Nuestra mente siempre quiere tenerlo todo bajo control, ya que es la manera en la que se siente a salvo. Es por eso que, cuando ciertos factores aparecen o desaparecen de repente de nuestras vidas, nos sentimos tan vulnerables y los percibimos como una amenaza a nuestra seguridad y a nuestro bienestar. Sentimos inseguridad.
Meditar puede ayudarte a anclarte a tu cuerpo como un lugar seguro.
Es justamente esa necesidad de control la que nos aparta realmente de ese bienestar tan anhelado, aportándonos por el contrario ansiedad y frustración. Aunque nos sea difícil de reconocer, el control nunca está en nuestras manos.
El funcionamiento inteligente del universo es mucho mayor de lo que podemos imaginar y, por lo tanto, también mucho mayor de lo que podemos controlar.
Qué hacer sientes inseguridad
Desde esta perspectiva parece que nuestra mejor opción para contrarrestar la inseguridad es rendirnos a esa inteligencia universal, entregarnos a ella confiando en su inmensa benevolencia y en la perfección de sus acciones.
Nada de lo que nos rodea es fijo o permanente, sino que todo es frágil y cambiante. Y, tal y como es, es perfecto. Todo lo que ocurre nos está aportando exactamente lo que necesitamos en relación al todo del que formamos parte, en relación al todo que somos.
Lo único seguro que sí que tenemos siempre es este momento presente y nuestro vientre, aportándonos seguridad y estabilidad desde el centro de nuestro cuerpo.
Ellos son nuestro anclaje a la seguridad disponible continuamente.
Es a ellos a los podemos volver una y otra vez mientras tomamos acción en nuestra vida y en la realidad que nos rodea, sea la que sea. Desde este anclaje, al que podemos acceder mediante una meditación sencilla, podemos entregarnos al misterio de lo desconocido con confianza.
Cómo meditar para anclarte a tu cuerpo como lugar de seguridad
Esta meditación guiada te ayudará a anclarte a tu cuerpo como lugar de seguridad cuando la inseguridad te invade.
- Encuentra una posición cómoda en la que puedas mantener tus pies pegados al suelo. Cierra tus ojos.
- Comienza a observar tu respiración, especialmente centrándote en cómo el aire infla y desinfla tu vientre.
- Deja que con cada respiración tu vientre se relaje un poco más mientras el aire lo mece.
- Ahora centra tu atención en el poder que reside en ese vientre relajado. Entra en contacto con la solidez, la estabilidad y la sensación de enraizamiento en él.
- Déjate sentir esas cualidades en tu cuerpo mientras observas cómo tu vientre se mece con tu respiración, incluyéndolo todo en tu espacio de conciencia.
- Ahora entra en contacto también con la confianza que se desprende de tu vientre, con esta mezcla de relajación y entrega, y a la vez de solidez y estabilidad.
- Desde aquí date cuenta de tu vida: tu familia, tu salud, tus relaciones, tu cuenta bancaria, etc. Ninguno de estos factores es seguro, todos pueden cambiar o desaparecer de un momento a otro aunque puedan aportar una sensación ilusoria de seguridad.
- No sabemos lo que ocurrirá al momento siguiente, forma parte del misterio de la vida. Siente las sensaciones presentes cuando estás en contacto con lo desconocido y con este misterio. Simplemente observa.
- Siente el anclaje a esta solidez relajada, a esta seguridad interna, que te aporta tu vientre.
- Desde este lugar interior deja que tu cuerpo se relaje poco a poco en ese misterio, entregándose a lo desconocido con confianza y apertura.
- Observa las sensaciones corporales que surgen en este proceso de entrega a la vida tal y como suceda.
- Poco a poco puedes empezar a moverte y a respirar más profundamente. Cuando lo sientas abre tus ojos.