Guerra, destrucción, armas, violencia, derrotar al contrincante, alianzas con otros… El Fortnite es un videojuego de zombis lanzado en 2017, desaconsejado en la Unión Europea (UE), a menores de doce años. No obstante, se ha convertido en el entretenimiento online de moda del que todos los niños hablan –sobre todo a partir de los siete años–, que ha hecho inquietar a padres y opinar a expertos en salud mental.
“No es solo un videojuego, detrás de él hay un gran trabajo de montaje y creación y encanta a todos los públicos”, asegura Elisa Lizeth, psicóloga especializada en infancia, adolescencia y familia. Es un juego tremendamente adictivo.
Los efectos adictivos de este juego se han evidenciado después de que en Castellón un menor tuviera que ser ingresado por su adicción al juego Fortnite. Llegó a estar conectado durante 20 horas seguidas y un psiquiatra recomenó su ingreso. El especialista ha alertado a los padres respecto al riesgo de adicción que suponen este tipo de juegos.
Tras varias partidas, hay niños que están fuera de sí y eso se traslada al terreno socio-personal. “Tengo niños en mi consulta de siete y ocho años que juegan fines de semana y festivos un par de horas seguidas. Las consultas a psicólogos sobre este asunto han crecido porque los padres se sienten confundidos respecto al mejor modo de actuar”, asegura Elisa Lizeth.
“El niño comienza jugando para probar y divertirse. Pero la situación va a más hasta que no quiere salir de casa o estar con otras personas”, afirma Adolfo Suárez, padre de un niño de 12 años que se inició en el juego.
Por qué el Fornite es tan adictivo y cómo afecta al niño
La Organización Mundial para la Salud (OMS), ha hecho oficial la consideración a los juegos online como enfermedad asociada a trastornos adictivos. No hay que olvidar que siempre es importante contar con un diagnóstico fiable y profesional. “El juego es adictivo por diversos factores, entre ellos destaca, el verse parte de un grupo de iguales, consiguiendo un cierto status social según con quién se juegue y disfrutando de una experiencia totalmente personalizada.
El niño obtiene una recompensa positiva, algo que hace que ansíe continuar el juego y su autoestima aumenta por su habilidad. Los estímulos lumínicos son agradables. El objetivo: Ser el único supervivientes entre tantos otros jugadores”, declara la experta en psicología.
La psicóloga especializada en infancia, adolescencia y familia Elisa Lizeth explica que cuando un niño juega al Fortnite se produce un pico de hormona dopamina, unas sustancia que hace que se perciban sensaciones agradables.
El Fortnite ha alcanzado la categoría de fenómeno patológico reconocido a nivel mundial. “El niño se entretiene y habla con sus amigos utilizando infinidad de opciones y cree tener el control del juego. Todo esto combinado con el neuromarketing consigue que sea la trampa perfecta si no se toman precauciones”, asevera la experta en psicología infantil.
Hacerse adicto a este juego dinámico y gratuito al que pueden acceder de forma rápida es muy sencillo. “El cerebro del niño está en desarrollo y una adicción como tal paraliza ese óptimo desarrollo”, refiere la psicóloga, quien apunta también que a edades más tempranas las consecuencias son más graves, ya que el cerebro todavía está inmaduro.
Las consecuencias psicológicas para el niño pueden no tardar en llegar. “No ganar siempre, sumado a un refuerzo intermitente y a que el área prefrontal se encuentre en pleno desarrollo, logra niños más irritables, con explosiones emocionales, hiperestimulación y ansiedad, entre otros”, manifiesta la especialista.
Cuando se pierde el control respecto al juego se produce la adicción.
Según los profesionales, el enganche al videojuego se evidencia cuando el niño no quiere estar con su familia y amigos, apenas sale de casa, aumenta su agresividad, se muestra alterado y cansado y se reflejan cambios en su rutina diaria, mentiras o bajo rendimiento escolar. ¿Por qué consigue atrapar así a los niños este juego? “Es divertido, me olvido de todo, hago amigos y el tiempo pasa rápido”, nos cuenta un jugador de Fortnite de 11 años.
No hay que olvidar tampoco que Fornite se vende como un juego gratuito, pero esto cambia cuando quieres una experiencia más completa, divertida y adaptada a tus deseos. Para ello existen los productos Premium, un gran reclamo para el niño. “He visto como como los niños se guardan los ahorros o dinero recibido en sus cumpleaños para este tipo de productos “, prosigue la especialista Elisa Lizeth.
Recomendaciones para padres
¿Qué hacer para evitar que los niños caigan en esta trampa adictiva? La psicóloga infantil Elisa Lizeth sugiere algunas recomendaciones que pueden ayudar a los padres en estos casos:
- Preguntarnos si es adecuado. La profesional Elisa Lizeth suele sugerir a los padres que piensen y reflexionen si su hijo es lo suficientemente responsable y maduro, según su edad, habilidad y control de impulsos, para jugar a este tipo de juegos. Si no es conveniente, debemos hacérselo saber al niño.
Si el niño pide jugar a un juego que no es conveniente para él, debemos explicarle que no es adecuado para él.
- Limitar el tiempo. Los profesionales consideran que debe existir un tiempo limitado para jugar y sobre todo, no olvidar que cuanto más pequeño es el niño menos tiempo debe jugar a un videojuego. “El niño debe comprender, por boca de sus padres, que ese juego no es especial, sino que es uno más del que podrá disfrutar sin dejar de lado otros temas y actividades”, enuncia la psicóloga.
- No dejarle a solas. No es recomendable dejar al niño solo con el ordenador en su habitación. Lo más acertado es que juegue en una habitación común. “Los padres deben hablar abiertamente con él y exponerle las consecuencias de un uso incorrecto y de un abuso del mismo”, aconseja Lizeth.
- Darle otras opciones de ocio. Los padres son los principales cuidadores, educadores y ejemplos del niño y deben involucrarse y participar de su ocio. Ofrecerles salir de casa, actividades al aire libre, la práctica de deporte y la reunión con otras personas, fortalecerá su sentimiento de relación, compartir y aprender del otro.
“Si el niño está más irascible, solo piensa en jugar al videojuego y rehúsa salir de casa y hacer otras cosas, lo más razonable es consultar con un especialista”, expica Lizeth.
- Fomentar la comunicación. En la familia y con hijos lo fundamental es comunicarse, escucharse y abordar diferentes cuestiones y puntos de vista. Es positivo tener en cuenta la opinión de otros y trabajar en favor del vínculo entre los miembros que conviven. Todo esto facilitará su incursión en la vida adulta y en su relación con los demás.