La infancia es una etapa de aprendizaje guiada por la curiosidad y debiera desarrollarse en un ambiente familiar y social de confianza y seguridad.
Sin embargo, es inevitable que en algún momento los niños se enfrenten a situaciones difíciles o traumáticas, como la pérdida de un ser querido, una separación familiar o incluso eventos que afectan a una comunidad entera, como ha sido el caso de las inundaciones provocadas por la gota fría o DANA en Valencia y Castilla-La Mancha.
Para los padres y educadores, una de las mayores preocupaciones es cómo abordar los acontecimientos dolorosos que alteran la vida normal de una manera que los niños puedan comprenderlos sin sentirse abrumados.
Los educadores y psicólogos recomiendan utilizar los cuentos, porque su lenguaje se adapta a las necesidades psicológicas de los niños mejor que las explicaciones que se dan los adultos entre sí y, desde luego, mucho mejor que las noticias de la televisión, internet y redes sociales.
¿Por qué un cuento es la mejor manera de explicar una desgracia a un niño?
Los cuentos ofrecen un medio seguro para explicar y procesar experiencias difíciles, porque utilizan símbolos y metáforas que permiten proyectar significados y emociones sin sentirse directamente amenazados. Los niños empatizan y se proyectan en los personajes que atraviesan situaciones similares a las suyas, lo que les ayuda enormemente a entenderlas y a no sentirse solos en la desgracia o en el caos.
Por eso, a menudo, después de escuchar o leer un cuento, los niños se sienten más abiertos a hablar de sus propios sentimientos, facilitando la comunicación entre padres e hijos y permitiendo que los adultos tengan una visión más clara de lo que los niños están experimentando.
El cuento no explica únicamente lo que ha pasado, sino que ofrece una solución o al menos un camino con esperanza. La magia de la narración hace que el hecho traumático se enmarque en un contexto lleno de sentido y estructurado con un inicio, un desarrollo y un desenlace. Esta secuencia permite que los niños sepan intuitivamente que cualquier desafío presentado en la historia eventualmente encontrará una resolución, lo que genera seguridad y confianza.
Los niños tienden a sentirse seguros en contextos predecibles, y la estructura de los cuentos les ayuda a entender que, aunque en la vida real las situaciones sean complicadas, hay formas de sobrellevarlas.
Aurora, la hormiguita que sale adelante
En la mayoría de los cuentos tradicionales los personajes atraviesan situaciones complicadas y pueden utilizarse para reforzar la comprensión y la resiliencia de los pequeños en cualquier circunstancia, pero la psicóloga Carmen Esteban ha escrito un cuento específicamente ideado para ayudar a los niños a superar el trauma causado por la DANA a los niños.
Esteban (@mipsicologainfantil en Instagram, donde cuenta con 166.000 seguidores), que es especialista en la etapa perinatal, infantil y adolescencia, ha decidido escribir el cuento "para poder explicar a los niños la magnitud de la tragedia con un lenguaje adaptado a edades tempranas".
Las protagonistas son hormigas que trabajan en equipo y se cuidan entre sí para salir adelante. Es una alusión a la unión de la comunidad, a la familia, los vecinos y los voluntarios, que han sufrido la desgracia, pero que está unida para superar la situación y comenzar de nuevo.
La intención del cuento es transmitir "sensación de control y de calma", así como un "mensaje esperanzador a través de valores como trabajo en equipo y la solidaridad".
Si quieres descargarte gratis el cuento puedes hacerlo aquí.
Los psicólogos explican cómo ayudar a los niños
Además de narrarles cuentos, existen otras maneras de ayudar a los niños a superar el trauma de la inundación y todas sus consecuencias.
- Los psicólogos de la Escuela de Salud del Hospital Sant Joan de Déu, de Barcelona, explican que es fundamental ser honesto con los niños, no mentirles ni ocultarles información, porque podrían sentirse confundidos o engañados. Añaden que no conviene obligarles a hablar, sino permitir que expresen sus emociones cuando se sientan cómodos.
- Según Avance Psicólogos, la misión de los padres y educadores es crear ambientes seguros para que los niños recuperen la sensación de estabilidad. Esto incluye mantener rutinas y límites claros, lo que ayuda al niño a reconectar con una sensación de control y seguridad.
- Una manera de que los niños expresen lo que sienten para integrar lo sucedido es dibujar, escribir o realizar otras actividades creativas para exteriorizar sus miedos o experiencias sin la presión de hacerlo verbalmente, explica la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.
- En situaciones de estrés, que pueden reproducirse durante días, semanas y meses en las familias que más han sufrido la tragedia, se puede enseñar a los niños a encontrar la calma con ejercicios de respiración profunda, que ayudan la rebajar la tensión emocional, añade Ruiz Mitjana.
- Hay que permitir que los niños muestren su tristeza, enojo o miedo si así lo sienten. No hay que censurarlos, sino escucharlos y acompañarlos. Hay que darles tiempo y espacio –aconsejan los psicólogos del Hospital Sant Joan de Déu– para que puedan recuperar la serenidad y la confianza.
- Finalmente los expertos recomiendan que, si el trauma afecta seriamente el bienestar del niño o interfiere con su vida cotidiana, es vital consultar con un psicólogo infantil especializado en traumas. Los profesionales pueden ayudar a que el niño integre la experiencia traumática de forma saludable, evitando problemas emocionales a largo plazo.