malestar, quizá esté siendo tóxica para ti. Y es entonces cuando entra en juego la estrategia que Estapé nos ofrece para lidiar con este tipo de perfiles.

Algo de distancia

Lo primero que nos recomienda hacer la experta es tomar algo de distancia. Esta separación, ya sea temporal o permanente, nos ayudará a hacernos algunas preguntas importantes.

Para empezar, la psiquiatra nos recomienda preguntarnos si realmente queremos que esta persona tenga tanta influencia sobre nuestra propia vida. ¿Queremos darle ese poder?

En este periodo de distancia podremos determinar, y poner en balanza, todo esto. Así averiguaremos si estamos ante una relación que se puede sanar o, por el contrario, la mejor solución es pasar a la estrategia del contacto cero.

Esta distancia te ayudará a averiguar cómo quieres relacionarte con esta persona, si es que realmente quieres que siga formando parte de tu vida, y te permitirá poner ciertos límites necesarios para una convivencia saludable.

El tóxico individual

Si durante este tiempo de distancia determinas que no estás ante una persona tóxica universal, sino que el problema es individual y personal, hay medidas que puedes tomar antes de pasar a la estrategia del contacto cero.

Rojas Estapé nos recomienda, cuando estés ante un tóxico personal, que te alerta profundamente a ti, que busques ayuda. Lo ideal es que intentes desmenuzar eso que produce sobre ti, que averigües que sientes realmente. ¿Te sientes juzgada? ¿Atacada? ¿Sientes que no te valora? ¿Es un tema de vanidad? ¿De orgullo?

La experta afirma que es muy importante saber qué produce en ti esta persona, porque “comprender es aliviar”. Una vez logres entender por qué esa persona tiene ese efecto en ti, puedes empezar a sanar, y a perdonar.

Perdonar

Independientemente de si has decidido apartar a esta persona de tu vida para siempre o, por el contrario, estás buscando una forma de mantenerla en tu vida poniendo límites y minimizando da��os (el contacto cero no siempre es una opción viable, en especial en contextos familiares), perdonar es un paso importante para sanar.

Rojas Estapé afirma que “perdonar es un acto de amor”. Nos avisa de que debemos tener mucho cuidado con el rencor, porque “el rencor es quedarse dolido y no olvidar”. Cita también a su padre, Enrique Rojas, psiquiatra y experto en felicidad, que suele decir que “la felicidad consiste en una buena salud y una mala memoria”.

Con esta cita, Estapé introduce su advertencia sobre el rencor, que hace que la vida se rija por la revancha y el odio. Afirma que la gente con rencor, enferma. Y por el contrario, el perdón ofrece dos alivios.

El primero es inmediato. Incluso si no lo sentimos del todo, perdonar ayuda a aliviar la tensión. El segundo se proyecto a largo plazo. Porque “perdonar es ir al pasado y volver sano”. Este proceso nos ahorra sentirnos víctimas, quedarnos en un paisaje mental tóxico, sanando y avanzando. Basando nuestras conexiones en lo que nos une, y no en lo que nos separa. Porque si buscamos razones para separarnos, siempre encontraremos miles. Pero es importante unirnos.

La experta afirma, además, que “la compasión es superior a la empatía”, dado que “la empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro”, mientras que “la compasión es que me pongo en tu lugar, pero con mis herramientas te tiro hacia arriba”. De esa forma, por medio de la compasión y el perdón no solo sanamos nosotros, sino que podemos contribuir a sanar a los demás.