¿Sabes cuando conoces a una persona y sientes que tenéis una conexión instantánea? También te puede suceder lo contrario, que conozcas a alguien y, sin saber por qué, sientes un rechazo visceral por esa persona. Puede ser su energía, su forma de expresarse, la seguridad con la que camina o su forma de mirar. Algo que hace que sientas atracción o rechazo, de forma fulminante.

Pero… ¿Y si estas emociones no fueran fruto de la casualidad? ¿Y si, en realidad, todas estas sensaciones te estuviesen hablando de ti?

Esto es lo que defiende Deepak Chopra, autor que ha escrito mucho sobre espiritualidad y el poder de la mente, considerado por muchos un gran experto en crecimiento personal. Según él, las personas con las que nos cruzamos son un reflejo de una parte de lo que somos. Y aunque a primera vista pueda parecer sencillamente una metáfora bonita, esta idea encierra una verdad psicológica poderosa que puede cambiar por completo la forma en la que nos relacionamos.

Tus vínculos son como espejos

Lo que Chopra nos propone es que “cada persona que conoces es un espejo. Te refleja una parte de ti que necesitas ver”. Aunque su mensaje tiende a lo holístico y lo espiritual, esconde una profunda verdad psicológica. Y es que, dado que construimos el yo a través de nuestras interacciones, las relaciones personales son un amplio espejo en el que podemos descubrir lo más esencial de nosotros mismos.

Esta idea está profundamente ligada a lo que Carl Gustav Jung llamó proyección psicológica. Para el psiquiatra suizo, todos tenemos una parte inconsciente que contiene emociones, deseos o rasgos que hemos reprimido o que no aceptamos como propios. Lo que Jung llamaba la sombra de la mente. Y una de las formas en las que esta sombra se manifiesta es proyectándose hacia afuera. Es decir, vemos en los demás lo que no queremos (o no nos atrevemos) a ver en nosotros.

Lo que admiras también vive en ti

Este mensaje tiene dos direcciones poderosas. Para empezar, cuando alguien nos deslumbra, cuando sentimos admiración genuina, es porque estamos conectando con algo que es importante para nosotros. Es fácil quedarnos en la superficie, y sencillamente pensar que “esa persona es especial”, alguien a quien jamás podríamos parecernos.

Sin embargo, desde la perspectiva de la psicología, aquello que admiramos es otro reflejo de cualidades que también existen en nosotros, pero que quizá un no hemos desarrollado o reconocido.

Tal vez admiras a tu amiga por su valentía, por cómo se lanza a perseguir sus sueños sin miedo. Puede que aún no lo sepas, pero esa misma semilla de valentía está en ti. Solo que, quizá, aún no has encontrado el terreno ni la confianza para hacerla florecer. Lo que resuena en ti no viene de fuera, sino que conecta con algo que ya forma parte de tu ser.

El espejo positivo no es un halago al ego, no te confundas. Es tan solo una invitación a reconocer nuestro potencial. Observar lo que admiramos puede ayudarnos a descubrir lo que anhelamos, cuáles son los principios básicos que nos mueven y qué es aquello que necesitamos cultivar en nosotros para ser felices.

Lo que te molesta señala tus heridas

La parte menos cómoda de todo este asunto es que lo que te molesta en los demás, también está en ti. De hecho, es muy probable que lo estés reprimiendo. Si, por ejemplo, te molesta el egoísmo de otras personas, es posible que en realidad haya una parte de ti que desea poder ser algo más egoísta. Recordemos que incluso aquellas emociones o cualidades que tachamos de “malas”, pueden tener una parte buena.

Podría suceder, además, que aquello que te irrita, te duele o te hace reaccionar sea una señal de tus propias heridas no sanadas, de tus creencias limitantes o de los aspectos de ti misma que has negado durante años.

Si te molesta que alguien sea muy expresivo, quizá de pequeña te enseñaron a no hacer demasiado ruido. Y si te irrita que una persona no se tome las cosas demasiado en serio, puede que lleves mucho tiempo sosteniéndolo todo con un perfeccionismo agotador.

El espejo negativo no está ahí para herirte. Al contrario, es una oportunidad, porque te muestra aquello que necesita atención y comprensión de tu parte. No se trata de asumir culpas, sino de practicar la honestidad con una pregunta clave: ¿por qué esto me afecta tanto?

Si te ha interesado este artículo y te gustaría recibir más sobre estilo de vida saludable, únete al canal de WhatsApp de Cuerpomente.