El hábito de tener el control sobre nuestra vida y las circunstancias que vivimos en ella, se basa en una tendencia mental a mantener las cosas tal y como son, ya que nuestra mente encuentra una ilusión de seguridad en ello.
Este apego a mantenerlo todo en el lugar que creemos que le corresponde, a mantenerlo todo bajo control, nos lleva a no confiar en el despliegue natural de la vida y en su naturaleza cambiante. Incluso podemos percibir estos factores como una amenaza.
Normalmente esta dinámica vital es una fuente de sufrimiento, ya que todo está siempre en constante e inevitable cambio, por lo que intentar luchar contra ello nos resultará agotador.
Soltar el hábito mental de estar en control, sin embargo, nos relaja y nos lleva a vivir desde un lugar de confianza que nos permite fluir con la vida de forma ligera y disfrutar de lo que sea que surja en nuestro momento presente. Soltamos, por tanto, la resistencia al flujo natural de la vida y nos situamos en una actitud de celebración por ésta y por todo lo que tiene que ofrecernos.
El punto Hara
El punto Hara es un punto de energía importante de nuestro cuerpo que se sitúa unos centímetros por debajo del ombligo. Se dice que el Hara es el punto de contacto entre el cuerpo y el alma, ya que es el centro por el cual el alma entra a la vida física, y también por el que sale.
El punto Hara es el centro donde se concentra nuestra energía vital.
Según el gurú espiritual indio Osho, para sentirnos centrados en nuestra vida necesitamos estar en contacto con este punto. Es esencial centrarse, sino nos sentimos fragmentarios, como si nuestras partes no estuvieran enlazadas y trabajando conjuntamente para nuestro propósito. Sin un centro podemos hacer las cosas rutinarias de la vida y vivir al mínimo, pero no podemos ser creativos y expandirnos. Solo centrándonos podemos vivir al máximo, y esa es la única manera de vivir de verdad.
Cuanto más nos concentremos en el punto Hara, menos preocupados estaremos sobre la vida y la muerte y, por tanto, nuestros miedos disminuyen. Esto hace que podamos vivir de forma más valiente, auténtica y sincera.
Cómo meditar en el punto Hara
Puedes hacer esta meditación por la mañana al levantarte o antes de irte a dormir. Si te comprometes con este hábito por un período de tres meses, podrás notar sus efectos en ti.
- Puedes ponerte cómoda o cómodo tomando una posición sentada y cerrando tus ojos.
- Empieza, simplemente, notando tu cuerpo. Siente cómo está en este momento, qué es lo que está vivo en él, cómo se encuentra, cómo te encuentras. Siente las sensaciones y emociones presentes.
- Ahora puedes hacerte consciente del espacio que te rodea. Lleva tu atención ligeramente a ese espacio.
- Puedes ir un poco más allá y centrar tu atención en el espacio infinito, en el todo.
- Trae tu atención ahora poco a poco hacia tu vientre, observándolo en su conjunto reposando tu atención en él, ligeramente.
- Concentra tu atención en el punto Hara, que está justo debajo de tu ombligo y dentro del vientre. Para localizarlo puedes palpar con tu mano ese punto y presionarlo, para tomar esa sensación de ligera presión como referencia. Simplemente reposa tu mente y tu atención en ese punto.
- Puedes sentir como tu energía se concentra en él. Puedes visualizarte encogiéndote más y más hasta que eres del tamaño de ese punto, y por tanto toda tu energía se concentra ahí.
- Déjate sentir el centramiento que te aporta la concentración de energía en ese punto medio de tu cuerpo. Respira profundo dando espacio para estas sensaciones mientras mantienes tu atención en el punto Hara.
- Centra toda tu atención y presencia en él.
- Cuando lo vayas sintiendo, a tu ritmo, abre tus ojos.