La felicidad es esa promesa que todos perseguimos, no siempre de la manera indicada. Las redes están inundadas de personas que parecen felices. Y ese verbo lo dice todo, parecen. Vidas prefabricadas, filtros y mentiras.

Son la constante en las redes, en internet y en ese mundo virtual que hemos creído y en el que invertimos tantas horas. La consecuencia inevitable parece ser una creciente insatisfacción que hace que nos preguntemos, cada vez con mayor urgencia, dónde se encuentra la verdadera felicidad.

Arthur C. Brooks, escritor y académico especializado en la felicidad, el liderazgo y el bienestar, tiene algunas respuestas. Para él, la satisfacción puede medirse por medio de una fórmula matemática. Y, usando la lógica matemática a nuestro favor, podemos conseguir (aunque no sin cierto esfuerzo) usarla para aumentar nuestra felicidad de forma exponencial. ¿Te animas a intentarlo?

Una fórmula matemática

Para Arthur Brooks, la felicidad, o la satisfacción, como queramos llamarla, se mide en base a una sencilla fórmula. “Tu verdadera satisfacción es todas las cosas que tienes divididas por todas las cosas que deseas”, asegura en un vídeo que compartió en sus redes sociales. Esta fórmula matemática es clave para que consigamos vivir con plenitud, y para ello tendremos que refrescar un poco algunos términos que quizá tengas oxidados.

“Tener más es un camino muy ineficiente”, asegura Brooks, “porque estás trabajando en el numerador de la ecuación de la satisfacción”. Da igual cuántas cosas tengamos, mientras no moderemos nuestros deseos, el resultado de esta ecuación seguirá siendo pequeño.

Por eso, afirma el experto, “trabajar en el denominador es mucho mejor, porque el denominador conducirá de manera confiable a una mayor satisfacción”. No importa que tengamos pocas cosas, si no deseamos demasiado. O lo que es lo mismo, “no es feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”, como dijo San Agustín.

Una cosa nos queda clara, para Brooks, “la cuestión no es tener más; es desear menos”.

Aprender a desear menos

Entendida la fórmula matemática, quedamos indefensos ante una gran realidad. Ser felices consiste en desear menos, pero ¿cómo lograrlo en un mundo que incita al consumismo de forma constante? Vivimos en un sistema consumista, en el que la publicidad consigue crearnos nuevas necesidades cada día. Rebelarnos contra este sistema, empezando a moderar el deseo, es esencial para mejorar nuestra satisfacción personal.

No es una tarea sencilla, ni mucho menos, pero estos son algunos primeros pasos que pueden acercarnos al objetivo:

  • Practica la atención plena. Esta técnica te ayudará a estar presente en el momento actual, reconociendo tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. Al ser conscientes de tus impulsos y deseos, puedes gestionarlos de manera más efectiva y evitar las respuestas automáticas que nos llevan a tapar con consumismo problemas más profundos. No en vano fue Buda el primero en advertirnos del riesgo del deseo y el apego.
  • Acepta la impermanencia. Lo único constante en esta vida, es que nada es constante. Tanto las personas como sus circunstancias cambiarán de forma constante. Aceptar la naturaleza transitoria de la vida te ayudará a desapegarte tanto de los objetos materiales como de los deseos superficiales, enfocándote en lo verdaderamente esencial.
  • Desarrolla una perspectiva más equilibrada. Aquello a lo que más nos aferramos es a nuestras ideas. Evita aferrarte a un solo punto de vista. Sé flexible y considera diferentes perspectivas. Esto te permitirá adaptarte mejor a las circunstancias y reducir el apego a expectativas rígidas.
  • Cultiva la gratitud. Apreciar lo que ya tienes, en lugar de anhelar constantemente lo que crees que te falta, te ayudará a reducir significativamente el deseo. Lleva un diario de gratitud, en el que apuntes aquello que agradeces cada día, para reconocer y valorar las cosas positivas de tu vida.
  • Fomenta la autocompasión. Trátate con amabilidad y comprensión, especialmente cuando enfrentes desafíos o cometas errores. La autocompasión te permite reconocer tus propias necesidades y emociones sin recurrir al consumo como mecanismo de compensación.
  • Establece conexiones significativas. Dedica tiempo a fortalecer relaciones con familiares y amigos. Las conexiones humanas profundas ofrecen satisfacción y sentido, reduciendo la necesidad de buscar felicidad en bienes materiales. Además, está demostrado que son el principal predictor de felicidad en el mundo moderno.
  • Realiza actividades que te nutran. Disfruta de tus hobbies, haz voluntariado o dedica el tiempo a conectar con aquello que le da sentido a tu vida. Conecta con la alegría y el propósito para alejarte del deseo vacío.

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