La Dra. Cortney Warren, psicóloga clínica formada en Harvard y experta en relaciones, explica en una colaboración con el medio estadounidense CNBC que las relaciones sanas no pueden ser codependientes, pero sí interdependientes. La diferencia entre estas dos palabras son clave, porque indican cómo se desarrollará la relación en muchos aspectos.

Un vínculo codependiente se basa en la veneración de la pareja, en sentir una devoción intensa y malsana hacia el otro, y depende demasiado de la relación. En cambio, la interdependencia radica en la comprensión de que toda relación es esencialmente una colaboración. Las parejas interdependientes se apoyan mutuamente, toman decisiones de forma compartida, establecen límites saludables y respetan la individualidad del otro. Y jamás dirían alguna de estas nueve frases que te dejamos a continuación, porque comparten un vínculo sano.

No necesito nada

En las relaciones basadas en la codependencia, es habitual que se intenten ocultar, negar o ignorar las emociones propias y las experiencias internas, para así centrar toda la energía en estar disponible para la otra persona. Es decir, se anulan las necesidades propias en pro de las del otro.

Esta conducta, calificada por la Dra. Warren como “autosacrificio”, nace de un intento inconsciente de mantener el control. Sin embargo, negar las necesidades propias no nos lleva a ningún sitio: todos tenemos necesidades.

¿Cómo podemos reconducir esta frase hacia una actitud más saludable? La experta afirma que el objetivo interdependiente es que tanto las necesidades, como los deseos, sueños o anhelos de ambas partes de la relación, sean apoyados, valorados y honrados por el otro, sin que nadie le pida al otro que dé demasiado.

Todo está bien

La siguiente frase que nos presenta la Dra. Warren es “todo está bien”. No en un contexto cualquiera, sino con frase recurrente cuando se intenta abordar cualquier tensión dentro de la relación.

Como bien explica, la experta, la codependencia nace de la necesidad de mantener la relación a toda costa, porque el bienestar y la seguridad de una persona se basa en mantener ese vínculo. De ahí que quienes se encuentran en este tipo de relaciones, suelan evitar los conflictos tanto como sea posible.

En lugar de comunicar lo que sienten, piensan o su perspectiva personal cuando surge un roce, las parejas codependientes adoptan una postura pasivo-agresiva, o una actitud evitativa y distante.

En contraparte, en los vínculos sanos, los conflictos son una oportunidad para compartir sentimientos, deseos y pensamientos, escuchando siempre a la contraparte y siendo conscientes de que este proceso, lejos de romper la relación, puede fortalecer el vínculo, incluso cuando no haya un consenso.

No puedo decirte que no

Incluso cuando esta frase se dice entre risas, como una broma, puede ser una señal de que algo va mal en la relación. A las personas codependientes, como explica la Dra. Warren, les cuesta mucho decir que “no” o establecer límites saludables. Satisfacer las necesidades de los demás les parece siempre más importante que atender las propias.

Esta incapacidad de decir no puede derivar del miedo al rechazo o al ridículo. Por eso, prefieren hacer lo que otros quieren, incluso cuando no les conviene. O permiten comportamientos desagradables, permitiendo que se traspasen sus límites y sus valores personales.

Por contrapartida, las personas que tienen vínculos interdependientes entienden que no hay nada de malo en decir “no” y en poder límites sin miedo a las represalias. Reconocen que el respeto que reciben de su pareja y saben que no hay nada de malo en decir “no” con autenticidad.

Mis sentimientos no son importantes

Seguro que ya ves cierto patrón en estas frases. Las personas que mantienen relaciones codependientes no respetan demasiado sus propias emociones, se ven influenciados por los comentarios de los demás y tienden a sentirse confusas o inseguras sobre sus propios sentimientos. Es habitual, por tanto, que nieguen, alteren o minimicen lo que sienten en un intento de mantener la relación.

Cuando hablamos de relaciones, la Dr. Warren explica que es normal que a veces no estemos seguros de cómo nos sentimos. Pero en un vínculo interdependiente esto no tiene por qué ser un problema. Las personas que comparten relaciones saludables se esfuerzan por comprender, procesar y explorar sus auténticas emociones de forma interna, para luego poder compartirlas con el otro desde la honestidad.

¿Estás enfadado conmigo?

Esta frase, en cualquiera de sus variables, y en especial cuando se vuelve compulsiva, es una señal de que algo va mal dentro de la relación. Para muchos de nosotros, lidiar con la crítica y el enfado es muy complicado, porque nos sentimos mejor cuando los demás se muestran de acuerdo con nosotros. Para quienes están en relaciones codependientes, esta sensación de rechazo, de no ser deseado, puede ser insoportable.

Esto hace que se centren de forma compulsiva en la opinión que su pareja tiene de ellos, comprometiendo incluso su propia identidad e individualidad con tal de conseguir la aprobación del otro.

Si te sientes identificada con todo esto, la Dra. Warren recomienda seguir el ejemplo de las parejas interdependientes. En este tipo de relaciones el objetivo es escuchar la perspectiva del otro y responder de forma respetuosa. Es importante trabajar la comprensión profunda de que nuestro valor personal no depende de lo que hacemos, ni siquiera de lo que somos.

El valor de cada persona se encuentra en el simple hecho de existir, como un recién nacido que acaba de llegar al mundo. No ha hecho nada, aún no es más que un pequeño ser humano. Y precisamente por eso, es valioso, hermoso y merecedor de amor.

No puedo estar solo

La siguiente frase que encontraremos en relaciones codependientes, según la experta, es "no puedo estar solo". Nace, sin duda, de la sensación de falta de valor que aquellos que mantienen vínculos codependientes sienten cuando no están en una relación.

Es por eso por lo que las vemos saltar de relación en relación, incapaces de permanecer solteros. Necesitan tener a alguien a quien cuidar, por lo que cuando cortan con alguien, buscan llenar ese vacío con otro vínculo codependiente.

Por el contrario, en las relaciones interdependientes saludables, sabes que eres una persona completa, con objetivos, intereses y una identidad propia, tengas o no tengas pareja. Estas personas, tanto si están solteras como si están en una relación, aprovechan al máximo su tiempo a solas, porque saben que su valor no depende de cuidar a los demás.

Nunca me dejes

Pedir a tu pareja que no te deje nunca es un claro signo de que sufres codependencia. Es habitual que quienes se encuentran en este círculo vicioso de dependencia sientan que no pueden confiar en los demás. El miedo al abandono puede convertirse en el centro de su atención. Intentan serlo todo para el otro, prestando especial atención a sus emociones, para evitar ser abandonados.

Sin embargo, en los vínculos interdependientes existe la conciencia de que si bien es posible que temas que una relación acabe algún día, es importante apreciar el presente. En lugar de poner el foco en el miedo, se coloca en la motivación de construir una relación saludable.

No soy lo suficientemente bueno

Las personas con relaciones codependientes suelen tener una baja autoestima, así como una percepción bastante inestable de su propio valor personal. Son críticos consigo mismos y con los demás, buscando constantemente la validación externa.

En las relaciones interdependientes, las personas se esfuerzan por echar un vistazo hacia el interior, por asumir su propio valor y apoyarse en sus seres queridos cuando lo necesitan.

¿Me quieres de verdad?

En las relaciones codependientes, es habitual buscar la seguridad en la pareja, ya sea preguntándole si el amor que siente es real, pidiendo cumplidos o demandando un contacto constante.

Por el contrario, en las relaciones interdependientes, existe el deseo de conectar y crear vínculos con la pareja, pero aceptando las necesidades de forma directa, y discutiéndolas en pareja de forma colaborativa y respetuosa, en lugar de parecer pegajoso o necesitado.