¿Eres capaz de empatizar muy bien con otras personas? ¿Te afectan los sentimientos de los demás? ¿Aprecias que eres más sensible que las demás personas al ruido, los olores o las luces? Si las respuestas son "sí", entonces muy probablemente eres lo que los psicólogos califican como una "persona altamente sensible". Esto puede ser una bendición y una maldición al mismo tiempo, porque puedes vivir en una montaña rusa de emociones intensas.

La psicóloga y directora científica del Centro de Investigación y Educación sobre la Compasión y el Altruismo de la Universidad de Stanford, Emma Seppälä, ha investigado que las personas emocionalmente inteligentes tienen una habilidad especial que les permite afrontar mejor sus emociones y sentimientos.

¿Qué es la "soberanía emocional"?

Las personas emocionalmente inteligentes comprenden muy bien tanto sus propias emociones como las de los demás. Les resultará más fácil construir relaciones constructivas, ponerse en contacto con los demás, gestionar conflictos y comunicarse de forma eficaz.

Emma Seppälä ha descubierto ahora que las personas emocionalmente inteligentes también tienden a poseer "soberanía emocional". Esto significa que han aprendido a dar el espacio que necesitan a sus emociones en lugar de reprimirlas. Entonces simplemente vives tus emociones y dejan de estresarte. 

¿Qué ocurre si no tienes "soberanía emocional"?

Las emociones nos afectan en la forma en que nos desenvolvemos en el trabajo o en las relaciones personales. Si nos ponen de mal humor, rendiremos menos y probablemente nos veremos en medio de conflictos con otras personas.  

Es posible que notes que cuando estás estresado, ansioso o enojado, no eres capaz de prestar atención o recordar cosas. Si necesitas tomar una decisión importante, será muy diferente un día que estés agotado por tu propia vida interior que un día que estés relajado.

Por el contrario, si estás de buen humor, incluso los días en que tienes más frentes abiertos, puedes acabar sintiéndote satisfecho de ti mismo en todos los terrenos.  

Lo mismo se aplica a la vida privada. Muchas personas a veces no saben qué hacer con su mundo emocional, especialmente con los sentimientos negativos. En lugar de darle a emociones como la tristeza, el miedo, la ira o el estrés el espacio que necesitan, a menudo las reprimen porque no les hacen sentir bien o porque temen ser juzgadas por las demás personas. 

Las personas a menudo están atadas a hábitos, relaciones y creencias erróneas o destructivas. Es la razón por la que tantas personas sufren de ansiedad, depresión, adicciones, miedos, agotamiento e infelicidad.  

La consecuencia de esconder las emociones es que sufrimos nosotros y los que nos rodean. Esa actitud puede hacer que con frecuencia lastimemos a las personas que queremos porque estamos abrumados por nuestro propio estado emocional.  

Las personas emocionalmente inteligentes, por el contrario, se enfrentan a todo lo que la vida les ofrece, ya sea bueno o malo, y eso tiene enormes efectos positivos en el bienestar psicológico.

Más sanos y felices gracias a la soberanía emocional

Cuando aprendemos a aceptar y expresar las emociones, nos volvemos más felices, más valientes y más libres.

Piensa en los niños: en un instante están en pleno berrinche, gritando y dejando salir toda su frustración, y al segundo siguiente pueden estar riéndose de nuevo. Dejan aflorar sus sentimientos, aceptan cada emoción y no se avergüenzan de nada.

Si seguimos este ejemplo (claro que no hay que gritar como un niño cada vez que tienes una rabieta), mejoraremos nuestra salud física y mental a largo plazo.

Nuestras relaciones con nuestros seres queridos y otras personas también mejorarán drásticamente. En resumen: nos volveremos más empáticos, más compasivos y, en general, nos sentiremos emocionalmente más ligeros.

Los consejos de Emma Seppälä para relajarte y conquistar tu libertad emocional

"Deja que las emociones te invadan como una ola que llega, te mantiene bajo el agua por un rato, pero finalmente pasa para que puedas resurgir y tomar un respiro de aire fresco", explica la doctora Seppälä.

Ten en cuenta que experimentar plenamente la emoción no significa expresarla por completo durante su momento más intenso. Es mejor que te des tiempo, que respires profundamente practicando alguna técnica de relajación y, cuando estés calmado, la comuniques con palabras precisas. Experimentar una emoción consiste en procesarla y expresarla de la manera más constructiva.