Las personas de las que nos rodeamos generan un impacto profundo en nuestras vidas. Como dijo Jim Rohn, empresario estadounidense, “eres el promedio de las cinco personas que te rodean”. Si son gente tóxica, manipuladora y, en general, malas personas, sin duda alguna acabarán afectando de forma negativa a tu vida.

Por el contrario, como siempre nos recuerda la gran Marian Rojas Estapé, rodearte de personas vitaminas (lo contrario a personas tóxicas) puede incrementar tu vida de forma sorprendente. Solo necesitas tres cosas para conseguir este camino: conocer las señales que indican que alguien es mala persona, disponer de una estrategia eficaz para alejarte de este tipo de perfiles y contar el valor (y el amor propio) para cortar de raíz estas relaciones. ¿Te atreves a intentarlo?

¿Qué define a una mala persona?

Según la psicóloga Macarena Liliana Núñez, una mala persona no se define simplemente por acciones puntuales de desagrado o errores que todos podemos cometer, sino por un patrón constante de intencionalidad en el daño que causa. Estas personas carecen de empatía y buscan, de forma deliberada o encubierta, aprovecharse de los demás o causarles sufrimiento. Reconocerlas implica observar su comportamiento a lo largo del tiempo y prestar atención a las señales que emiten. Algunas de las más características que pueden delatar a una mala persona según la psicología son las siguientes:

  1. Egoísmo. Las malas personas acaban revelando que su interés por los demás es estrictamente condicional. Puede que te engañen durante algún tiempo, pero acabarás dándote cuenta de que solo se muestran amables o atentos cuando consiguen algo a cambio. Una vez dejas de serles útil (y en algún momento, pasará), su atención desaparecerá.
  2. Envidia. Las personas tóxicas no toleran que otros reciban más atención que ellos, o disfrutan de sus éxitos si estos no los involucran de forma diferente. Son envidiosas y celosas, en muchas ocasiones. Esta envidia se puede manifestar en forma de comentarios sarcásticos, intentos de minimizar los logros ajenos y, en el peor de los casos, sabotaje.
  3. Actitud negativa. Es curioso como muchas de estas personas con perfiles tóxicos tienden a tener una visión muy pesimista del mundo, que pueden acompañar con un profundo victimismo. El problema es que esta actitud negativa la proyectan continuamente en sus relaciones, y puede llegar a ser un auténtico problema. A este tipo de personas, que te drenan la energía con negatividad, se las conoce popularmente como “vampiros energéticos”. Te darás cuenta de que estás ante alguien así porque es difícil mantener una interacción positiva con este tipo de personas.
  4. Falta de empatía y remordimiento. Tal vez el rasgo más distintivo de las malas personas es que no sienten culpa por el daño que causan, y rara vez asumen la responsabilidad de sus actos. Incluso cuando enfrentan las consecuencias de su comportamiento, buscarán culpar a otros o minimizarán su impacto.
  5. Manipulación. Y pese a esta aparente falta de culpabilidad, suelen saber usarla muy bien en su propio beneficio. Lo hacen por medio de la manipulación. Estas personas suelen usar a los demás como piezas de su tablero, buscando controlar sus acciones y decisiones para obtener un beneficio propio. La manipulación puede ser directa, como una petición constante de favores bajo coacción emocional, o sutil, al plantar ideas que lleven a los otros a actuar en su beneficio.

Estrategias para alejarte de una mala persona

Como sucede con muchos problemas de la vida, reconocerlo es siempre el primer paso. Así que, si ya has conseguido identificar a esa mala persona que envenena tu felicidad, solo tienes que reunir el coraje necesario para dar el paso y separarte. Puede ser duro, en especial cuando se trata de un amigo cercano, un familiar o un compañero del trabajo al que ves cada día. Pero con estas tres estrategias lo conseguirás.

Valida tus emociones

Las emociones que una persona despierta en ti son la pista definitiva. Si alguien te hace sentir constantemente insegura, ansiosa o emocionalmente agotada, es momento de analizar esa relación. Y necesitas validar tus emociones para conseguirlo. No vale decirte a ti misma que “no puedes enfadarte así con tu madre” o “no es justo que pienses eso de tu mejor amiga”. Es justo, puedes enfadarte y sentirte cómo sea que te sientas. Así que date permiso para vivir tus emociones de forma honesta y segura, y habrás dado el primer paso para alejarte de las malas personas que contaminan tu vida.

Cuando algo no se siente bien, hay razones válidas para ello. Reconocer el problema implica aceptar que esa relación no es saludable. Y no se trata de buscar culpables, sino de ser honesta contigo misma sobre el impacto que esa persona tiene en tu vida. Es un paso difícil, pero es liberador.

Establece límites claros

Una vez que hayas podido reconocer la necesidad de tomar distancia y hayas validado lo que sientes, es crucial que establezcas límites con esa persona. Esto no quiere decir que debas iniciar un enfrentamiento ni una discusión de forma agresiva, pero sí debes empezar a comunicar tus necesidades y límites de forma clara y firme.

Puedes empezar a hacerlo siguiendo estas tres reglas:

  1. Evita situaciones que te obliguen a interactuar con esa persona más de lo necesario.
  2. Si el contacto es inevitable (porque, por ejemplo, se trata de un compañero de trabajo), mantén las conversaciones en un nivel estrictamente neutral. No prolongues las interacciones más de lo necesario.
  3. No cedas ante intentos de manipulación o chantaje emocional.

Y lo más importante, recuerda que las personas manipuladoras usan tus emociones en tu contra. Por tanto, no les expliques lo que estás sintiendo. En su lugar, comunica únicamente tus necesidades, de la forma más asertiva y clara. Por ejemplo, en vez de decirle a tu compañero de trabajo que te frustra que te deje todo su trabajo a ti y que ya estás cansada (has mencionado dos de tus emociones), dile: “Entiendo que tienes muchas responsabilidades, pero también estoy al máximo de mi capacidad. Necesito centrarme en mis propias tareas para cumplir mis plazos”. De esa forma, evitarás exponerte emocionalmente y comunicarás el límite de forma clara, asertiva y empática.

Busca apoyo emocional

Alejarte de esa persona no va a ser fácil. Probablemente, esta persona que ha estado manipulándote y jugando contigo no vaya a facilitarte la salida, no te va a poner las cosas sencillas. Por eso, necesitas contar con una red de apoyo.

Habla con tus amigos, familiares o incluso con un terapeuta sobre tus sentimientos y las dificultades que enfrentas en este momento. El apoyo emocional no solo te ayudará a mantener la perspectiva, sino que te proporcionará las herramientas necesarias para manejar el impacto de toda esta situación. No dudes en buscar ayuda profesional si sientes que el proceso te supera.