Son más de mil millones de personas las que emplean en el mundo Instagram, una popular red social donde se te anima a “publicar lo mejor de ti mismo” y se estima una media de tiempo de 30 minutos al día el que dedican a deslizarse por ella.
Las grandes empresas tecnológicas que auspician este tipo de redes han estado bajo la sospecha de tener un impacto negativo en la exacerbación de los problemas relacionados con la imagen corporal de los jóvenes y las autolesiones, especialmente en las chicas.
Los Psicólogos nos preguntamos si existe una relación entre la satisfacción entre nuestra imagen corporal, la autoestima y el bienestar emocional con un uso indiscriminado de esta red social.
¿Instagram genera adicción?
En el año 2021, The Wall Street Journal sacaba a la luz los llamados Papeles de Facebook. Facebook es la propietaria de Instagram desde el año 2012. Miles de datos internos eran filtrados a la prensa estadounidense por una exempleada, Frances Hangen, quien desmenuzó concienzudamente el funcionamiento interno diseñado para estas aplicaciones. Así lo mostró en “The Instagram Effect” el documental emitido por la prestigiosa cadena inglesa BBC el pasado mes de febrero.
Desveló quela clave del crecimiento de Instagram se basaba en generar adicción en los usuarios y que la compañía minimizó de forma deliberada comunicar el impacto negativo que esta red social estaba teniendo en la salud mental de los adolescentes en aras a proseguir con su expansión y sus ganancias económicas.
Se acusó a Facebook de que los esfuerzos que hacía para evitar seleccionar contenido tóxico eran deficientes y que su algoritmo básico (la fórmula secreta que elige el contenido que se muestra a los usuarios) tendía a promocionar contenido radical y conspirativo.
Tal y como recogió el periódico The Guardian el escándalo público estribó en que tanto Mark Zukenberg, su director ejecutivo, como Adam Mosseri, encargado de esta red, eran plenamente conscientes de ello, pero decidieron ocultar los datos reales y mantenerlos en secreto.
Por qué Instagram genera adicción
Se estima que la adicción a las redes sociales afecta a un 5% de la población joven y se ha descrito recientemente como más adictivas que el alcohol o que el tabaco. Su naturaleza adictiva proviene de fomentar la “urgencia” y la impulsividad en la forma de usarlo.
Esta “urgencia” a la hora de consultar contenidos, seguidos de una sensación de gratificación inmediata, refuerza la propia conducta y proporciona un “pico de dopamina”, el neurotransmisor estrella asociado a la recompensa y al placer y que nos incita a actualizar periódicamente sus redes.
Mitch Prinstein, director científico de la APA, remarca que hay algo cualitativamente diferente en la forma de relacionarse con las redes a lo que sucede cuando nos relacionamos en persona y esto introduce riesgos que antes no existían y causan daños.
El propio diseño de estas plataformas se basa en aprovecharse de la vital necesidad de pertenencia social e inclusión entre los adolescentes para idear la forma de que sigan desplazándose por ella. Esta se promueve creando un diseño caracterizado por:
- Plataformas “sin fondo”.
- Rara vez emiten “señales de detención”, a diferencia de una revista, un programa de televisión o un videojuego.
- Ofrecen contenido continuamente para que los usuarios regresen a la parte superior de sus “feeds” y repitan el descenso.
- Además, de esta forma consiguen que estés expuesto el mayor tiempo posible a perfiles publicitarios que se alimentan de sus millones de seguidores, la nueva moneda social.
Cómo afecta Instagram a la salud mental
Desde al menos el año 2019, Facebook había estado estudiando internamente el impacto de su producto estrella, Instagram, sobre el estado de ánimo. Las conclusiones de estos informes internos y su filtración acabaron con su denuncia ante los tribunales estadounidenses. Recogemos de forma literal algunos de los párrafos que aparecían:
- “Empeoramos los problemas de imagen corporal de 1 de cada 3 adolescentes”.
- “El 32% de las adolescentes dijeron que cuando se sentían mal con sus cuerpos Instagram les hacía sentir peor”.
- “Los adolescentes culpan a Instagram por el aumento de la tasa de ansiedad y depresión. Esta reacción fue espontánea y consistente en todos los grupos estudiados”.
La crisis reputacional fue de tal calado que obligó a que la mayor red social del mundo con más de 1800 millones de usuarios y una de las marcas globales más conocidas, Facebook, a cambiar su nombre por Meta, un proyecto de realidad virtual en el que llevaban años trabajando. Muchos no saben que se trataba tan solo de un obligado lavado de imagen corporativa para hacer frente a la falta de regulación de sus probados efectos tóxicos.
¿Qué dicen las investigaciones científicas psicológicas?
La Asociación Americana de Psicología (APA) dice que, si bien los datos internos de la compañía eran correlacionales y autoinformados, hay muchos motivos de preocupación.
Así Jasmine Fardouly, Psicóloga investigadora independiente de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, concluye que se ha relacionado el uso de Instagram con:
- Depresión
- Preocupaciones sobre la imagen corporal
- Problemas de autoestima
- Problemas de ansiedad
- Así como otros problemas
Hay que considerar también la influencia, según la prestigiosa Psicóloga Dra. Josephine Nesi de la Universidad de Brown, de la propia naturaleza de la interacción que se produce a través de Instagram: las medidas cuantificadas de estado (me gusta, vistas y comentarios) tienden a permanecer visibles y se pueden ver en cualquier momento, en cualquier lugar y casi por cualquiera y esto impacta en la psicología y el estado emocional de la persona.
En primer lugar porque conduce y refuerza los efectos negativos de la comparación. Hay que tener en cuenta que vivimos en un contexto cultural que nos empuja de manera constante a compararnos los unos con los otros tanto en nuestra imagen corporal como en nuestra manera de vivir y no es nada sencillo sortear caer en su tupida red.
Pero lo que resulta más determinante según The Journal of Child Psychology and Psychiatry (2020) para la salud mental de las personas es la intención con la que las personas interactúan con la aplicación. Lo que se ha demostrado importante tanto con los adolescentes como con adultos en posiciones vulnerables por su inseguridad y baja autoestima.
Conductas de riesgo en el uso de Instagram
Una persona se halla en riesgo de sufrir adicción a Instagram o deterioro de su salud mental por su uso especialmente cuando la intención es:
- Buscar un estatus digital, la popularidad en línea
La ausencia de “likes” puede desencadenar un torrente de pensamientos negativos y llevar a algunas personas a interpretar falsamente que no gustas a la gente, no eres popular y a atribuir intenciones que no está en el ánimo de quienes ven los posts pero que hacen que se agudicen sus sentimientos de soledad y angustia.
Incluso puede incitarles a caer en bucles de publicar más y más “post” en busca de “likes” revelando, a través de estas maneras ansiosas, su urgencia por deshacerse del malestar emocional y recuperar la sensación gratificante de volver a sentirte valorado.
- Buscar la comparación social y evaluarse en relación con las demás
Se sabe que un porcentaje abrumador de las imágenes mostradas en Instagram son retocadas y corresponden a imágenes idealizadas que no se corresponden para nada con la realidad. Sin embargo, muchos jóvenes, especialmente chicas, parecen olvidarlo fácilmente y no lo tienen tan en cuenta como sería lo deseable para proteger su autoestima y una mejor aceptación de sí mismas.
En esto influye también el hecho de que los usuarios de Instagram sigan simultáneamente un batiburrillo de perfiles tanto de amigos, celebrities y personas que no conocen de nada lo que favorece que caigan en comparaciones poco realistas. Habrá imágenes donde puedan tener una referencia de la realidad mayor, como son sus amigos, pero en otros perfiles queda mucho más diluida.
- Buscar la aceptación social y pretender gustar
La brecha de género también juega un papel importante. Se ha demostrado que las redes tienen un impacto muchísimo más negativo en la salud mental de nuestras jóvenes. Y, esto es así porque las mujeres estamos en general más sometidas a la presión social del culto a la belleza y al cuerpo lo que estimula la necesidad de adecuarnos a un ideal estético para “gustar” y “ser aceptadas”.
Se ha observado que las chicas que retocan y editan más sus selfies tienen más problemas con su imagen corporal y reflejan una deficiente aceptación de sí mismas (International Journal of Eating Disorders, 2020).
Al fin y al cabo, como decía Frances Hogen, Instagram va de eso: “Culto al cuerpo y comparación”.
¿Qué hacer para reducir los efectos negativos de Instagram?
Resulta evidente que no debemos demonizar el uso de las redes sociales porque también tienen un lado positivo, como se ha demostrado en estos tiempos pandémicos, son útiles para mantenernos conectados, más incluidos e incluso más seguros (Developmental Psychology, 2021), pero tampoco podemos obviar el lado negativo porque sería lo mismo que no advertir de que el tabaco es adictivo y la causa directa de muchas enfermedades y de muerte.
De lo que debemos ser conscientes es que resulta vital educar muchísimo más en un consumo crítico y conocer sus peligros para evitar caer en sus trampas y por otro lado, como sociedad obligar a estas empresas, como ya se hizo después del juicio contra Facebook en EE.UU, a introducir regulaciones para reducir sus efectos tóxicos.
Solo así evitaremos alimentar el sufrimiento amargo de muchas personas y cuidar y proteger, en especial a nuestras adolescentes y adultos vulnerables.
Consejos para un uso constructivo de Instagram
- Participar en el movimiento de “positividad corporal”. A través de este movimiento se promueve la diversidad en la imagen corporal para conseguir así un cambio positivo.
- Consultar y seleccionar perfiles de personas que muestran una imágenes realistas y no retocadas.
- Las redes también facilitan conectar a adolescentes LGTBI aislados en medios rurales. Esto les ofrece la oportunidad de compartir sus dudas y preocupaciones, y sentirse apoyados por personas que atraviesan procesos difíciles de aceptación sobre su condición sexual.