Cada vez se sabe más sobre cómo influye la composición de nuestra microbiota en numerosas funciones del organismo. Una microbiota equilibrada y bien nutrida de ciertas bacterias se refleja, por ejemplo, en beneficios para el estado de ánimo o el estado de la piel. El consumo de alimentos ricos en bacterias probióticas beneficiosas, o bien en fibras prebióticas, las que alimentan a esas bacterias, es la manera de favorecer esa variedad y riqueza bacteriana de nuestra flora.
Lo que ahora un estudio ha descubierto es que tomando cierta combinación de bacterias probióticas, presente en la kombucha, las modificaciones que se producen en la microbiota pueden favorecer una activación del metabolismo de las grasas similar a la que se produce durante el ayuno.
Una bebida rica en bacterias probióticas que aceleran la quema de grasa
Cuando el cuerpo acumula grasas en el tejido adiposo lo hace principalmente en forma de triglicéridos, el tipo de grasa más abundante en el cuerpo humano. El cuerpo los acumula cuando se consume un exceso de calorías, en previsión de que pueda necesitarlos más adelante. Esos triglicéridos llegan al tejido adiposo o se liberan de él a través del torrente sanguíneo, y por eso los niveles de triglicéridos en sangre son un indicativo de la mayor o menos presencia de estas grasas en el organismo. Unos niveles altos de triglicéridos se asocian a mayor riesgo cardiovascular.
Uno de los efectos que el ayuno tiene en el organismo es una reducción de los niveles de triglicéridos y otros lípidos en sangre debido al uso más eficiente de las grasas acumuladas en el organismo. Científicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos, sostienen que ese mismo efecto es el que podría producir la kombucha, una bebida fermentada rica en bacterias probióticas de las familias de Acetobacter, Lactobacillus y Komagataeibacter.
Para ello se basan en los resultados obtenidos en una investigación publicada recientemente en la revista Plos Genetics, realizada con animales de laboratorio. Tras administrar esa combinación de bacterias a nematodos del género C. elegans, demostraron que el té de kombucha puede influir sobre el metabolismo para favorecer una reducción de las reservas de grasa. Según explican los mismos investigadores, las bacterias y levaduras que forman la kombucha podrían "reprogramar el metabolismo" para quemar más grasa, aunque ahora habrá que comprobar si el efecto se reproduce en los seres humanos.
La kombucha es una bebida fermentada a la que se han atribuido numerosas propiedades beneficiosas, precisamente por su riqueza en bacterias probióticas. Uno de esos beneficios es, por ejemplo, la reducción de los niveles de glucosa en sangre en ayunas. También se le atribuye la capacidad para aliviar la digestión, proteger el hígado y mejorar el metabolismo.
Los investigadores de Carolina del Norte, liderados por Robert Dowen, quisieron comprobar si esta última afirmación era cierta y, en su caso, ahondar en los mecanismos que podrían llevar a esa mejora del metabolismo. Al administrar esas bacterias a los nematodos fue una sorpresa mayúscula comprobar que se producían cambios metabólicos similares a los que se producen durante el ayuno: las bacterias alteraban la expresión de genes implicados en el metabolismo de las grasas aumentando el número de proteínas capaces de descomponer grasas y reduciendo el número de proteínas que favorecen la acumulación de células grasas, en concreto del tipo triglicéridos. Esto se traducía en una reducción en las reservas de grasas.
"Ayunar" sin dejar de comer
Según los investigadores, estos efectos podrían darnos una pista de cómo actuarían las bacterias que forman la kombucha en el metabolismo humano, sin olvidar que de momento los efectos no se han demostrado ni estudiado en personas.
"Nos sorprendió comprobar que los animales que seguían una dieta que incluía las bacterias probióticas que se encuentran en el té de kombucha presentaban una menor acumulación de grasa, menores niveles de triglicéridos y un gotas lipídicas más pequeñas -orgánulos que almacenan los lípidos en las células- que los que seguían otras dietas", explican los autores de la investigación. "Esto sugiere que las bacterias de la kombucha activan un estado similar al ayuno en el organismo huésped incluso aunque este reciba suficientes nutrientes a través de la dieta."
Cómo se elabora la kombucha y cómo se toma
La kombucha o té de kombucha se elabora utilizando lo que se conoce como un SCOBY, una madre como la del vinagre, pero específica de esta bebida. Esa "madre", de aspecto marronoso y viscoso, está formada por una colonia simbiótica de bacterias y levaduras que, al ponerse en agua con té y algún tipo de azúcar, fermenta y produce una bebida ligeramente espumosa y rica en probióticos. El azúcar se puede incluir en el té en forma de fruta, por ejemplo con unos dátiles u otra fruta desecada.
La receta básica de kombucha admite múltiples combinaciones, ya que se le pueden añadir variedad de ingredientes para transformar su sabor. Actualmente, de hecho, es muy fácil encontrar kombucha ya preparada en las tiendas de alimentación saludable y establecimientos modernos. Kombucha con limón y jengibre, con frutos del bosque, con piña y hierbabuena... las combinaciones son casi infinitas.
La kombucha se toma como cualquier bebida, entre horas como refresco o con las comidas. Si la has probado alguna vez y no te ha maravillado su sabor avinagrado, quizá puedas experimentar con la variada oferta de kombuchas del mercado, pues las hay para paladares acostumbrados a las experiencias fuertes pero también opciones muy suaves que gustan más a los no iniciados.
Los expertos recomiendan no iniciarse con la kombucha con grandes cantidades, sino empezar poco a poco, para ir acostumbrando al sistema digestivo, no más de 110 ml al día. Con el tiempo, si sienta bien, se puede aumentar la cantidad. Si haces tu propia kombucha casera, asegúrate de que huele y sabe bien (un sabor algo avinagrado es normal) y deja de tomarla si ves que te produce muchos gases.
También conviene fijarse en la etiqueta para descartar azúcares añadidos, o por lo menos para ser consciente de si los tiene: unos 4 gramos de azúcar equivaldrían a 1 cucharada de azúcar.
Finalmente, ten en cuenta que, como resultado de la fermentación, se produce una pequeña cantidad de alcohol. La cantidad de alcohol en la kombucha es mínima, lo que permite comercializarla como bebida sin alcohol, pero si no debieras probar el alcohol entonces la kombucha estaría desaconsejada.