En 2021, la Unión Europea prohibió determinados plásticos de un solo uso, como cubiertos, platos y pajitas. Los fabricantes de alimentos y bebidas respondieron reemplazándolos por alternativas aparentemente más sostenibles a base de papel o cartón, pero la decisión no fue acertada.

Diferentes investigaciones muestran que las pajitas y los vasos de papel contienen unas sustancias denominadas PFAS (sustancias polifluoroalquiladas y perfluoroalquiladas) que son contaminantes ambientales y tóxicas.

Estas sustancias forman parte de la película que recubre el interior de pajitas y vasos para hacerlos impermeables a los líquidos. Es decir, impiden que el vaso de café se deshaga en las manos. 

El problema es que al beber a través de las pajitas o del vaso de papel, se pueden ingerir los PFAS. Esta ingesta no provocará una enfermedad grave a corto plazo, pero podría minar la salud a medio y a largo plazo.  

Tóxicos en el 90% de las cañas y vasos de papel

Un estudio realizado en la Universidad de Amberes, dirigido por el doctor, Thimo Groffen, analizó 39 marcas diferentes de pajitas de bambú, vidrio, acero inoxidable, plástico y papel. 

Los resultados mostraron que el 90% de las pajitas de papel contenían PFAS. Estas sustancias también estaban presentes en el 80% de las pajitas de bambú, en el 75% de las de plástico y en el 40% de las de vidrio. Las únicas que estaban totalmente libres de PFAS eran las pajitas de acero.   

Entre los PFAS hallados se encuentran algunos de "cadena ultracorta", como el ácido trifluoroacético (TFA) y el ��cido trifluorometanosulfónico (TMAS), que se consideran muy solubles, lo que significa que podrían filtrarse fácilmente de las pajitas a las bebidas.

¿Las pajitas de papel suponen un riesgo para la salud humana?

Las concentraciones de PFAS en las pajitas eran bajas, pero hay que tener en cuenta que estas "sustancias químicas persistentes" pueden permanecer en el cuerpo durante muchos años. La acumulación puede acabar produciendo problemas de salud.  

Según los informes científicos de la Unión Europea, los PFAS "pueden provocar problemas de salud como daño hepático, enfermedad de la tiroides, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer". 

También son un problema ambiental

Los PFAS del menaje desechable acaban en el medioambiente, donde pueden perjudicar la flora y la fauna. Pero además, su producción no es sostenible:

  • Producción intensiva: fabricar estos utensilios requiere talar árboles y consumir grandes cantidades de agua y energía.
  • No se reciclan: el problema del plástico era que acababa en los vertederos y en el mar, pero los productos de papel con uso alimentario tampoco se reciclan; solo un pequeño porcentaje de vasos y cañas se recicla efectivamente, terminando la mayoría en vertederos o incineradoras.

La solución más ecológica y saludable

Todo indica que las soluciones de un solo uno no son adecuadas por motivos ambientales y de salud. El usar y tirar nunca será una buena opción. Por lo tanto, deberíamos acostumbrarnos a utilizar cañas, tazas, platos y cubiertos de materiales inocuos y resistentes que pueden usarse indefinidamente. 

Las cañas de acero inoxidable no presentan ningún problema. Tampoco las tazas de vidrio o cerámica. 

La próxima vez que entres es un local para llevarte un café, ves con tu taza y pide que te la rellenen. Estarán encantados y tú podrás disfrutar de la bebida con la seguridad de que no estás introduciendo nada extraño y tóxico en tu cuerpo. 

Los PFAS se hallan también en otros lugares

Por desgracia, renunciar a las pajitas, vasos y platos de papel o cartón no te van a poner a salvo de los PFAS. Estas sustancias se encuentran literalmente por todas partes. 

  • Artículos del hogar: sartenes antiadherentes, alfombras y muebles resistentes a manchas, protectores de colchón, pinturas para pared.  
  • Productos de belleza: maquillaje, labiales, esmaltes de uñas, cremas, rímel, etc.
  • Ropa y zapatos con propiedades impermeables o repelentes al agua.  
  • Menaje: cajas de pizza y otros envases de comida rápida, papel encerado y de hornear,   
  • Productos cosméticos y de higiene: hilo dental, productos de limpieza, champús, papel higiénico, tampones, compresas
  • Otros: aparatos electrónicos y espuma contra incendios.

Una manera de reducir la exposición a PFAS es elegir productos naturales y si siempre que sea posible con una certificación natural o ecológica como COSMOS o ECOCERT.